Opinión: Yo Campesino / Acogotado

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• Sin opciones ni credibilidad, el ganso recurre al escándalo para rescatar espacios

Miguel A. Rocha Valencia

Pareciera que, sin escape de su propia trampa, el machuchón de Palacio Nacional se juega sus últimas cartas para tratar de rescatar un espacio que no supo aprovechar y desperdició con venganzas y decisiones ignorantes y de “hígado” que hicieron naufragar no a la 4T sino al país entero.
Ante tal panorama que incluso le cierra espacios en el extranjero, el ganso de Macuspana toma el recurso de un nuevo escándalo que por sí mismo le puede redituar en el imaginario colectivo, muy buenos resultados, pues encabezaría la revancha social contra una de las administraciones más corruptas de los últimos años: la de Enrique Peña Nieto.
Existen no sólo en la imaginación popular sino en los hechos, evidencias que podrían probar la corrupción en el pasado sexenio. Fue tan evidente que eso permitió al caudillo llegar a la Presidencia con uno de los más amplios márgenes de votación, mismo que hoy, ante el fracaso, se ve tan mermado que con pacto o no, recurre a sus instrumentos de revanchas (FGR y UIF) para en una acción mediática, exhibirlo y encontrar el mejor de los distractores posibles.
Tan difícil está el panorama para México y el caudillo de Tepetitán, que a este no le importará retractarse de su agradecimiento a Enrique Peña Nieto por dejarlo llegar sin problemas a Palacio Nacional y entregarle en bandeja el poder omnímodo que no supo o no quiso aprovechar para mejorar las condiciones del país y alzarse como el mesías que prometió.
A cambio, nos “regaló” más corrupción, se convirtió en el jefe de la banda dispensador de impunidad a todos sus seguidores y familiares a quienes permitió delinquir y abusar del poder para como él, cristalizar revanchas personales, enriquecerse y como los de “antes”, despacharse a gusto del dinero público lo mismo con el tráfico de influencias que con el robo a través de contratos espurios, opacos y directos.
También, a cuatro años, mostró que el país en sus manos retrocedió en todos sentidos y hasta con cinismo reconoce que, en vez de entregarnos un sistema de salud europeo, lo convirtió en un desastre donde hoy son más millones de mexicanos quienes no tienen acceso a los servicios, en tanto que la escasez de medicamentos se padecen en las instituciones y son causa directa de miles de muertes.
Para colmo, ensangrentado el país y con la entrega de más de la tercera parte del territorio a la delincuencia, suma masacres todos los días ante una delincuencia beligerante, retadora y cínica que exhibe su poder armamentista, sus despiadadas ejecuciones, su desafío a las instituciones de seguridad, incluyendo a los uniformados que portan insignias militares o policiacas que son vejados, golpeados y en muchas ocasiones asesinados.
NO hay por dónde, ni una buena y con ese bagaje se va a Estados Unidos, según él, en plan exigente, cuando hoy más que nunca, los mexicanos huyen del país en busca de refugio, empleo, oportunidades y seguridad arriesgando la vida en tráileres, desiertos y “guardianes”.
Esos migrantes ilegales que a partir de 2018 se incrementaron paralelamente a las remesas presumidas por el profeta cuatrotero en las mañaneras y que llegan a aliviar la vida de muchos mexicanos que acá deben pagar derecho de piso, su derecho a sobrevivir en zonas abandonadas por la justicia y ocupadas por los criminales, esos por los cuales se preocupa un gobierno que amenaza con desmantelar la estatua de la Libertad, pero se niega a desarticular y desmembrar a la delincuencia organizada.
Vendrán más escándalos para intentar justificar lo que no se puede, para acusar a otros de incapacidades, complicidades y con ello, querer mantenerse en el poder, pero la pregunta es ¿Para qué? ¿Para acabar con la esperanza? ¿Sumar más muertos? ¿Terminar de destruir al país o consumar más venganzas?
Y para eso sacan lo de Peña Nieto, quien resultará un sujeto de “doble propósito” como el ganado: Por un lado, el distractor, dar al “pueblo bueno” la venganza esperada, el cumplimiento de una promesa incumplida y por el otro, por la vía del acostumbrado chantaje y amenaza, apoderarse del estado con mayor población, el de México.
Pero la pregunta será la misma ¿Para qué?