Opinión: Yo Campesino / De mal en peor

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• Contrarreforma del ganso pega a inversión, pobreza, confianza, salud y ecología

Miguel A. Rocha Valencia

En menos de un mes, las expectativas del Producto Interno Bruto de México registran ya tres caídas y de 4.5 por ciento previsto por Hacienda en el paquete fiscal 2022, aprobado por diputados de mayoría morenista sin mover un punto o coma como los instruyó el Ganso, ahora se encuentra en dos por ciento y con tendencia a la baja.
Habrá de caer aún más dada la incapacidad del profeta de la 4T para dar seguridad a la inversión, misma a la que golpea todos los días, incluyendo la nacional y extranjera, como si en el fondo, lo que busca el machuchón es destruirla, lo cual no sería descabellado dada su intención de hacer de México, un país de pobres dependiendo de la dádiva gubernamental.
El gran problema es que, con la baja en la expectativa de crecimiento, aumentan los pobres alimentarios los cuales, según el Inegi ya rondan los 10 millones a pesar del ligero repunte del empleo formal debido precisamente a la inflación, la caída real y en el poder adquisitivo de los salarios que, por cierto, no recuperan su nivel de hace tres años.
Es decir, si se crean los 460 mil empleos formales estimados para este año y los 440 mil del próximo, los salarios y su poder de compra serán menores a los pre pandemia debido a la inflación general y subyacente que ahora si golpea en los productos no sólo de consumo básico como la comida, sino aquellos que no están sujetos a estacionalidad ni decisiones administrativas pero que, de acuerdo al Índice Nacional de Precios, se consumen, por ejemplo, el papel de baño, el gel o cubrebocas.
Y si a eso sumamos la baja inversión, la debilidad económica crece, la cual, para el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas, “es preocupante” y será de mayores proporciones si se aprueba la contrarreforma eléctrica propuesta por el mesías tropical, ya que independientemente de las violaciones a normas internacionales y nacionales, causará retiro de empresas y una mayor fuga de capitales, que en los últimos tres años superó los 36 mil millones de dólares, de los cuáles, 12 mil 500 corresponden al 2021, algo así como 260 mil millones de pesos.
En su encuesta mensual el IMEF, por voz de su presidente, Alejandro Hernández explicó que los 35 economistas de alto nivel consultados, estimaron en enero la posibilidad de crecimiento de México en 2.7 por ciento, pero hoy, a un mes de distancia la previsión apenas alcanza el dos por ciento.
Y es que, ante la expectativa nacional e internacional generada por la reforma eléctrica, con su antecedente de cancelación del NAIM, así comió la nula certeza para la inversión, propició salida de dólares incluso colocados en inversión fija y la ubicada en papeles de gobierno para un gran total que supera el billón 200 mil millones de pesos.
Pero, además, el IMEF plantea que el “deterioro en el ambiente político interno, donde se observa la persiste inseguridad en el país, homicidios vinculados al crimen organizado, los asesinatos contra periodistas” están “exacerbando la perspectiva económica” para hacerla “poco alentadora”.
Señaló como otro factor negativo, la insistencia (presidencial y sus legisladores) “en empujar una reforma eléctrica contraria al mercado y la economía, así como acciones sorprendentes como pedir una pausa en las relaciones con España, así como la difusión de información privada de un periodista”.

“Todos estos factores ahuyentan a la inversión, que es fundamental para que la economía crezca y haya prosperidad. Nos preocupa mucho que la expectativa vaya a la baja porque eso nos pone en un panorama de mucha debilidad económica”, precisó.
Para colmo de males la propia Comisión Federal de Electricidad reconoció que en caso de darse la contrarreforma como está planteada, obligará a la paraestatal a utilizar combustibles fósiles para intentar alcanzar los volúmenes necesarios para atender las necesidades de energía en todo el país, lo cual incluso requeriría inversiones por cerca de 400 mil millones de pesos, que, por cierto, no están presupuestados.
El hecho es que, con los datos de la CFE, tendría que pasar de generar el 62 por ciento a casi un 75 por ciento de su energía, para lo cual utilizaría carbón, combustóleo, diésel y gas natural.
De tal suerte que del actual consumo de gas que es del 46 por ciento, brincaría al 64 por ciento y de carbón pasaría del cuatro al 10 por ciento mientras que de combustóleo subiría del uno al 11 por ciento. Con todo ello aumentaría su generación eléctrica a 140 mil 493 giga watts por hora, en un año.
Es decir que el capricho contra liberal del caudillo de Macuspana nos cuesta inversión, pobreza, daño al medio ambiente y un descrédito o desconfianza internacional, que nunca, ni en los peores momentos sufrió México. Y eso que no hablamos de corrupción.