¿A que le damos poder?

MTF. Alfredo Arévalo

En muchas ocasiones hemos escuchado hablar del poder de la mente, actualmente se habla de decretos, sigilos y otras cuantas cosas que sirven como medio para dirigir tu intención de conseguir algo, también se habla de pedirlo al universo y que él te lo concederá.

Antes de esto, dentro de las religiones se hacía lo mismo, le pedíamos a Dios que nos ayudara con un milagro, y que dependiendo del fervor con el que lo pidiéramos veíamos como la enfermedad, el conflicto, o la necesidad eran reparadas.

En este sentido podemos observar una similitud, es nuestra voluntad en creer que algo o alguien va a escuchar nuestra petición y nos va a ayudar. Pero como lo habíamos explicado en otro artículo la cura de nuestro malestar en ocasiones se encuentra dentro de nosotros mismos.

Entonces otra similitud está en que nosotros decidimos creer que a lo que le estamos pidiendo el milagro o que nos muestre el camino para cumplir la meta es real, y tiene suficiente poder para hacer eso y mucho más.

Partiendo de esta idea se han cimentado muchas de nuestras creencias, tanto religiosas como personales, y dentro de estas creencias hemos tomado la decisión de creer que este ser divino nos puede ayudar, que tiene poder.

De igual manera hemos decidido que otras cosas tienen poder, nuestra familia, nuestra pareja, nuestros hijos, enfermedades físicas y mentales, etiquetas sociales, etc., y dentro de todas estas cosas que tienen poder el punto central es que nosotros somos quienes se los ha otorgado.

¿Cuál es función?

En varias situaciones dentro de nuestra vida hemos buscado una meta, ya sea algo material, emocional o espiritual, y para conseguirlo hemos tenido que focalizar nuestro deseo, planificar lo que haremos, tomar decisiones, lo que sea necesario. Este foco nos ayuda a no perder de vista lo que queremos y dentro de la planificación encontramos diversos medios que pueden servir de herramientas para conseguirlo.

Aquí es donde entran estas creencias personales, las cuales se formaron desde nuestra familia y nuestra sociedad. Este foco nos marca el camino a seguir apoyado desde todo esto que hemos aprendido que puede funcionar para conseguir lo que queremos más rápidamente.

Vemos personas que tienen amuletos; acuden a rituales o ellos mismos los realiza; se acercan a personas que han escuchado que tienen poderes místicos; o hacen rezos, peticiones e incluso algún sacrifico a santos o dioses.

Todo esto llega a funcionar porque nosotros queremos que funcione, nos ayuda a que lo que estamos haciendo tenga un sentido, un foco que nos muestra un camino a seguir.

Nuestra mente

Quienes hemos padecido algún malestar emocional, nos hemos percatado que mientras más pensemos en que eso que nos pasa nos puede lastimar, más nos damos cuenta que así es.

Y en ese momento nuestra mente se convierte en un enemigo, pues el poder que decidimos darle en ocasiones nos sobrepasa, llega al punto de quitarnos la tranquilidad, el sueño, el apetito, y en ocasiones el malestar emocional pasa a ser físico. Nos enfermamos poco a poco, y en realidad nos damos cuenta de que esto se nos está saliendo de control.

Uno de los objetivos de acudir a terapia, es hacer consciente el problema, reconocer que emoción está presente y sirve para detonar todos los demás malestares, a que le hemos dado el poder de controlar nuestra vida, nuestra tranquilidad y salud.

Luego de este proceso está el buscar un ¿para qué?, esto puede ser un poco más complicado, pues la respuesta puede estar guardada de manera inconsciente, creemos tener la obligación de cumplir algún mandato familiar, repetimos patrones de algún miembro del sistema; puede estar en varios lugares ese para qué, sin embargo, es importante para nosotros y por ello hemos decidido darle ese poder.

Todo este procedimiento, nos lleva a otro de los objetivos del proceso terapéutico que es el auto reconocimiento, el saber quiénes somos, qué concepto tenemos de nosotros mismos, cuanto nos queremos, qué es lo que creemos que los demás ven en nosotros; y finalmente a que le hemos dado el poder de sanarnos o lastimarnos.

Todo este camino nos hace cuestionarnos de muchas situaciones y nos sirve para dar sentido a lo que estamos viviendo en este momento, aquí y ahora.

“Tradicionalmente, el poder es lo que se ve, lo que se muestra, lo que se manifiesta, y, de manera paradójica, encuentra el principio de su fuerza en el movimiento por el cual la despliega”. Michel Foucault.

Si quieres iniciar un proceso terapéutico personal, de pareja o familiar, puedes contactarme al 618-152-79-65; estaré encantado de atenderte.

Related Articles

[td_block_social_counter facebook="tagdiv" twitter="tagdivofficial" youtube="tagdiv" style="style8 td-social-boxed td-social-font-icons" tdc_css="eyJhbGwiOnsibWFyZ2luLWJvdHRvbSI6IjM4IiwiZGlzcGxheSI6IiJ9LCJwb3J0cmFpdCI6eyJtYXJnaW4tYm90dG9tIjoiMzAiLCJkaXNwbGF5IjoiIn0sInBvcnRyYWl0X21heF93aWR0aCI6MTAxOCwicG9ydHJhaXRfbWluX3dpZHRoIjo3Njh9" custom_title="Stay Connected" block_template_id="td_block_template_8" f_header_font_family="712" f_header_font_transform="uppercase" f_header_font_weight="500" f_header_font_size="17" border_color="#dd3333"]
- Advertisement -spot_img

Latest Articles