>La exposición se mantendrá abierta del 5 de abril al 6 de agosto de 2024.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
Del 5 de abril al 6 de agosto de 2024, el Centro INAH Durango exhibe la muestra “Benigno Montoya, miradas a su obra artística”, que se ubica dentro del Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario de la ciudad de Durango.
El acto protocolario inaugural fue presidido por José Alonso Martínez Barrios, director del Museo de Arte Funerario Benigno Montoya; el Licenciado en Historia del Arte, Adolfo Martínez Romero y José Antonio Reyes Valdéz, titular del Centro INAH Durango.
La exposición muestra parte de las obras de este reconocido personaje activo durante el Porfiriato y que en la actualidad goza de mayor reconocimiento por su habilidad para la talla en cantera.
En esta exposición se exhiben 4 esculturas de arte funerario, 5 obras pictóricas, 4 fotografías de gran formato y 10 fotografías antiguas que dan cuenta de los trabajos arquitectónicos de Benigno Montoya.
¿QUIÉN FUE BENIGNO MONTOYA?
El maestro cantero Benigno Montoya fue natural de Zacatecas, nacido el 13 de febrero de 1865, sin embargo, fue duranguense por adopción, ya que desde muy temprana edad se encontró en Durango trabajando en Mapimí en la iglesia de Santiago Apóstol.
Junto a su padre Jesús Montoya y su tío Matías Montoya, se encontró laborando como ayudante y aprendiendo el oficio de cantero, debido a la necesidad de dejar los estudios de primeras letras para ayudar económicamente a su familia. Paulatinamente, Benigno desarrolló un talento inigualable para ejecutar el desbaste y labrado de la piedra en cantera, que con el paso de los años le ganó el encargo de trabajos y obra en templos y capillas; sus primeros trabajos en la ciudad de Durango fueron realizados bajo el encargo del segundo arzobispo de Durango, D. Santiago Zubiría y Manzanera, proyectando los acabados del edificio arzobispal y la capilla neogótica.
Posteriormente, en el año de 1895 bajo el encargo de Maximiliano Damm, Montoya trabajó en la ornamentación de la Hacienda de Lajas y en 1896 ya trabajaba bajo el encargo de Fray Alfonso M. López para edificar el baldaquino del altar mayor y la portada poniente del templo de San Agustín. Posteriormente también tendría injerencia en la ornamentación arquitectónica del Teatro Ricardo Castro y la Penitenciaría.
Murió el 25 de diciembre de 1929.
