Por Omar García Rosales
Serían los años 90’s en el que el género del survival horror tuvo su mejor momento con títulos como Resident Evil y Silent Hill. Tras muchas entregas fallidas y una larga sequía de este género, llegaría Outlast, título que apuesta por el terror para dejarnos desarmados e indefensos para explorar un lugar sumamente oscuro y hostil.
Lanzado en 2013 por Red Barrels Games, el videojuego Outlast nos presentó a Miles Uphsur, un periodista en la búsqueda de la historia del siglo, quien decide viajar al abandonado hospital psiquiátrico de Mount Massive, ya que años atrás misteriosos y terribles sucesos ocurrieron en este lugar, los cuales involucraban diferentes experimentos con los internos. Las autoridades ocultaron todo lo sucedido evitando que extraños decidieran acercarse a este lugar, dándole a nuestro protagonista el reportaje de su vida.
El problema es que Miles comete un terrible error al enterarse que el lugar no está completamente solo, debido a la aparición de diversos reclusos que al parecer siguen viviendo en el hospital, los cuales solo viven para saciar su ira y rabia en contra de aquellos que experimentaron con ellos y en cualquiera que entre en sus dominios.
Outlast regresa con creces al género survival horror ya que nuestro protagonista sencillamente no puede atacar, siendo su única manera de sobrevivir el correr y esconderse, apoyado de una cámara de video solo para poder ver con la visión nocturna en la oscuridad, dejando en claro que en esta entrega estamos completamente desprotegidos frente al horror. El gran problema es que la visión nocturna consume rápidamente la batería, por lo que tenemos que racionar al máximo el uso de esta mientras buscamos por el lugar un par de baterías para poder buscar nuestro camino hacia la libertad.
A lo largo del juego tendremos que buscar la salida del hospital, recorriendo los diferentes pasillos y cuartos de contención para internos, mientras vamos conociendo más sobre la historia del lugar y sus diferentes habitantes, quienes nos perseguirán a lo largo de nuestro recorrido, teniendo como única opción la de escondernos dentro de casilleros y lugares oscuros para evitar ser sorprendido. El juego sabe cómo crear tensión a cada momento, ya que los jugadores se sumergen en un mundo en donde se encuentra constante la sensación de que algo no grato, puede suceder en cualquier instante Outlast nos regresó por completo a la sensación de claustrofobia y agobio de otros títulos del género survival horror, Un título que no da respiro alguno a los jugadores y que su inquietante visión nocturna nos adentró en un misterioso hospital abandonado, regresando momentáneamente a la gloria a un género que paso poco a poco del terror a la acción.
