¿Necesidad vs preocupación?

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MTF. Alfredo Arévalo

A lo largo de nuestra vida hemos cambiado, y dentro de ese cambio hemos tenido diferentes necesidades, dependiendo de lo que estamos viviendo en el momento, de igual manera y de la mano de nuestras necesidades vienen preocupaciones, donde la idea principal es que no vamos a poder conseguir lo que estamos anhelando.

Nuestras preocupaciones están íntimamente ligadas a nuestras necesidades, de hecho, si consideramos la famosa pirámide de necesidades de Maslow, su autor nos explica que uno no se preocupa por intentar satisfacer una necesidad de un nivel superior si no están cubiertas sus necesidades de nivel inferior. Esto se traduce de la siguiente manera: es más apremiante respirar que beber, beber que comer y sentirse seguro que auto-realizado…

Por esta razón, parece que la progresión de las preocupaciones se presenta de manera diferente a la de las necesidades. Así por ejemplo, nuestra necesidad más inmediata, la de respirar, salvo circunstancias extraordinarias, no nos inquieta en absoluto.

Por otro lado, una necesidad, entendida como falta o carencia, es algo pasivo, mientras que la preocupación es proactiva, prepara para la acción. La preocupación es literalmente una pre-ocupación, es decir, una preparación a ocuparnos de satisfacer una necesidad o de resolver un problema.

La preocupación se diferencia de la necesidad por su carácter anticipatorio. Uno puede no tener hambre porque acaba de comer pero preocuparse por lo que va a comer mañana a pesar de tener la necesidad fisiológica de alimentarse cubierta. De esta manera y volviendo a la pirámide de Maslow, ahí se establece que existe un criterio lógico: el hecho de que unas necesidades sean más necesarias que otras.

Si lo vemos de manera cronológica, cuando somos bebes no nos preocupa la superación, o el significado que le damos a esta se consigue en cada momento, pues buscamos cada día nuevos movimientos corporales (girarse, sentarse, gatear,…), sonidos. La preocupación del bebé es su auto-realización mientras que sus necesidades básicas no le preocupan en absoluto, está en la inmediatez, se encarga de manifestarse para ser atendido cuando algo le hace falta, pero no anticipa nada. Son los padres o cuidadores los que se preocupan de prepararle la comida, la ropa…

El bebé sólo se preocupa de su superación personal porque tiene sus otras necesidades cubiertas.

De niños seguimos preocupándonos por jugar y satisfacer nuestras necesidades de movimiento y curiosidad.

Más adelante en la adolescencia nos preocupan las relaciones con los amigos que nos aportan afiliación y reconocimiento.

En la edad adulta es cuando empezamos a hacernos cargo de nosotros mismos y a preocuparnos de cosas que tienen que ver con esas condiciones de posibilidad de nuestra vida: pagar el alquiler, conseguir comida, abrigo y para ello remuneración… Cuando decimos que a unos niños se les roba su infancia suele ser porque tienen que preocuparse por sus necesidades básicas de seguridad y/o fisiológicas en ausencia de un adulto que asuma esa responsabilidad.

En este sentido podemos darnos cuenta que en la edad adulta muchas personas suelen preocuparse únicamente por las cosas que les tocan de cerca, mientras que delegan en otros preocupaciones más lejanas. Por ejemplo, nos solemos preocupar de repostar el depósito del coche antes de quedarnos sin carburante, pero no nos preocupamos de si el petróleo es un recursos no renovable, cada vez menos disponible o contaminante.

Nos preocupamos de rellenar la nevera de comida, pero no de que se pierden cada año miles de hectáreas de suelo cultivable por la erosión debida a la agricultura intensiva moderna. Nos preocupamos de llevar a nuestros hijos de manera puntual a la escuela pero no de la utilidad del programa escolar. Nos preocupamos de pagar nuestras facturas, pero no de la economía del país en el que vivimos. Nos tomamos las medicinas que nos recetan sin preocuparnos de los intereses lucrativos tras las políticas sanitarias.

En conclusión, si te sientes preocupado por amenazas de cambios drásticos en tu vida, tus preocupaciones pueden ser legítimas y merecen ser escuchadas y tenidas en cuenta, todos estos factores son desarrollados de manera personal, y en ocasiones puede ser complicado compartir ciertas preocupaciones, incluso en terapia, pero si estas preocupaciones sobrepasan el tiempo que podrías tomar en satisfacer alguna de tus necesidades debemos poner atención, pues puede estar relacionado con algún trastorno donde aparecen pensamientos invasivos que hacen que pierdas el control de la situación.

“Lo que desmejora no es la ansiedad, sino las preocupaciones y el arrepentimiento”.  C.J. Tudor.