Fallece Tino Contreras “El embajador mexicano del jazz”

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El artista de 97 años creó su propio método audiovisual bilingüe para tocar la batería de jazz.

Agencias

Activo hasta el final de sus días, ayer en la madrugada falleció Tino Contreras a los 97 años, dejando tras de sí un legado de más de 50 discos. Pionero del jazz en México, el músico nacido en Chihuahua el 4 de abril en 1924, murió de un infarto acompañado de su familia, informó Milenio.

A través de las redes sociales, su pareja Monna Conti informó “Familia y amigos: con profundo dolor les comunico que el día de hoy 9 de Septiembre a las 00:30 horas se detuvo el corazón de nuestro amado maestro Tino Contreras. Gracias por su comprensión”.

A sus 97 años, Tino Contreras seguía incombustible. El baterista se encargó de forjar su propia leyenda, capaz de protagonizar la escena a donde llegara y en sus tarjetas de presentación constaba: “Embajador mexicano del jazz”.

Falleció debido a un paro cardíaco. Bebía café en casa, cuando le atacó un dolor en la espalda, se complicó con otro dolor y fue necesario trasladarlo al hospital donde falleció, confirmó su esposa y mánager Mónica Ramírez.

“Deja un legado genuino, hecho con toda el alma”, compartió su esposa. “Él abrió brecha y pavimentó el camino para las futuras generaciones”.
Durante la pandemia se dedicó a componer. La tercera ola de Covid obligó a suspender conciertos, pero Contreras seguía activo practicando en su batería. Queda pendiente un documental sobre su vida y un libro de la autoría de Ramírez.

Nació el 3 de abril de 1924 en Chihuahua, en una familia de músicos donde su padre le contagió la pasión por el jazz. A fines de los años 40, se mudó a la CDMX y al poco tiempo se incorporó a la orquesta de Luis Arcaraz.

Creó su propio método audiovisual bilingüe para tocar la batería de jazz “Lleve los tambores de Tino. Aprenda a tocar la batería”, un LP de 1977.
“El jazz es un arte divino, es la música de los siglos de los siglos”, decía.
Participó en la que sería la primera grabación formal de jazz, en 1954, pero publicada hasta los años 60, Jazz en México (Orfeón), como parte del trío de Mario Patrón (piano) y Víctor Ruiz Pazos (contrabajo).

Presumía de una amplia discografía, unos 59 álbumes a lo largo de seis décadas. Apenas en 2020 grabó con su hijo Valentino, bajista y guitarrista, La noche de los dioses (Brownswood).

Aunque quizá su trabajo más interesante, opina Derbez, se ubique en los años 50 y 60, recogido en la antología Tino Contreras y su jazz mexicano (Jazzman).

Reconocía entre sus influencias la música sinfónica y el Sonido 13 de Julián Carrillo, el blues y el legendario baterista Gene Krupa, Ravi Shankar y la India, el flamenco y el merengue.

Atribuía su longevidad a no fumar, no beber y no parrandear. Vital, con su boina negra y gafas oscuras, Contreras repetía como credo: “Después de Dios, la música”.