-El cantante duranguense se reencontró con su gente en una noche entrañable donde entregó sus mejores éxitos del recuerdo.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
El cantante oriundo del meritito Cuencamé, Durango, Lorenzo de Monteclaro, se reencontró con su público de casa lleno de júbilo, gratitud y ante todo, cariño por este terruño que lo ha apoyado incondicionalmente por más de 64 años de trayectoria.
“La Leyenda Viva”, orgulloso de sus raíces duranguenses y siempre agradecido por el cariño del público, como todo un caballero, con sutil distinción y porte, pidió permiso para pasar al escenario de la velaria de espectáculos de la Feria Nacional “Francisco Villa” Durango 2024, donde en un principio esbozó una afable y magnificente sonrisa como se le ha caracterizado siempre que arriba a cualquier escenario.
El pilar de la música mexicana momentos previos a su salida a la velaria, brindó una rueda de prensa en la que recordó las riquísimas gorditas de Cuencamé y con mucho afecto su Escuela Primaria Leona Vicario, además, dijo que si volviera a nacer, se dedicaría a hacer lo mismo.
Recordó también sus orígenes en Velardeña, Durango, como ayudante de albañil y cuando llegó a los 18, reveló que diosito lo puso en el camino de la farándula para inmiscuirse no solo en el ámbito musical sino también en el cinematográfico.
“Cuando llegué a los 18 años, diosito me puso en este camino y ya tengo en esto 65 años, entonces ya se imaginarán más o menos cuántos años tengo… ¿ya echaron cuentas de cuánto tengo ya de vida?, jaja, pero no digan nada…”, dijo Lorenzo.
Agradeció a los medios de comunicación por todos los espacios otorgados y dijo necesitarlos, aseverando que todavía los necesita pues han sido pilar de “este viejón”, como él mismo se autonombró.
Destacó también que ha dedicado prácticamente toda su vida a una carrera que requiere atención 24/7 y gracias a ello, ha logrado con perseverancia y esfuerzo llegar a las 1,067 canciones producidas y a su vez, anunció otras 7 más en el estantero que están por salir del horno.
Agradecido con Dios por haberle permitido regresar a este terruño sagrado, el cantante también se dijo estar listo para otros 64 años más de carrera.
Ya entrado el espectáculo, salió campante al escenario con un elegante saco de lentejuela en tono morado y con su peculiar sombrero, demostrando una vez más que a pesar de la fama, no ha dejado de ser esa persona sencilla, carismática y sobre todo respuetuosa con sus semejantes.
Durante la noche, saludó a los fanáticos en repetidas ocasiones y no paró de bailar y entablar contacto visual con su público, además de que demostró una vez más su incansable energía, pues la música no se detuvo por cerca de una hora y diez minutos de participación.
“Ausente”, “Chaparrita de pelo largo”, “me dejaste abrazo de un poste”, “La Carga Ladeada” y muchas canciones más, sonaron durante la noche.