¿Superación personal?

0
780

MTF. Alfredo Arévalo

Comienza la temporada navideña, y con ella muchas tradiciones extras, comenzamos a incluirnos en las festividades, gastando en ocasiones grandes cantidades de dinero en obsequios, se presentan grandes consumos de alcohol o de comida, y en general es una época de excesos; ¿pero entonces, por qué viene el título del artículo?

Pues a la necesidad de cambio, en esta época se juntan muchos aspectos, desde la dinámica familiar se habla mucho de las festividades, pero también nos damos cuenta de algo, este es el final de otro año. En este sentido comenzamos a analizar las cosas que hemos hecho y las que no, muchas de ellas de manera inconsciente, esta evaluación de nuestras vidas durante este año provoca dos cosas, por un lado, la tristeza de no haber conseguido grandes cambios, y por otro la necesidad de cambiar algo de último momento o de proponernos hacer un cambio radical el próximo año.

Es por eso que en este último mes del año se comienzan a plantear los propósitos del próximo año, comenzamos a buscar esta superación personal, y hacemos esta lista de metas por cumplir al próximo año, en este sentido tienen que ver algunos aspectos psicológicos que debemos poner atención. Ya hemos hablado de estos cambios mágicos que en ocasiones buscamos.

Desde la narrativa existen diversos arquetipos o guiones que nos gustaría seguir para conseguir nuestros sueños, está la lucha contra el monstruo, donde el protagonista tiene que superar miedos para vencer; la comedia y la tragedia, donde tratamos de situarnos en la felicidad o tristeza y se presentan situaciones que buscan hacernos salir de una de estas partes, como una prueba para mantener la constancia; el relato del viaje, donde el protagonista se encuentra a si mismo luego de una gran travesía. Pero sin duda la que más gusta es la historia de la pobreza, donde no hay que explicar mucho, es una situación donde el protagonista a raíz de la suerte, el destino, una idea maravillosa, un acto mágico, o lo que sea, cambia por completo su vida, ya sea en el aspecto económico, u otros un poco más significativos como la autoestima, el físico, el estatus, etc.

Esta idea se refuerza por las historias de éxito que hemos visto a lo largo de los años, donde muchas personas nos han “demostrado” que es posible este cambio, pero el aceptar estos resultados como algo real y completamente alcanzable tiene que ver con varios aspectos de nuestra mente. Uno es pertenecer a estos arquetipos que han servido para contar historias desde que l hombre tiene uso de conciencia, ya que se integra esta historia universal y que ha trascendido tanto tiempo, una parte de nuestra memoria colectiva lo ve como algo real, dándole un sentido tangible, y por supuesto que a cualquiera le puede pasar.

Otro aspecto es la falacia narrativa, que no es otra cosa que tratar de darle sentido a algo, ya sea que se consiguió el objetivo o no, esta falacia narrativa nos ayudará a saber la causa, esto de que alguna manera sabíamos que podía pasar, muchas veces vemos nuestra vida como una serie de sucesos que van ligados al anterior y que se presentan como una secuencia lineal. La parte de la falacia narrativa entra cuando uno de esos sucesos lineales no encaja y le damos el significado completamente opuesto, por ejemplo, un trabajo que hemos deseado siempre, del que hemos escuchado muchas historias de éxito y que al estar ahí podremos ser mejores, etc.

Si este trabajo no es tan bueno, nuestro cerebro hará lo suyo para justificar que hayamos tomado una decisión incorrecta, situando todas esas cualidades ahora como defectos, dando pie a un pensamiento polarizado, bueno o malo, blanco o negro. Lo importante en este punto es que viene un sesgo cognitivo junto con esta conducta, el sesgo de resultado, donde como su nombre lo dice, fijamos nuestra atención en este punto final, sin contemplar todos los aspectos que estuvieron presentes en el contexto de la persona antes de conseguir ese resultado. Otro sesgo presente es el de retrospección, cuando sucede algo que no hemos predicho inmediatamente reajustamos nuestra visión del mundo para adecuar la sorpresa como cuando pasa algo que no sabía que iba a pasar, pero en cierto modo es lógico que pase y terminas diciendo claro es que se veía venir.

De esta manera toda historia tiene coherencia y una narrativa aceptable, si se falla se justifica ese resultado y si se consigue se marca la pauta para seguir. Es por estos aspectos que las historias de éxito nos parecen tan sorprendentes y nos motivan a buscar eso que en ocasiones parece inalcanzable, y nos fijamos metas que de cierta manera son realistas, pero viendo solo el resultado conseguido, no el contexto personal que hicieron real que esto pasara.

“Las conquistas sin riesgos son sueños sin méritos. Nadie es digno de sus sueños si no utiliza sus derrotas para cultivarlos”.  Augusto Cury.