GAME OVER | Silent Hill: El pueblo de la eterna niebla en los videojuegos

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Por Omar García Rosales

Los videojuegos de terror, han buscado atrapar a los jugadores de diferentes maneras. Pero en un mundo, en donde los zombis dominaban el mercado, apareció un título que optó por el terror psicológico, consagrando así el nacimiento del género survival horror.

Lanzado en 1999 por Konami y Team Silent, el videojuego de Silent Hill, debutaría en la consola PS One. Si bien, en un principio, se creyó que el título era la respuesta de Konami a Capcom y su saga Resident Evil, rápidamente se dejó en claro que el proyecto contaba con todos los elementos, para hacerse un lugar en el mundo de los videojuegos. Su historia se centra en Harry Mason, un escritor viudo, que decide salir a vacaciones con su hija adoptiva Cheryl al pueblo en donde conoció a su difunta esposa; Silent Hill. Aunque en su camino, las cosas comienzan a tornarse extrañas, ya que minutos después de ver pasar a una oficial de policía, encuentran su motocicleta tirada a la deriva sin rastros de la oficial. Posteriormente reanudan su viaje, solo para encontrarse con una misteriosa joven en medio de la carretera, la cual, obliga a Harry a salirse del camino estrellando el vehículo y quedando ambos inconscientes. Al despertar, Cheryl ha desaparecido y Harry sin tiempo para reponerse, sale en la búsqueda de su hija. Descubriendo que se encuentra en las afueras de Silent Hill, por lo que tiene que adentrarse en este lugar, sin imaginarse los horrores que tendrá que enfrentar para encontrarla. Dentro de este misterioso lugar, la niebla ha invadido cada rincón del pueblo, y antes de encontrarse con algún indicio de vida, es atacado por extraños seres que buscan darle fin.

Uno de los grandes atractivos de este título, es el uso de una vieja radio que emite un sonido de estática cuando un ser se acerca. Marcando así una sensación de gran angustia al ir avanzando por el juego, ya que, en muchas ocasiones, el radio se activa cuando tenemos demasiado cerca el enemigo. A esto hay que agregar que nos encontramos ante un juego de supervivencia, ya que el escaso uso de armas y municiones, consiguen causar una atmosfera sofocante de peligro y estrés constante.

A diferencia de otros títulos del género, aquí no existen ni los zombis, ni fantasmas ni monstruos creados por laboratorio. Sino que los diversos enemigos que vayamos encontrando en el juego, son producto de los diferentes miedos y temores de las personas reflejados en el mundo exterior. Marcando así el sello personal de la franquicia al presentarnos seres amorfos, una atmosfera siniestra y escenarios repletos de niebla, oxido y sangre.

La franquicia de Silent Hill ha buscado sembrar en los jugadores las dudas más terroríficas sobre los conceptos del bien y del mal, alejándose de la acción, para presentarnos un proyecto más personal orientado en la idea del miedo a lo desconocido.