Cuentas Pendientes

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Por Aarón Quiñones

Llegó marzo: Llegó marzo y con él, cambios importantes dentro de la muy amplia plantilla de trabajadores de confianza que encabezan oficinas de la Fiscalía General, de la Secretaría de Educación, de la Secretaría de Salud y de otras dependencias más pequeñas, pero que significan un fuerte gasto para la administración de Esteban Villegas Villarreal.

Es una tarea difícil dejar sin trabajo a muchas personas siendo el gobierno la principal fuente de empleo en el estado, sin embargo, es un ajuste que se tiene que hacer, primero, para que dejen de ser “paga nóminas” porque es para lo único que alcanza y segundo, para sacar todo resquicio de la gente del anterior gobernador.

Se tuvieron que ir los becados del gobierno de Aispuro, los que ganaban más de 30 mil pesos al mes en una oficina inventada y que no hacían más que reenviar mensajes por WhatsApp, se tuvieron que ir los que no tenían la certificación profesional que su área requería, se fueron los que se pasaron de listos pagando facturas personales con dinero público y se van a ir los que nada más se están haciendo locos para ver cuánto tiempo más “aguantan” esperando una jugosa liquidación y con esto hacer más daño a las finanzas públicas.

Esta semana que comienza los cambios se van a ver reflejados desde los puestos más sencillos como oficinas de comunicación hasta direcciones y subdirecciones, ya hubo dinero para poder pagar esos despidos, que hay que repetirlo es malo porque es la única fuente de empleo más o menos bien pagada en el estado, pero que al final de cuentas beneficia más al ciudadano que sus impuestos no se vayan en pagarle nómina a otro ciudadano.

Vaya lío: Vaya lío que traen en la Subsecretaría de Transportes del estado, el poblemón en que se metieron al destapar todas estas placas de taxi clonadas que circulan en Durango y en La Laguna. Más de 700 juegos de una placa original-oficial y otra hecha de plástico circulaban en igual número de vehículos por la ciudad.

Pero qué quiere decir esto, que los concesionarios “vivos” tomaban su juego de dos placas y las usaban en dos vehículos con características similares, algunos para no llamar la atención de las autoridades realizaban copias con plástico y hasta que eran descubiertas por los inspectores se podían retirar.

El transporte público, sobre todo el tema de las concesiones para taxi, tiene una larga historia de polémicas por el número que se le dio a ciertas personas, como ejemplo el propio líder de la Alianza y exregidor Raúl Medina Samaniego decían las malas lenguas que tenía más de 20 juegos solo de taxi, y otros tantos de rutas de camiones. Que sí es legal, ese es el problema, la reglamentación de este segmento es difícil, los transportistas son huesos duros de roer y tienen muy comprometido cada paso que dan para poder de alguna manera tomar algo de ventaja.

Aquí y ahora se gesta un caos por la entrada e instalación de plataformas de transporte que no usan concesiones del estado, hay un gran descontento de parte de los transportistas que extrañamente no han hecho nada, algo raro pasa porque en otros estados la violencia escaló a las agresiones con arma de fuego y las amenazas, sin embargo, en Durango alguien los ha detenido.

Una fuente involucrada en este asunto mencionó que las plataformas le están pagando una gran cantidad de dinero a los inspectores de transporte para que los dejen trabajar, eso quiere decir que hay una protección por parte de las autoridades, como también la hubo para los que comenzaron a clonar placas.

Ya viene el 8 de marzo: Ya viene el 8 de marzo, ya vienen las protestas, ya vienen las manifestaciones y por supuesto el miedo de las instituciones a los daños. Cómo cada año las mujeres salen a la calle a levantar la voz y a pedir justicia por todo el daño sufrido por un sistema patriarcal que las condena a no recibir justicia, a la desigualdad laboral, al acoso callejero, a la violencia intrafamiliar.

La mujeres deben de salir, levantar la voz y señalar a quien en su momento las violentó, así debe de ser y si en su forma de manifestar el enojo está pintar edificios o causar algunos daños hay que entenderlas y respetarlas, más daño han sufrido por no recibir justicia pronta y expedita como debería de ser.

En ese sentido hay opiniones encontradas, hay quienes defienden a ultranza el “derecho” de las manifestantes a hacer desmanes y causar estropicios en lugares del Centro Histórico, pero está la otra parte tal vez más conservadora que defiende su punto de vista en el que se puede manifestar, pero sin la necesidad de hacer daños, como en su momento lo hizo la gente para defender al INE, pero entonces si es una marcha pacífica va a tener el mismo impacto que una donde se pinten y se rompan cosas.

Las autoridades como en este caso la Secretaría de Seguridad Pública y la dirección de Seguridad, estatal y municipal, están preocupadas porque ni juntando a todo su personal femenino les alcanza para hacer presencia en esta marcha, que si bien es corta en distancia, para las corporaciones es eterna.

Si las policías intervienen se ven mal, si no intervienen se ven peor, si tratan de evitar la violencia son violentadas, entonces qué se puede hacer con un grupo de mujeres furiosas que se manifiestan precisamente contra la opresión que instituciones del estado han ejercido contra ellas, pero a la vez están ejerciendo violencia mujeres contra mujeres.

Es un tema muy delicado sobre todo cuando hay daños a terceros y qué quiere decir esto, que justos pagan por pecadores al momento de las pintas, hay edificios que no tienen nada que ver con la causa, pero aún así sufren de pintas, en ese sentido se sabe que ya la Iglesia está pidiendo la intervención primero de la autoridad municipal y luego de la estatal para proteger un bien arquitectónico y cultural de todos los duranguenses como es la catedral que ya sufrió esta furia, pero entre la burocracia se andan echando la “bolita” con ese tema de las vallas, que aquí no es, que vaya con el de la Feria, en fin, ojalá se pongan de acuerdo y le brinden algo de protección al único edificio que le queda a Durango en donde los turistas se retratan.