‘Los muertos no mueren’ aterriza en Netflix

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El director Jim Jarmusch pone de manifiesto, una vez más, lo que sucede en la sociedad, haciendo énfasis en el cuidado medioambiental.

Agencias

En el 2013 irrumpió en el cine con la vampírica Solo los amantes sobreviven. Fue un adelanto de lo que el director norteamericano Jim Jarmusch ha venido promoviendo en su cinematografía.

Es así que, el año pasado, Jim Jarmusch presentó Los muertos no mueren, una película que es más bien una sátira autoimpuesta a su propio trabajo, pero esta vez al estilo zombi.

 

La película, tras un año de haberse estrenado en las salas de cine norteamericanas, llega a través de Netflix con una propuesta que seguramente encantará a los seguidores de las historias de zombis.

Para ello ha recurrido a un reparto que incluye a sus actores fetiche Tilda Swinton y Adam Driver. El resto de actores convocados al reparto son: Bill Murray, Tom Waits, Danny Glover, Iggy Pop, entre otros.

Son estos actores quienes entienden la ironía del director que ha tratado de reflejar una lírica de lo que sucede en la vida diaria: la gente está harta. En varias entrevistas, Jarmusch ha comentado sobre qué lo inspiró a producir Los muertos no mueren. Cuando era un niño, sus padres le decían que debía mantenerse alejado del agua el río Cuyahoga porque era tóxico. Las fábricas de los alrededores de su natal Ohio se habían encargado de contaminar las vertientes de los ríos, incluyendo el Cuyahoga, tanto que, en junio de 1969, la chispa de un tren que pasaba por allí encendió las aguas y las llamas saltaron tan alto como un edificio de cinco pisos. Fue un desastre. Jarmusch lo recuerda bien.

“No fue algo agradable que sucediera”, cuenta con la subestimación que lo caracteriza. “De hecho, si está buscando una metáfora de la vida estadounidense moderna, no se vuelve más evidente que hacer que su río local se incendie”.

Recordado también por el filme Paterson (2016), el cineasta recuerda lo frágil que es el planeta y que este puede sucumbir si no se toman medidas.

“Está claro que estamos viviendo una crisis ecológica y la situación está empeorando cada vez más. Estamos amenazados por la negación de la ciencia y por la avaricia corporativa. Si este es el camino por el que seguimos bajando, solo conducirá al fin del mundo”.

La historia de Los muertos no mueren sucede en un pequeño poblado de Centerville, donde los finados regresan de sus tumbas y los pobladores y autoridades deben hacerles frente. Entre humor y harapientos personajes, Jarmusch ha insistido con su mensaje ecológico.