>La agrupación se presentó con éxito en el Teatro Ricardo Castro.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
Cientos de asistentes reunidos en el Teatro Ricardo Castro durante la noche del jueves 13 de marzo, fueron testigos del arribo inédito de la agrupación de rock proveniente de Uruguay, El Cuarteto de Nos, misma que hizo historia al traer una dosis de buena vibra y rock con letras inteligentes a los melómanos duranguenses.
En un momento en el que la escena del rock latino se encuentran viviendo un renacimiento sin precedentes, El Cuarteto de Nos demostró mantenerse vigentes a sus más de 40 años de trayectoria, llegando a los gustos de los jóvenes entre los 12 y 18 años, quienes sorprendentemente, fueron mayoría en el público, marcando un nuevo capítulo que da destellos de esperanza para resurgir este movimiento setentero-ochentero, que ayer logró la unión de generaciones estrechando un lazo melódico-emotivo que dejó huella.
La experiencia sonora que inició pasadas las 21:00 horas y sacudió las fibras más sensibles por una hora y cuarenta y cinco minutos de evento, evocó letras escritas con intensidad y profundidad, narrando un cúmulo de historias que van desde la intimidad de una habitación o la conciencia del paso del tiempo hasta el poder de recorrer el mundo librando conflictos internos siendo autocríticos y por supuesto, muchas batallas desde los confines de las emociones.
El recorrido de éxitos fue tremendo, pues evocó a la máquina del tiempo y recorrió trepidantemente las agujas del reloj en minutos atravesando las décadas hasta culminar en el presente con música nueva recién sacadita del horno.
Entre los temas más recordados de la noche, se escucharon “Algo mejor que hacer”, “Roberto”, “Chivo expiatorio”, “Cómo pasa el tiempo”, “El perro de Alcibíades”, “Mario Neta”, “Así soy yo”, “Maldito show”, “Ya no sé qué hacer conmigo”, “Flan”, entre muchos más, que fueron coreados al unísono de principio a fin.
Las gargantas de los espectadores que se quedaron afónicas ante el inminente ruido potente emanado de las guitarras eléctricas con amplificadores y por los constantes gritos de euforia, fueron sinónimo del buen ambiente que se vivió en Durango al marcar una palomita de aprobación en la escena de conciertos locales, esperando con ansias que no sea la única y última vez que esta agrupación visite esta ciudad capital.




