Privilegios en el histórico 1er. juicio a expresidente

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Por Gregorio A. Meraz

La extrema sensibilidad que implica acusar formalmente, consignar y ahora someter a Juicio Criminal al primer expresidente de Estados Unidos, desde la fundación de esta democracia, hace 247 años, por casi un centenar de crímenes personales al amparo de su investidura, propició un tratamiento especial y privilegios, que Donald J. Trump, ha sabido capitalizar.

Aún acorralado en los tribunales y forzado a asistir a audiencias en la Corte de Manhattan, NY, para la selección del Jurado de 12 personas que tendrá la última palabra sobre su futuro, altanero y soberbio, hábil para mentir y distorsionar, Trump se las ingenia para proyectar una imagen de fuerza, a causa del delicado trato que recibe, en un sistema de Justicia que parece mostrar un doble standard.

Al inicio del Juicio por 34 cargos criminales que se sigue al exmandatario por la falsificación de registros y operaciones comerciales para obtener mayores prestamos, asegurar propiedades y para el pago de casi 300,000 dólares a dos mujeres, Karen Mc Dougal, modelo de Playboy y Stormy Daniels, con quienes tuvo relaciones, a cambio de su silencio, para evitar impactara la votación, Trump comenzó a mostrar mas preocupación de ser declarado culpable por neoyorquinos que lo desprecian.

La filtración de informes sobre candidatos a Jurado a través de los medios, aumentó sus temores.

Paranoico, Trump exigió a sus abogados investigar intensamente en las redes sociales posibles antecedentes anti-trump de eventuales integrantes del Jurado de 12 personas y 6 suplentes, finalmente seleccionados y quienes determinarán si es inocente o culpable, de lo que depende su libertad, al final del juicio, en unos 4 meses, con base a la evidencia, para lo que les urgió a contratar una agencia de apoyo.

El Jurado, ya aprobado, comenzó a revisar aislado toda la evidencia contra el expresidente y es posible que a partir del Lunes próximo, comience a escuchar los testimonios de algunos de los principales protagonistas de este Juicio, Stormy Daniels, Karen Mc Dougal, a quienes Trump pagó 130,000.00 dólares a cambio de que no hablaran de sus aventuras amorosas, para no cambiaran el proceso electoral de 2016.

También testificarán Hope Hicks, ex-asesora de Trump, Rhona Graff, ex-asistente de Trump, Madeleine Westerhout quien fue secretaria personal de Trump en la Casa Blanca, Jeffrey Mc Conney, ex- Contralor de Trump, involucrado en los reembolsos a Cohen, Dacia Pecker y otros.

“No puedo imaginar siquiera, que otro acusado ante una corte, difundiera ataques, amenazas y mentiras sobre los Jueces y sus familias, sin ser de inmediato encarcelado”, dice el Profesor de Leyes Russell Golf, de la Universidad de Alabama.

Sin embargo, a pesar de enfrentar mas de 84 crímenes que tácitamente implican traición a la patria, a la Constitución, a su juramento, sedición, múltiples intentos de golpe de estado, corrupción y hasta de violar los términos de su fianza, Trump ataca y denigra a fiscales, magistrados, testigos, oficinistas y hasta a las familias de ellos, sin que se le price de la libertad condicional.

En 4 ocasiones, Trump ha llegado de forma intimidatoria a “entregarse” a la corte correspondiente, con una gran caravana de guardaespaldas y cubierta de motociclistas, para escuchar los cargos en su contra y ser formalmente consignado; no se le ha esposado, ni detenido en una celda, no se le ha tomado el “mugshot”, que consiste en la fotografía con su numero de preso, fecha y datos personales.

De acuerdo a destacados penalistas, ninguna otra persona acusada aún de crímenes menores, ha disfrutado de tantas ventajas estructurales y de procedimiento que Trump ha conseguido, bajo el argumento de que “se violan sus derechos” o “se interfiere en la elección porque tiene ventajas sobre su opositor” el Presidente Joe Biden.

Las autoridades justifican el tratamiento especial, argumentando que “no se trata de un delincuente común y ordinario, sino de un expresidente y ahora candidato a la Presidencia de Estados Unidos, con lo que han cerrado un doble estándar en la impartición de la justicia, que ademas permite a sus seguidores creer que realmente tiene un inmenso poder.

También, que el sistema de Justicia nunca fue diseñado para manejar a un expresidente, que quizás retorne al poder.

Sin embargo, hay aspectos importantes en los que podría ejercer su autoridad, como en la protección de los Jueces, Fiscales, testigos y otros protagonistas de los casos, a los que el expresidente ataca con mentiras y difamación, a pesar de advertencias.

Lo que podría cambiar ahora que el Juez Juan Marchan, de la Suprema Corte de Justicia de New York, le advirtió que no respetar las restricciones que le impuso, de no atacar a Jueves, Fiscales o sus familias o intimidar a testigos, podría ser castigado con un millón de dólares, en cada ataque.

Y si con Magistrados imparciales tiene privilegios, hay otros Jueces, que él nominó, como la magistrada Federal Aileen Cannon, quien lleva el caso del robo de documentos Top Secret altamente sensitivos, cuyo esposo es hijo de un intimo amigo del expresidente, y quien ha tratado de favorecerlo, accediendo a demorar al máximo todos los procedimientos judiciales.

Desde que se anunciaron las demandas en su contra, Trump trató de minimizarlas, argumentando que “eran parte de la cacería de Brujas” que, dice, comenzaron cuando el FBI y la CIA interceptaron múltiples comunicaciones de su equipo de campaña con espías Rusos, que eran monitoreados.

Cuando fue consignado en las Cortes Federales de Washington, DC, Georgia y New York, siguiendo estándares totalmente inéditos, Trump argumento acusó al President Joe Biden de “convertir en arma política al FBI y Departamento de Justicia, para interferir en el proceso electoral, a su favor.”

Trump considera que el tiempo que dedico a la nominación de magistrados federales en todo el país y 3 en la Suprema Corte de Justicia, que dan una mayoría de 5 a 4 a los Conservadores, finalmente, podría resolver sus desafíos y permitirle regresar a la Casa Blanca sin problemas, explotando los problemas que, a pesar de los esfuerzos del Presidente Jose Biden, siguen afectando a la economía de Estados Unidos.