DEL DIRECTOR… 67 AÑOS DE LA VOZ

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UN DURANGO QUE ESPERA SU PORVENIR

Seis décadas y va para siete, la facilidad de las redes sociales y la digitalización de los procesos de comunicación, permitirá que muchos medios impresos sigan viviendo, tengan lectores y que aparezcan nuevas alternativas de opinión y difusión, que en el pasado, sencillamente eran casi imposibles. Terminaron los grandes rotativos de circulación lenta, de cientos de trabajadores, de maquinarias costosas y pesadas. El presagio del pensador canadiense Marshall Mcluhan en la “Comprensión de los medios como extensiones del hombre” es hoy realidad. La prensa impresa ha servido a la humanidad desde la Revolución Francesa hasta nuestros días, pero su sistema, está agotado.

LA VOZ DE DURANGO con sus 67 años de existencia, nació en los años en que era casi imposible editar un periódico. No había en la medianía de los años 50 del siglo pasado, una alternativa para informar a la sociedad, que vivía episodios de verdad absoluta con una sola opción: la verdad oficial y sus pocos medios de entonces.

Durango en esa época contaba con mil 300 líneas telefónicas, y las carreteras eran terracerías alejando a las municipalidades de la capital, que también por esos años, padecía ya el fenómeno de la emigración hacia otros estados o a la Comarca Lagunera que se encontraba en el auge algodonero, y se iniciaba el éxodo hacia los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida. Los empresarios eran muy pocos, y eran pobres, dedicados al comercio de bienes y servicios como el abarrote. La economía de Durango dependía de la agricultura temporalera y la ganadería principalmente.

La carretera 45 panamericana fue nuestra salida al norte, y pasando por Zacatecas, hacia El Bajío y la Perla de Occidente. “Los Tigres Voladores” ofrecían un vuelo a la Ciudad de México, ahí en el aeropuerto antiguo donde hoy es la Secretaría de Educación Pública. Ese tiempo de un Durango carente de todo, el gobierno estatal tenía un paupérrimo presupuesto, los comerciantes eran propietarios de sus locales que abrían personalmente de 8 a 8 y la ciudad terminaba donde hoy es el Hotel Gobernador que era la penitenciaría de ese entonces. Nuestros duranguenses de la época, pese a la gravedad del desplome económico (en 1900 Durango era la ciudad más poblada y pujante del norte) tuvieron quizá no tanto la visión de un futuro promisorio a base de sueños irreales -pues para la educación se tenía que acudir a otras ciudades (en 1957 la Universidad Juárez dejó de ser el Instituto Juárez)-, sino la pujanza, el orden y la disciplina para hacer de sus negocios sostén de la economía de una ciudad reclamante. Se vendía ropa, zapatos, comida, había incipientes ferreteras, boneterías, fruterías, incluso comercios que vendían de todo, hasta armas de fuego legalmente. El Mercado Gómez Palacio tuvo su mejor tiempo y para inicios de la década de los sesenta ya había negocios locales pujantes y prestigiosos, gracias a sus dueños que tuvieron coraje, gallardía y sobre todo disciplina. LA VOZ DE DURANGO nació en esos años (1956-) que marcaron -creo yo- pese a la disminución social y económica, el nacimiento del comercio durangueño, de la época en que las calles eran de los durangueños y las inversiones foráneas eran inexistentes, sólo Salinas y Rocha ocupaba un gran local en la esquina de Negrete y Constitución donde ya enfrente de ellos, don Bildo Sarabia aguardaba celoso, con su camisa blanca de manga corta y su bolsillo lleno de plumas y lápices los horarios de entradas y salidas en la Mueblería Central con un cúmulo creciente de clientes. Nacieron “las Tres BBB” de don José Daher, Tufic Seade y “El Arbolito”, “Almacenes Valdepeña”, “Mercería Nueva”, “El Naranjo” de los Gutiérrez, “La Simpatía“ de la familia Ocaña, las agencias Ford, Dodge, Chevrolet, los cines Durango, Principal, Alameda, etc. Y así no pocos aventurados, arrojados durangueños con más ímpetu y ganas de trabajar que recursos y sapiencia, abonaron al desarrollo del comercio que hoy tenemos. LA VOZ DE DURANGO nació bajo esos ideales, bajo el principio de la decencia, del amor por el terruño, de la pelea diaria por rescatar a Durango de la ignominia, de hablar con la verdad que al entonces gobernador le molestaba. Un periódico de principios LA VOZ DE DURANGO no es hoy un periódico de ricos porque sus principios son otros. Hemos visto transcurrir el tiempo por casi ya 7 décadas y cómo se fueron duranguenses valiosos, como terminaron valores morales que hoy nos urge recuperar y cómo poco a poco, de la que alguna vez se escribió con letras de oro está en manos de lisonjeros oportunistas.

A Durango le fallan sus gobernadores, ninguno podría hoy justificar su riqueza, dinero, concesiones, ranchos, casas en el extranjero, cuentas bancarias desorbitantes, bienes raíces, etc., testigos de la desfachatez de la rapiña y el saqueo. Nuestra clase política que vive en la opulencia, la riqueza mal habida, la transa, las cuentas opacas y el amiguismo, el engaño, el arrebato acomodaticio, el acuerdo debajo de la mesa ha hecho arreglos con los nuevos empresarios a los que convierte en cómplices y hoy, la tolerancia, el acuerdo subterfugio con la delincuencia organizada, depara a Durango un muy grave problema de salud que empeorará en los años venideros. Hay una deuda histórica de 25 mil millones de pesos que creció con desmesura desde que José Ramírez Gamero la dejó en cero. Deuda que nos lleva al abismo desde hace tres sexenios, que nos saca del concierto nacional y que debe pagarse aumentando impuestos o con más préstamos para que nuestros políticos sigan viviendo como reyes en castillo prestado.