Un de esos días en los que muchas notas se reportearon,
llegaron a la redacción del La Voz y las analizaron,
mientras que decidía cual, de portada, le avanzaron,
pues tenían que decidir ¿Cuál sería la de ocho?, y lo consensaron.
No se dieron cuenta que a un lado la Huesuda los observaba,
mientras que Sara muy relajada de reojo la contemplaba,
se ponían nerviosos, pues de neblina el lugar se llenaba,
Diego le mandaba Whats y le decía que si la entrevistaba.
Ni Juanjo, ni Genaro sabían qué hacer con la intrusa,
pues se sabía de todas, todas, no era tan ilusa,
en eso entraban los Jorges y Rebeca, quien se quedaba confusa,
pues no sabían que decir o pensar en alguna escusa.
Llego Griselda y le dijo que no podía estar en la sala de redacción,
porque en lugar de causales miedo, para todos era una distracción,
furiosa se levantó y por la redacción la Huesuda se elevó,
y hasta al licenciado con un conjuro al inframundo a todos se los llevó.