Ideario

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Por Azu Macía

Presentes ausentes… Dijo con seriedad en la voz y la mirada fija hacia su pareja: “Quisiera que al llegar me saludara con gusto y no me reclamara por qué la pasé todo el día en línea”, mientras ella contestaba “Quisiera que él no agarre el celular cada que estamos platicando en la casa”, hablan del celular y así continuamos con el terreno del uso de los dispositivos móviles en la vida diaria.

Vivimos juntos, pero pasamos mucho tiempo separados por diversas ocupaciones: el tae kwon do, ajedrez, fútbol y otras actividades que suelen tener los hijos por las tardes, además del trabajo que tienen en casa papá y mamá para costear todos los lujos que la vida actual demandan entre ellos los que nos mantienen comunicados pero a la vez nos descomunican. Nos encontramos en la misma habitación comiendo pero estamos ausentes de la comida, de las reuniones, de la vida.

Atendemos la vida virtual y cada vez son más las personas y parejas que llegan a la consulta con quejas sobre quién usa más el celular, los “amigos” que tiene el otro en el ciberespacio y los likes que dan en las redes sociales. No me malentiendan, uno de mis trabajos consiste en comunicarme vía electrónica con personas a la distancia pero que nos comunicamos con tal frecuencia y cercanía que siento que las conozco, que están cerca de mi vida diaria y yo de la de ellos, tanto así que he llegado a sentir verdadero aprecio por ellos.

Sin embargo,. en el terreno doméstico nos ausentamos de nuestras relaciones sociales, dejamos de utilizar nuestras herramientas mentales y emocionales para enfrentar el aburrimiento, la soledad, la frustración, la ansiedad mientras tomamos el móvil que ofrece un sinnúmero de estímulos que nos permiten retrasar el enfrentamiento a los problemas que realmente suceden, crecen y se cuecen en el interior de las parejas y las familias.

¿Cómo solucionarlo? Es difícil poner una receta mágica que funcione para todos, sobre todo en función de que muchos trabajos ya se realizan por este medio, pero empezarnos a poner horarios y aprender a relacionarnos con nosotros mismos sin el dispositivo móvil podría ser una estrategia de inicio; la próxima vez que olvide el móvil en casa, no se regrese por él, vea qué tan necesario fue esas horas y qué tan ansioso se sintió sin él, si sintió cosquilleo en las manos y tuvo ganas de salir del trabajo varias veces para ir por él, si su pareja le habla y usted le enseña un meme. Si le sucede algo similar, pare y empiece a ponerse límites de uso.

Los límites de uso incluyen cosas sencillas como apagar la red de internet antes de dormir para que pueda dormir tranquilo, encenderlas solo cuando empiece sus labores cotidianas, llegar a casa y no tomarlo mientras come los alimentos acompañado de alguien más y atreverse a disfrutar esa comida, ese juego con su hijo, esa tarea en la que estuvo renegando con él o enfrente aquella charla que ha pospuesto con la pareja finalmente para volver a estar presente no solo de cuerpo, sino también con la mente y el corazón atento.