Biblioteca Central, corazón de Durango

0
492

Chelsy Cueto/ La Voz de Durango

La Biblioteca Central, formalmente llamada Biblioteca Central Pública del Estado de Durango “Lic. José Ignacio Gallegos Caballero”, se encuentra a poco tiempo de celebrar 175 años, en la actualidad es reconocida como una de las bibliotecas más antiguas e importantes del país, y la más importante de la entidad.

Este centro cultural se funda en 1853, a partir de la colección personal bibliográfica del gran historiador José Fernando Ramírez, quien era originario de Parral, Chihuahua. Es el gobierno del estado quien le compra la biblioteca, que se encontraba en su casa donde actualmente es el Instituto de Bellas Artes de la UJED.

Anteriormente la Biblioteca Central se consideraba como un “fondo de origen” ya que resguarda una cantidad de libros impresionantes y famosos, por su tipografía que datan de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX, XX, entre otros artefactos, por ejemplo, en octubre se cumplen 100 años de una de las fotografías más icónicas de esta biblioteca que se encontraba anteriormente en el edificio central de la UJED.

En sus inicios, fue ubicada en diferentes sitios de la ciudad, finalmente en 1985, se edifica en el “Cerro del Calvario”. A lo largo de los años la biblioteca ha ido creciendo. En la sala general, se encuentran un gran número de libros entre 20 y 30 mil, divididos en diferentes áreas, infantil, invidentes, área para eventos culturales y educativos. En el área infantil se encuentran más de mil libros para niños y 500 volúmenes en braille para invidentes.

Dentro del Edificio Histórico, se encuentra la Torre del Libro Antiguo, que se inauguró en 2010, el primer nivel resguarda las joyas bibliográficas con las que cuenta la biblioteca.

En el segundo nivel está ubicada la “Hemeroteca”, donde se conservan grandes vestigios de diarios y revistas, desde el siglo XVI, y en resguardo La Voz de Durango.

En el tercer nivel se encuentra la colección “Durango”, donde se tiene más de tres mil libros que son de autores de Durango, colecciones de leyendas, biografías, libros históricos propios de la entidad.

El escritor y director de la Biblioteca Central, Óscar Jiménez Luna, afirma que muchas personas no saben que se prestan varios servicios en la biblioteca central, considera, imprescindible el fomento de la cultura y educación en el estado. Asegura que actualmente las bibliotecas se “tienen que convertir en centros de cultura”, esto debido a que los usuarios han disminuido en los últimos tres años, después de la pandemia mundial, debido al uso inmediato de nuevas fuentes de consulta, como el internet, y las nuevas tecnologías, “el usuario joven que llegaba con sus amigos y que se sentaba a hacer su consulta, ese tipo de usuario ha bajado en todo el país”.

En los congresos nacionales, anuales, en la Ciudad de México, se les ha recalcado el preservar estos centros culturales, que todas las bibliotecas desde hace 20 años, con la llegada del uso del internet, deben ser centros de cultura, “en donde llega el señor a leer el periódico, los niños que vienen a su área, los jóvenes que vienen a esa parte de consulta, que ya no son tantos, todo esto se compensa con los eventos culturales, de presentaciones de libros, lecturas de poesía, ha cambiado”.

Actualmente se cuentan con un total de dos mil a tres mil usuarios, que consultan distintos temas, de consulta general, infantil, revistas, periódicos, módulo digital, difusión cultural y promoción a la lectura.

“En los últimos años se han rescatado las bibliotecas personales que pertenecieron a hombres y mujeres notables de Durango, sus colecciones de libros que estaban en sus casas, las hemos gestionado para que no se dispersen, no se pierdan, se tienen alrededor de 10 bibliotecas personales, entre todas integran un número de aproximadamente 25 mil libros”, afirmó el director.

Cabe mencionar que, a lo largo de los años, se han rescatado varias principalmente de dos cronistas importantes de Durango. Del licenciado José Ignacio Gallegos Caballero, que fue director de la biblioteca y a quien se debe su nombre, y también del profesor Manuel Osoria Sigarroa, autor de los famosos libros de leyendas de la ciudad, a quien menciona el maestro Óscar “recuerda con mucho afecto”, ya que tuvo la oportunidad de conocerlos.

Las bibliotecas personales se encuentran en el área grande, artistas como la poeta, Olga Arias, Irene Arias, siendo una de las más importantes la del ingeniero Federico Ling Altamirano, embajador de México ante el Vaticano, siendo un hombre muy importante, el licenciado Gonzalo Zalva Rodríguez, entre otros, con el objetivo de que se conserve la identidad de estos personajes, de sus intereses, “la biblioteca de uno siempre será el retrato de su dueño, somos los libros que tenemos, esos libros nos hablan de cómo nosotros somos y qué intereses tenemos de tipo bibliográfico”, menciona el maestro Óscar.

Actualmente, aunque un número de usuarios ha disminuido, si bien los usuarios que más visitan y consultan en la biblioteca son los estudiantes de medicina y derecho, continúan con la tradición de seguir las fuentes históricas y convencionales.

“No toda la población tiene facilidades tecnológicas, se cuenta con un módulo digital con más de 20 computadoras, para dar un equilibrio entre las nuevas tecnologías y como lo llaman los especialistas, la consulta en los dos formatos el de papel y digital”. Menciona el maestro Óscar con más de 17 años de experiencia, lo que permite que distintos usuarios sigan visitando la biblioteca, para su formación.

Se espera que, en los próximos años, este centro estatal continúe promoviendo la cultura, educación que se nos ha heredado a lo largo de la historia como durangueños, preservando nuestro arte y literatura, hacia las próximas generaciones a quienes se les debe seguir inculcando el valor de nuestra identidad.