¿Miedo y decisiones?

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MTF. Alfredo Arévalo

La inseguridad en la toma de decisiones es algo muy común, y por ello es una tarea a la que no podemos renunciar, ni podemos delegar, pues las decisiones nos marcan el camino que buscamos en nuestro futuro, incluso cuando decidimos no decidir nada estamos decidiendo. Esta decisión puede abrumarnos y causarnos angustia en algunas situaciones, y nos sentimos agotados de pensar, o se puede presentar el arrepentimiento constantemente.

Decidimos todo el tiempo, y se hace de manera automática, estas circunstancias pueden generarnos cansancio o angustia, sencillamente porque elegir implica a la vez dejar muchas otras cosas, tomamos un camino y dejamos miles de otros caminos atrás, la angustia se genera por esa pérdida y por no poder elegir todo.

Entonces elegir no sólo se trata de escoger la opción más adecuada para mí sino, también se trata de la renuncia de algo; aprender a renunciar a todo aquello que podría haber sido, pero por mi elección ya no es.

Dentro de elegir se encuentra una responsabilidad que pocas veces se hace de manera consciente, se evalúan muchas situaciones dependiendo de nuestras necesidades personales, si ponemos a varias personas a elegir lo mismo dentro de su análisis encontraremos que ellos se enfocan en puntos diferentes, habrá similitudes, pero ninguno pensará exactamente igual.

Muchas veces solemos sentirnos bloqueados frente a las decisiones, este viene de una emoción, el miedo, hay cuatro grandes miedos que están debajo de esta inseguridad, el miedo elegir, a no tener control, al rechazo, y a equivocarnos.

El miedo a elegir, tiene que ver con nuestra capacidad de evaluar si las decisiones relevantes, causarán un beneficio o daño a corto o largo plazo, si eres una persona que elegir puede implicarle sentimientos de mucho vértigo, miedo, ansiedad o incluso esta sensación de bloqueo, puedes postergar esta toma de decisiones; el proceso de decidir no sólo requiere que conozcamos todas las opciones que tenemos para elegir sino que también requiere de confianza en nosotros de aceptar las consecuencias que va a traer esa decisión.

El miedo a no tener el control, o a perderlo, suele aparecer en aquellas personas con una alta necesidad de control personas controladoras si percibimos que no todo lo que implica esa decisión está bajo nuestro mando el proceso de toma de decisiones puede quedar paralizado, la persona tiende a revisar toda la información disponible una y otra vez de manera obsesiva antes de decidir necesitas saberlo todo para decidir que se requiere un tiempo indefinido para pensar en la decisión estas personas que aplazan la decisión porque tienen que pensar y analizar, una y otra vez, pensar cuáles son los pros y los contras de las posibles opciones; aprender a soltar el control es una buena práctica si este es el miedo con el que te identificas.

Miedo al rechazo, viene a cubrir una necesidad de sentirnos queridos, respetados o aceptados; es muy frecuente en situaciones en las que hay que tomar una decisión, pero que todas las opciones posibles son en cierto modo perjudiciales ya sea porque si la tomo me daño a mí, pero si tomo otra decisión daño a otra persona, o la hago sentir mal. Lo ideal es tomarnos el tiempo de analizar qué costo es el más caro apagar, sí priorizarme a mí y a mis deseos, o priorizar el quedar “bien” con otras personas.

El miedo a equivocarme, sentir miedo ante la posibilidad de no elegir el camino correcto nos puede bloquear, y nos puede conducir a tiempos de reacción muy prolongados, y al igual que en los otros sobre analizamos, hacemos una búsqueda exhaustiva y eterna de información, para saber qué decisión es mejor o las consecuencias que enfrentaríamos al tomar esa elección. Creemos que racionalizando vamos a llegar a una conclusión segura y certera, y se eliminara el riesgo de equivocarse, pero no es así, la vida se trata de tomar decisiones lo más acorde posible a lo que nosotros deseamos y lanzarnos a la incertidumbre.

Los puntos clave en el momento de tomar decisiones podrían ser: Saber que se decide entre varias alternativas, y voy a tener que elegir qué costo estoy dispuesto a pagar. Una elección sensata requiere planear, organizar, y decidir; se trata de dirigir bien nuestra energía, sin fugas al sobrepensar las cosas.

Decidir conscientemente y tomar acción, esto es muy importante, y requiere decir “está bien, analice la decisión, ya vi todas las alternativas, y elegí, estoy dispuesto a pagar el costo, ya planifiqué y organicé, hice todo lo que estaba a mi alcance, ahora es hora de tomar acción”.

“Yo creo que hay decisiones que nunca habría que verse forzado a tomar, elecciones que dejan una carga demasiado grande en la conciencia”.  Paul Auster.