Noche de “Cuentos compartidos”

0
411

El Centro Artístico Analco entregó un espectáculo de danza impregnado de pasión y poesía.

Por Juan José Nava / La Voz de Durango

Como parte de la Primera Semana de la Danza “Dolores Limón” en Durango, El Centro Artístico Analco (CAA) participó activamente con el espectáculo “Cuentos compartidos”, una muestra de diversos estilos dancísticos, entre tango y contemporáneo, que tuvo a bien mostrar una interpretación discursiva basada en los cuentos “El infierno” del poeta italiano Dante Alighieri, y, por otro lado, el cuento de hadas “El ruiseñor y la rosa” del escritor y dramaturgo británico-irlandés Oscar Wilde.

Los extractos de diversas historias fueron interpretados en distintos momentos por el cuerpo de bailarines del CAA, quienes se encargaron de hacer una construcción del mismísimo infierno adaptado en medio de una lúgubre dimensión infinita de algunos de los siete círculos enmarcados en forma de pecados capitales, donde prácticamente y enfáticamente se hizo hincapié mayúsculo en el mismo limbo y la lujuria, acompañado de coreografías y gestos simbólicos que acentuaron la forma discursiva.

No pudo faltar también la narración poética de Juan Pablo Ayón, quien una vez más, leyó de forma inspiradora y pausada, las líneas de Oscar Wilde, mientras en el escenario y transportando a los espectadores a los propios confines de la imaginación, se desenmascaraban de forma separada, la sensibilidad y la tristeza de lo que evoca el amor, sumado contrariamente a la propia falta de empatía y la multiplicidad de los sentimientos cuando surge el enamoramiento, así como ese valor del sacrificio por los demás que permanece atado a las emociones.

Finalmente, Ana María Ayón y Juan Pablo Ayón, Directora y coordinador de baile del CAA, respectivamente, hicieron un agradecimiento especial al maestro Ángel Herrera, quien se encontraba entre las butacas del recinto, para agradecerle por el acompañamiento de su música de tango con la composición “La rosa y la noche”, misma que fue coreografiada magistralmente por los bailarines Eduardo Hernández y Melisa Berumen.