Praxis política

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Graciela Rosales/ La Voz de Durango

La filtración en redes sociales de la lista de beneficiarios de los créditos provenientes del Fondo Durango, ha dado lugar a un escándalo que sin duda dejará fracturas en la relación de grupos empresariales y el Gobierno del Estado; pero también deja un sabor amargo y desalentador en todos aquellos que tenían fe y esperanza en un apoyo transparente, legal y solidario.

Este hecho por demás vergonzoso, se lleva entre las patas el esfuerzo de los que realmente trabajaron para hacer del Fondo Durango, una alternativa para momentos tan difíciles como los que trajo la pandemia de Covid-19.

El listado de beneficiaros pone en entredicho la función de la Contraloría del Estado que también tuvo representación en el Comité de Asignaciones de estos créditos; ¿cómo se puede validar la autorización de créditos cuando al parecer les escurre la corrupción desde cualquier punto de vista?

¡Y qué decir de la Secretaría de Desarrollo Económico!, ¿cómo se le pudo ir de las manos a Ramón Dávila Flores, la máxima de la administración estatal “transparencia y rendición de cuentas”?, ¿en qué papel pone los esfuerzos de la gente que realmente está trabajando por Durango?

La indignación es generalizada, la Coparmex se deslindó inmediatamente del “cochinero”, ellos no formaron parte del Comité de Asignación ni gestionaron créditos; es más, están pidiendo que se transparente la lista de beneficiarios y que sean escrupulosos en la segunda parte de este programa que tiene como finalidad apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Otras voces también se han pronunciado por la intervención del Sistema Estatal Anticorrupción

pero la verdad este Organismo, “no saca un perro de una milpa aunque se lo den atado”, hasta ahora no ha dado muestras efectivas de su trabajo y mientras el Inegi afirma que Durango es una de las entidades del país con más corrupción, aquí no pasa nada.

Sería conveniente que por respeto al cargo, el titular de la Sedeco diera la cara, explicara qué fue lo que pasó, quién se equivocó y si hubo malos entendidos por qué no aclararlos; en este episodio se lastimó a empresarios, a funcionarios y sobre todo a los duranguenses que en cualquiera de las circunstancias merecen respeto y honestidad.

Tal vez no sea suficiente soltar videos con dos o tres empresarios diciendo lo mucho que les sirvió el crédito, el daño está hecho y sus efectos habrán de multiplicarse por decir lo menos en falta de credibilidad y reducción severa en la calidad moral de quienes participaron en este escándalo, usted, ¿qué opina Mayté Vivó?