La agrupación festejó su décimo tercer aniversario con un gran concierto en el Teatro Ricardo Castro.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
Una tarde-noche impregnada de energía, vivacidad, alegría y ante todo, buena música tradicional mexicana amalgamada también, por que se vale, con sonidos internacionales para encausar esa versatilidad que los distingue, fue la que vivieron aproximadamente 400 personas que asistieron puntualmente al concierto del décimo tercer aniversario del Mariachi Águilas de Durango, el cual tuvo verificativo este domingo 29 de mayo en el Teatro Ricardo Castro.
Ataviados con elegantes trajes de charros blanquecinos adhoc a esta temporada de primavera-verano, bajo la dirección de su fundador el Profesor Jaime Ravelo, los miembros de la agrupación iluminaron el alma de los asistentes de principio a fin con el dinámico sonido de los violines, guitarras, trompetas, vihuela y el arpa, por citar algunos instrumentos.
Entre las sorpresas especiales como ya venía anunciando en ediciones pasadas de esta casa editora, el mariachi cumplió con las expectativas al traer invitados a la ocasión como el Grupo Radar y los bailarines entusiastas del Ballet Folklórico Xochiquetzal de Durango, mismos que reforzaron la escena para deleitar a los presentes con sus propuestas musicales y dancísticas.
El prolongado repertorio del Mariachi Águilas de Durango, que si bien, no defraudó por la amplia variedad de géneros que trajeron al escenario sumado a las tradicionales canciones del género popular mexicano, arrancó emociones enmudeciendo a la multitud.
En la lista sonaron al unísono “Loco”, “No”, “Wind of change”, “A mi manera”, “En tu pelo” y otras más que fueron sinónimo del derroche de talento y dominio de los instrumentos.
Finalmente para despedir con broche de oro, la agrupación trajo a colación el tema “Negrita de mis pesares” con el que se hicieron acompañar nuevamente por el ballet Xochiquetzal y sus coreografías preparadas que al concluir, fueron motivo de la ovación y admiración del público, estremeciendo el alma de los felices asistentes.
