¿Manipular con culpa?

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MTF. Alfredo Arévalo

La culpa es un sentimiento la mayoría de las veces de vergüenza a causa de haber roto alguna regla o dañado a una persona, pero podemos ver el sentimiento de culpa como algo causal, esto quiere decir que tiene que haber pasado algo para iniciarla. Además es un elemento socializador, pues permite reconocer las reglas y comportarnos de acuerdo a ciertas normas para estar dentro de un grupo.

Desde este concepto podemos pensar que la culpa es algo malo, y no, este sentimiento te da pie a reconocer equivocaciones y afrontarlas tomando la responsabilidad de los actos, partiendo de esto podemos reconocer un aspecto donde nos hace crecer y otro donde nos limita al grado de ceder nuestra independencia a causa de este sentimiento.

Dicho esto podremos ver que hay un tipo de culpa que nos permite crecer y otra que nos detiene, ya sea por decisión propia o a causa de alguien más, con esta aclaración nos enfocaremos en el tema, la manipulación por culpa viene a raíz de que alguien externo utilice el estado emocional de otro en su beneficio, dicho de otra manera esto se inicia con una relación de poder.

En este caso la relación de poder se define por dos roles un dominante y sumiso, donde el papel de la culpa define un tercer factor que se puede definir como una deuda. Además que la persona que está en una actitud sumisa ira acumulando culpas en esta relación, y para liberarse debe de enfrentarse a todas ellas para luego encarar al opresor, lo cual en si ya es algo complicado

Esta relación se presenta a raíz de un conflicto, debemos tomar en cuenta que la culpa se presenta cuando tenemos conciencia de que hemos dañado al otro, y para ello la persona dominante se encargara de transmitir este mensaje (o uno similar), “Me has hecho daño cuando yo no te lo he hecho a ti… me debes un pago por ello”.

Se puede leer algo raro, y en realidad la parte del pago no se menciona al momento de la discusión, pero es algo que se plantea de manera inconsciente. Pero el peso de esta frase es lo que da sentido a la manipulación, pues se señala la agresión, lo que ofendió o lastimo; pero solo apelar a los sentimientos sin ofrecer una solución al respecto, de esta forma se da pie a una deuda, algo que se tiene que reparar, y al no decirse de manera explícita la imaginación del agresor hace su parte.

En esta relación el agresor intentara irse, pero él otro no se lo permitirá porque le debe algo, esta deuda concuerda a la culpa a la culpa que se siente y mientras más grande sea, mayor es la distancia entre el dominante y el sumiso, y solo será saldada cuando el dominante lo diga, en este punto ya estamos hablando de un chantaje emocional que genera continuidad en esta relación.

Aquí está la trampa del sumiso, pues no importa lo que haga por pagar su “deuda”, porque al no tener el poder de terminarla esta dentro de un ciclo donde el control lo está cediendo al dominante, el cual tomara cualquier excusa para recordar esa agresión e incrementar la deuda. Esto lo podemos asociar con las parejas que sufren de violencia, donde hay un aspecto de indefensión aprendida que obliga al sumiso a permanecer dentro de este ciclo, que a la larga crea desestabilidad emocional, estrés, creyendo que cualquier conducta podría causar daño, obligándolo a obedecer.

Esta relación es una constante agresión y acoso al sujeto manipulado, pero él pierde la capacidad de verlo, a causa de la deuda que se le ha implantado, en toda esta situación es común ver que la persona al tratar de defenderse y romper el ciclo se vea nuevamente como un “agresor”.

En este punto la relación dominante cambia de roles y se emplea otro mensaje: “Tú eres mi agresor y yo soy tu víctima, porque me has hecho daño sin que yo te lo hiciera a ti”“me debes un pago por ello”. Ahora el dominante se convierte en víctima y el sumiso en agresor, lo que da un nuevo sentido a esta relación, incrementa la deuda, y la manipulación emocional se plasma en cada aspecto, pues todo lo que hace el agresor aumenta la cantidad de culpa y de retribución que debe pagar.

Ahora no se culpa por lo que hace, sino por lo que es, a estas alturas la culpa ya es parte de la identidad, y esto se vuelve el punto máximo, ¿pues cómo vas a enmendar lo que eres? la deuda es infinita, la culpa también, y todo eso es parte de ti, simplemente no puedes, o al menos eso es lo que quieren que sientas. Pues como te crean ese sentimiento de deuda, lo que buscas constantemente es la aprobación de la otra persona, cambias para adaptarte a lo que crees que no la agrede y buscas que lo reconozca, todo esto sin éxito, pero se crea la necesidad de seguir en el juego.

Otro aspecto importante está en que al presionar tanto a alguien lo más probable es que explote, en ocasiones de manera agresiva, pero todo esto solo justifica el papel de víctima que se ha puesto el dominante de la relación. A estas alturas parece que los roles ya están más que definidos y que cualquier cosa que se pueda hacer para romper este ciclo será en vano.

Todo lo explicado anteriormente es algo que se observa de manera común, en menor o mayor medida, y mantiene relaciones dentro de esta dinámica por años, en la cual no importa el género, pues tanto hombres como mujeres pueden asumir el papel dominante, la idea de victimizarse ante toda situación, es asumir que los demás no comprenden y ellos solo están ahí por amor a la otra persona.

Silo describimos así podemos relacionarlo a un comportamiento toxico, y realmente lo es, pero en este punto podemos hacernos la siguiente pregunta ¿cómo rompo el ciclo? Lo principal es asumir lo siguiente, la deuda no existe, es algo ficticio. Si desaparece la deuda, la distancia entre un rol y otro desaparece también, al igual que los roles.

Pero como asumir que eso que he estado pagando por tanto tiempo y que me ha generado tanto estrés, y porque no sufrimiento, va a desaparecer así de fácil, por acto de magia… pues sí. La realidad es que nosotros decidimos como gestionar nuestras relaciones con las demás personas, y si caemos en el juego de sentir que lastimamos a alguien lo vamos a sentir real; de igual manera el buscar las atenciones a raíz de culpar a otros victimizándonos en todo momento, cada aspecto de la relación dominante es porque ambos aceptaron interpretar el papel que se les impuso (o eligieron).

Debemos reconocer que un exceso de culpa paraliza, si hiciste algo asume la responsabilidad, solo eso, no aceptes pagar nada, si la relación termina a causa de esto, está bien, pero no olvides que cada persona tiene una diferente perspectiva de lo que está pasando, no porque te digan que tienes que tienes una deuda debes de pagar. Aquí también está la importancia de reconocerse a sí mismo, y si te dicen que eres malo por alguna circunstancia, saber si es verdad o no.

“El sentimiento de culpa. Ese que con cierto masoquismo hace que uno se considere como único responsable de lo acontecido, cuando la realidad señala que siempre hay que compartir la culpa”. Chespirito.

Sobreviviremos al próximo lunes… si aceptamos nuestra realidad.

 

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