¿Resolver conflictos?

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MTF. Alfredo Arévalo

Comúnmente en sesiones de pareja se presenta una duda cuando hablamos de la resolución de conflictos, se presenta una situación complicada, podemos definir el conflicto como el hecho de tener diferentes opiniones o tener algún tipo de desacuerdo entre dos o más partes.

La respuesta automática de muchas parejas es evitarlo, aun cuando ya se han iniciado los conflictos ellos buscan evitarlos dejando de hablar, cuando uno de los dos se va, explotando al decir cosas hirientes y luego de unos minutos hacer como si nada pasara. En este sentido lo importante de los conflictos no es evitarlos, sino conseguir resolverlos de la forma más efectiva posible.

Muchas veces tratamos de hacer cambiar de idea a la otra parte, explicándoles por qué nosotros tenemos razón y ellos se equivocan. En realidad, esto no es tener un enfoque de resolución de conflictos adecuado, es más, posiblemente esta estrategia no logre resolver el conflicto, solo empeorarlo.

Para poder solucionar el conflicto es necesario ser completamente honestos y hablar desde una postura que permita escuchar y empatizar con la persona que está hablando, para luego expresar lo que sientes cuando te dicen esas cosas, y sumar lo que sientes en esa misma situación.

La pareja no tiene que comprenderte, o aceptar todo lo que estás pidiendo, desde esta postura de honestidad es necesario saber que como adultos tendremos conversaciones incómodas y en ese momento se abre la posibilidad de dialogar desde la negociación.

Algunos puntos importantes para resolver conflictos es analizar ciertas situaciones

¿Cuál es la fuente del conflicto?

Un buen punto de partida para resolver un conflicto es tener claro cuál es su origen., dentro de la pareja existen los problemas reales y el falso problema, los últimos son explosiones repentinas que son muy grandes en relación a lo que está pasando, por ejemplo, discuten sobre la ropa sucia y la discusión sube rápido de nivel hasta llegar a un punto donde se quiere terminar con la relación.

En este sentido se debe de observar que el conflicto no es tan grande, por lo que debe de haber algo detrás que está haciendo que esto se sobreactúe, lo más sencillo es acordar donde se pondrá la ropa y cada cuando se lavara, pero esta necesidad de sacar la tensión acumulada los hace actuar así, no obstante, ese no es el problema que detona el conflicto, hay otra fuente.

El problema real viene desde nuestras expectativas que la pareja no ha logrado cumplir y que a raíz de esto se han creado inseguridades, esa parte es normal, todos creamos expectativas e inseguridades, el conflicto se inicia cuando me comienzo a frustrar por eso, dejando de comunicar necesidades esperando que la pareja entienda lo que me pasa si decírselo.

Es de suma importancia que ambas partes tengan claramente identificado el problema, en este punto es importante que obtengamos la mayor cantidad de información posible sobre los puntos de vista, opiniones y necesidades de cada persona, y comenzar a negociar que se puede dar y que no.

Escucha

La mayoría de las veces estamos pensando qué responder, si nos están atacando buscamos cómo defendernos, y dejamos de escuchar, comenzamos a crear historias en nuestra cabeza y lo que la otra persona está diciendo pasa a segundo plano.

En este sentido una comunicación saludable brinda retroalimentación, demuestra que está escuchando, y lo más importante evita los juicios. De esta manera, la otra persona reaccionará a esa atención y hará lo mismo, teniendo la confianza de que puede expresar sus pensamientos y preocupaciones. También es necesario validar sus emociones con frases como estas: entiendo que lo que estás diciendo te haya causado malestar o es comprensible eso que dices. Toda esta parte de escucha es muy importante y nos coloca en una mejor posición para llegar a un acuerdo.

Cambia la manera en que te expresas

Se trata de hacernos responsables de nuestras emociones y pensamientos, por lo que es necesario hablar desde uno mismo, por ejemplo, cuando alguien llega tarde a una reunión lo más común, es decir: ¿Por qué has llegado tarde? Te había pedido puntualidad máxima. Sin embargo, si hablamos desde nuestras propias emociones podríamos decirle: Me sentí muy frustrada por no empezar la reunión a la hora acordada, para mí era muy importante. Cuando estamos trabajando la resolución de conflictos hacernos cargo de nuestras emociones, puede suponer una gran diferencia. Esto evitará que los demás se pongan a la defensiva.

Busca un punto intermedio

Como hemos dicho no se trata de convencer al otro que tenemos la razón, en ocasiones puede funcionar, pero lo mejor sería buscar un punto donde no eres TÚ y YO, sino un NOSOTROS. Es necesario que ambas partes se involucren, y ese punto intermedio da la posibilidad de solucionar desde ese nosotros.

Da seguimiento

Este punto es importante, es necesario que la pareja marque parámetros que indiquen que esto se está realizando o no, en muchas ocasiones cuando la pareja siente que se terminó el conflicto se tranquilizan y esperan que eso haya sido todo, sin embargo es solo la primera parte, para que el conflicto logre resolverse de manera adecuada es necesario retomar en ciertos momentos, ver los cambios, aceptar modificar de ser necesario.

“Las parejas están más propensas a acusarse mutuamente que a pensar el conflicto como un problema que puede solucionarse”.  José Antonio Marina.