Opinión: Yo Campesino / Sin escape

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• De plano el ganso no pudo y busca salidas del pantano donde se hundió

Miguel A. Rocha Valencia

Debe ser muy triste para el profeta de la 4T ver su total fracaso y que más allá de la satisfacción pírrica de sus revanchas, no se asomó siquiera a un ápice de grandeza. Cuando pudo, no quiso y hoy sólo intentará maquillar su desastre. Sabe que lo va a pagar.
Por lo pronto en lo objetivo, 2022 cerrará como uno de los peores años de la administración cuatroteísta donde pasaremos de un proceso de alta inflación y bajo crecimiento a uno de recesión, es decir la economía irá en retroceso con sus efectos en desempleo, mayor depreciación de salarios y seguramente una espiral de inseguridad derivada del incremento en los delitos patrimoniales en sus diversas modalidades.
Y justo cuando calificadoras como Moody´s advierten que “sólo un cambio en el manejo prudente de la macroeconomía” harían modificar su rebaja en la calificación crediticia de México, el país alcanzó un nuevo “techo” en su débito externo, el cual se prevé aumentará no sólo para financiar el presupuesto y obras gubernamentales sino también sostener a Pemex y CFE.
Si eso no fuera suficiente, inició formalmente la controversia de Estados Unidos contra el gobierno mexicano por las violaciones al Tratado de Libre Comercio que las decisiones del ánade de Palacio Nacional toma en materia de energía y afectan a las empresas involucradas en el tema.
Son muchos miles de millones de dólares y aunque se habla de que los vecinos del norte toman la iniciativa, podría tratarse de un tema ya platicado y darle salida al mesías tropical en su necedad no sólo de petrolizar y dañar el ambiente, sino de inhibir inversiones en materia de energías renovables.
Pareciera que la controversia le cae “anillo al dedo” pues así podrá decir que no dobló las manos sino simplemente se acatan tratados internacionales obligando a un viraje en política energética, como podría suceder en seguridad luego de la captura de Rafael Caro Quintero, coincidente con la visita a Washington.
Pero saben en Hacienda que de todos modos a finales de este año se pasará de estanflación a recesión y que 2023 será un año especialmente difícil ya que incluye el manejo de una deuda que en tres años se incrementó en más de dos billones 644 mil millones de pesos y cuyo servicio sale cada vez más caro y resta recursos presupuestales para inversión o pago de caprichos presidenciales. Ese es el motivo principal por el cual Moody’s bajó calificación crediticia.
Por eso a México le urgen inversiones directas y no en deuda pues de acuerdo con analistas la probabilidad de caer en recesión en 2023 es del 70 por ciento y aunque esta sea “leve”, dependerá del flujo de capitales de su permanencia o superación.
De hecho, la agencia de inversión global Franklin Templeton advierte que, si no hay flujos externos e internos directos, el fenómeno de decrecimiento económico podría durar todo el año, lo cual profundizaría la recesión la cual no será “tan destructiva como la de 2008 con la crisis hipotecaria ni la de 2020 por el Covid”.
Empero, el daño afectará al empleo, salario, precios y cobrará millones de víctimas que incluso con actividad productiva, caerían en la “pobreza salarial” o alimentaria, pues, además, se mantendrán altas tasas inflacionarias.
Así es que el quinto año del ganso no se aprecia muy halagüeño, por el contrario, podría ser uno de los peores y con ello afectar a los más pobres luego de cuatro años de estancamiento económico donde aún no se ve la salida, aunque un cambio en las políticas del mesías sin duda ayudaría.
Sobre el particular, el profesor del Tec de Monterrey, Raymundo Tenorio Aguilar apunta que México está estancado desde 2019 y lo que sigue, es el retroceso. NO hay escapatoria.