Afina Trump su estrategia contra la democracia

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Por Gregorio A. Meraz

LA TIMES EN ESPAÑOL

WASHINGTON.- Acostumbrado a imponer su voluntad el ex presidente Donald Trump vive nuevos días de coraje, angustia y frustración, en su refugio de Mar-a-Lago.

La consignación de Allen Weisselberg, el hombre que durante décadas ha manejado sus finanzas personales, las de su familia y empresas, y la presentación de cargos contra la Corporación Trump, lo confrontó con la nueva realidad en la que vive ya sin la inmunidad presidencial que le permita impedir o bloquear juicios penales y demandas en su contra.

Trump condenó las acciones del fiscal de New York asegurando que todo forma parte de “la cacería de brujas contra él”.

En un evento “político” que transformó en acto de lamentaciones en Sarasota, Florida, dijo que “van detrás de la clase trabajadora, por no pagar impuestos de un carro o de un departamento de la compañía en que trabajan”, tratando de justificar la conspiración para evadir el pago de impuestos durante 15 años.

Se le olvida al expresidente que ni Weisselberg ni sus ejecutivos son parte de la clase trabajadora que hoy pretende defender.

A medida que los problemas legales crecen y se acumulan, Trump vende apoyo a candidatos a gobernadores o legisladores federales, a cambio de su compromiso de revertir el resultado de la elección que perdió y lealtad absoluta.

Sin dejar aún claro si buscará de nuevo la presidencia, Trump ve con preocupación las investigaciones en su contra por:

-Injerencia, presión y amenazas en elecciones estatales.

-Instigar a la insurrección y asalto al Capitolio, de lo que podría ser citado a testificar a una Comisión -Bilateral que lo investiga.

-Obstrucción de la justicia y despidos injustificados de funcionarios.

-Difamación.

-Asalto Sexual.

-Fraude a estudiantes de su Universidad.

-Pago de 2 millones de dólares por mal manejo de su fundación.

-Fraude al Fisco por deducciones inapropiadas por 46 millones de dólares.

-29 demandas y 18 por disputas contra sus propiedades.

-Espionaje ilegal de los congresistas demócratas Adam Schiff y Eric Swalwell.

-Espionaje ilegal a periodistas.

-Intimidación de votantes.

-Demanda por difamación presentada por Jean Carroll y Summer Zervos y otros.

Como líder único del Partido Republicano, Trump decide quién será nominado y “vende protección” a candidatos, que somete y condiciona, mientras ordena la expulsión y ataques contra disidentes o críticos, de la misma forma en que expulsó del gobierno a altos funcionarios de carrera, de la comunidad de inteligencia, el Pentágono, Departamento de Justicia, Seguridad Interna o de Estado, que se negaron a cumplir sus órdenes o lo criticaron.

Aparentando conocimientos que no tiene, Trump es simple lector de discursos escritos por su asesor Stephen Miller, quien se inspira en el Manual de Propaganda Nazi, de Joseph Goebbels, que sigue al pie de la letra, para mantener el apoyo a Trump.

“Si dices algo suficientemente grande y continúas repitiéndolo, todos comienzan a creerlo…”, dijo Trump en un acto de campaña en Sarasota, al defenderse de acusaciones en su contra.

También ha dicho que “Si admites la derrota, entonces, estarás derrotado”.

Goebbels afirmaba que “es más fácil decir una gran mentira, que desmentirla”, lo que Trump, a quien “le gusta jugar con las fantasías del pueblo”, como escribió en su “Arte de Negociar”, ha aprendido a hacer muy bien.

Así, su gran mentira de “fraude electoral masivo” rechazado por sus Departamentos de Justicia, Seguridad Interna, gobernadores y responsables electorales, ha convencido al 36% de los votantes estadounidenses, 50 millones de republicanos y una tercera parte de los votantes independientes.

En consecuencia, propició reformas electorales anticonstitucionales, que intentan suprimir el voto de las minorías en 40 estados del país, donde los republicanos controlan legislaturas.

Pero tristemente no es todo.

Ahora, su apoyo también se manifiesta en actos de intimidación de grupos “nacionalistas” blancos fuertemente armados, que, durante horas, bloquearon el tráfico en una autopista de Massachussets y otro grupo en Pennsylvania, que desfilaron por las calles, “protestando” por el “robo de la elección a Trump”, y anunciaron que otros grupos harán lo mismo en otras partes del país.

