Duranguenses celebran a San Jorge Bendito; abarrotan la Catedral

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  • Feligreses agradecieron al santo, acompañados de una medalla y una vela alusiva, la cual encendieron al acercarse a la imagen.
  • Son 274 años de una fe que trasciende por generaciones al Patrono de la ciudad.

César Rodríguez / La Voz de Durango

El 23 de abril se festeja al Santo Patrono de la Ciudad de Durango, San Jorge Bendito, cuya imagen se encuentra en la Catedral Basílica Menor, la cual fue venerada por cientos de feligreses este domingo.

Tras tres años de pandemia del Covid-19, cientos de devotos abarrotaron las instalaciones, con el objetivo de dar las gracias por su intercesión, acompañados de una medalla y una vela alusiva, la cual encendieron al acercarse a la imagen.

El famoso verso “San Jorge Bendito, amarra tus animalitos con un cordón bendito”, tiene el objetivo de pedir por la salud de los allegados, para mantenerlos fuera del alcance de los animales ponzoñosos, en este caso el alacrán, arácnido icónico de la entidad.

Al exterior de las instalaciones se encontraron diferentes comerciantes, los cuales ofrecían flores, lazos, comida, bebida, dulces, artículos religiosos.

HISTORIA

Cuenta la historia que por el año 290 de la era cristiana, el emperador Diocesano tenía su ejército y entre sus soldados figuraba un joven llamado Jorge, quien era un ferviente creyente, amante de su religión católica.

Se estima que en la ciudad de Durango, llegó esta devoción en el año 1749, con el obispo Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, mismo que mandó esculpir una imagen en madera estofada, policromada y encarnada, donde lucía San Jorge en un brioso caballo, y bajo los pies del equino a un dragón, símbolo del mal.

Ese mismo año, el obispo Sánchez de Tagle, nombra a San Jorge como Santo Patrono de la Ciudad de Durango, esto por la desesperación del pueblo por el alto índice de picaduras de alacrán, por lo que se optó por creer fielmente en la intercesión de San Jorge.

Y es que en esos tiempos no existía medicamento alguno que pudiera revertir el veneno del alacrán; de tal manera que quien era picado por este arácnido, moría irremediablemente.