Trump y sus incondicionales implementaron una extensa y compleja estrategia en frentes múltiples, usando las teorías de conspiración de QAnon, ataques de la Conferencia de Obispos Católicos que amenazan con excomulgar a Joe Biden, el segundo presidente católico de este país, acusándole de facilitar el aborto.

Trump también cuenta con el apoyo de evangélicos, milicias, supremacistas y nacionalistas blancos armados, generando un ambiente propicio para más actos de violencia, según advirtieron las agencias de inteligencia.

Todos y cada uno de los candidatos al Congreso, Senado, gubernaturas y legislaturas estatales, han abrazado y promueven la idea del “fraude electoral”, misma que fue rechazada por diferentes instancias de gobierno.

Weisselberg podría ser sentenciado de 5 a 15 años en prisión y sus empresas al pago de multas por el doble del monto de la evasión fiscal, además de la devolución de los reembolsos ilegales que reclamaron al Servicio de Impuestos.

Donald Trump Jr. y Eric Trump, sus hijos, también podrían estar implicados y ser llamados a cuentas, por su responsabilidad durante los 4 años en que manejaron la empresa, en contra de lo que estipula la Cláusula de Emolumentos de la Constitución.

Su hija Ivanka, a quien Trump otorgó autoridad para tener acceso a documentos altamente secretos, en contra de las recomendaciones de la comunidad de inteligencia, es investigada por alterar los precios.

Las acciones legales contra la corporación del expresidente implican el gasto de cientos de miles de dólares en defensa legal y podría resultar en serias dificultades de sus empresas para obtener préstamos millonarios o firmar nuevos acuerdos financieros.

Pero esas no son las únicas acciones legales y administrativas pendientes.

Trump, enfrenta más de 32 investigaciones criminales y administrativas, 16 demandas por asalto sexual, dos por difamación y muchas más, que se acumulan, por abuso de autoridad, corrupción, obstrucción de la justicia o abuso de poder, como las contenidas en el Reporte Mueller, que el procurador William Barr impidió que saliera completo a la luz pública.

Entre ellas, la ilegal injerencia en el proceso electoral de Arizona, Georgia y Pensilvania, por el bombardeo de llamadas telefónicas pidiendo la suspensión del conteo de votos, por el pago ilegal de casi medio millón de dólares a la actriz porno Stormy Daniels y Karen McDougal, modelo de Playboy, sus presuntas examantes, a menos de un mes de la elección de 2016, para asegurar su silencio y apagar acusaciones de adulterio e influir en el resultado electoral, en violación de las leyes de financiamiento de campaña.

Nuevas revelaciones, esbozan con mayor claridad a un Donald Trump incompetente, ignorante, furioso, frustrado, obsesionado, tras la humillante derrota que impidió su reelección, en que fue rechazado en 6 estados que ganó en 2016 y le dieron la espalda: Arizona, Nevada, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin.

Él, sin embargo, continúa rechazando ese resultado, atribuyéndolo al “fraude electoral masivo que le robó la elección”, de lo que ni él, ni Rudy Giuliani, Sidney Powell y ninguno de sus abogados, han podido presentar evidencia alguna, por lo que sus casos han sido rechazados en más de 100 tribunales, además de los Departamentos de Justicia y Seguridad Interna.

En esos estados, sus desesperados seguidores aún tratan de revertir el resultado de la elección, con “auditoras” poco confiables, como en Arizona, bajo el argumento de que “aviones arrojaron boletas procedentes de China en favor de Biden”.

Los llamados “ReTrumplicanos” tratan así de ayudar a Trump a “sustentar su reclamo” ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con lo que él y sus seguidores esperan “que sea re-instalado en la Casa Blanca en agosto”.

Por esta razón, las elecciones de medio término, que antes pasaban desapercibidas y registraban un gran abstencionismo, serán también históricas, porque el pueblo de Estados Unidos decidirá si fortalece el control demócrata en el Congreso, para facilitar la aprobación de la agenda de Joe Biden, o devuelve a los republicanos la mayoría en alguna o las dos Cámaras del Congreso, lo que bloquearía a Biden, podría impedir su reelección y eventualmente instalar a un republicano en la Casa Blanca.