¿Emociones reprimidas?

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MTF. Alfredo Arévalo

Cuántas veces al día has querido decir o hacer algo y evitas hacerlo por mantener tu imagen, y luego de un momento te sientes mal por no haberlo hecho, por otro lado ¿Cuántas veces has negado alguna emoción? Lo que nos llevaría a otra pregunta, ¿Acaso sabemos identificarlas?

Como ya lo he mencionado anteriormente, es complicado voltear a vernos y analizar qué es lo que nos pasa dentro, observar que es lo que inicia la emoción, qué emoción es, aceptarla y dejarla ir para que no nos cause un daño mayor. Porque si en realidad supiéramos el daño que nos puede traer emociones reprimidas por largo tiempo, seguramente intentaríamos ser más analíticos y liberarlas en su momento.

Es muy común para todos el tener emociones reprimidas, en ocasiones tratamos de ocultar demasiadas veces nuestros sentimientos, entonces podríamos decir que las emociones reprimidas son aquellas que no queremos o, simplemente, ignoramos; esos sentimientos que queremos ocultar, esconder en lo más profundo posible de nuestro ser. Sin embargo, aun cuando creemos que al estar ocultas nunca saldrán, tarde o temprano salen a la superficie.

Puede que no lo hagan de una forma evidente, pero si es una emoción que negamos de manera recurrente, puede que en algún momento se presente de forma explosiva (como una olla de presión), esta presión guardada en nuestro interior puede llegar afectando a nuestro comportamiento y nuestro bienestar psicológico e, incluso, físico.

Para evitar esto es necesario reconocer que las emociones forman parte de nosotros, reconocerlas y no dejarlas acumuladas en un lugar de nuestro interior, porque todo ese conjunto también es parte de nuestra identidad y nos vienen a explicar que ciertas cosas es mejor no hacerlas, todo con la finalidad de entendernos mejor y aprender a adaptarnos a muchas circunstancias.

Esta visión y reconocimiento de las emociones es personal, cada uno interpreta su mundo de diferente manera, la forma en cómo percibimos y sentimos, unido con nuestras opiniones y creencias son filtros de la realidad que nos envuelve, misma que nunca podremos entender porque la recibimos “procesada” por nosotros mismos. Es por ello que cada persona puede interpretar el mundo de una forma muy variada, sintiéndose de formas también muy distintas. Saber cómo interpretamos el mundo es una forma que nos permitirá mejorar como personas, ganando en salud y bienestar.

De igual manera, debemos prestar atención a nuestras emociones y las pistas que nos dé nuestro cuerpo sobre cómo puede que nos estemos sintiendo, en ocasiones, no es que estén reprimidas las emociones, sino que no son debidamente identificadas y, al ser malinterpretadas, pueden acabar haciéndonos daño al no saber qué nos pasa. Sabiendo qué sentimos y dándole voz a nuestras emociones las liberamos de la represión, y consecuentemente evitamos que nos desgasten psicológicamente.

Como liberarlas

En diversas ocasiones, todos solemos ocultar lo que sentimos porque creemos que no es importante o, incluso, que expresándolo puede que nos traiga problemas, además de que en algunos grupos puede que cambie la manera en que nos miran, y queremos mantener una imagen.

Sin embargo, la realidad es que lo que nos va a traer problemas es mantener oculto cómo nos sentimos, lo que permanece oculto por demasiado tiempo puede cristalizarse, convertirse en una vivencia muy desgastante y dañina. Las emociones son como la energía y, al igual que sucede en el mundo de la física, nada se crea ni se destruye, sino que se transforma, es probable que esa emoción reprimida se convierta en una conducta de la que nos arrepintamos luego.

Liberar nuestras emociones no debe ser tomado como sinónimo de decir las cosas sin pensarlas antes; debemos ser asertivos, lo que significa saber expresar lo que sentimos y pensamos, pero de una forma no perjudicial para otras personas, porque de otra manera seria una agresión. Puede que uno de los motivos por los que nos sentimos mal es porque alguien nos ha dicho o hecho algo que no nos ha sentado bien, pero no podemos hablar de liberación si eso implica quitarle cierta libertad a los demás, nuestras palabras deben ser debidamente reflexionadas antes de ser dichas.

¿Qué implica reprimir las emociones?

Las emociones reprimidas van a hacernos daño. Si no las dejamos salir o no las gestionamos adecuadamente van a acumularse hasta tal punto que no vamos a poder aguantar más, los principales problemas de reprimir las emociones son las siguientes:

  1. Estallido emocional

Si las emociones se acumulan y no las liberamos de ninguna manera tarde o temprano van a salir de forma violenta. Reprimir emociones hará que estallemos con el paso del tiempo, pudiéndolo hacer de forma muy violenta tanto física como verbalmente.

  1. Somatización

Cuerpo y mente se relacionan en lo bueno y en lo malo, y las emociones reprimidas son una prueba de ello. Estar en constante tensión psicológica puede traer consigo múltiples problemas de salud como por ejemplo dolores de cabeza, de espalda, problemas gastrointestinales, reacciones dermatológicas y cansancio.

Aquí es importante aclarar que no todas las enfermedades son emociones somatizadas, hay que asegurarse que se debe a una enfermedad médica o condición de salud que pueda ser tratada por medio de la medicina. En caso de que descubramos que todas estas molestias se deben a la ansiedad, el estrés o la depresión, será necesario acudir a un psicólogo, iniciar psicoterapia y aprender estrategias para liberar asertivamente esta tensión emocional.

  1. Depresión y ansiedad

Las emociones mal gestionadas pueden traer consigo otros problemas psicológicos, entre ellos la depresión y ansiedad. Son varios los motivos de esto, pero entre ellos encontramos el hecho de que si no sabemos por qué nos sentimos así, sintiendo gran incertidumbre y preocupación por no conocer la causa de nuestra tensión emocional, puede que nos empecemos a sentir peor llegando al punto de desarrollar un trastorno depresivo o de ansiedad.

  1. Dependencia a medicamentos

Muy relacionado con la somatización, suele suceder que tras sentir dolores de espalda y de cabeza se recurra a fármacos. Estos medicamentos puede que los haya recetado un profesional, pero suele suceder que, en realidad, el afectado prefiera no acudir a un médico y opte por automedicarse.

Esto implica mucho riesgo de caer en un problema de adicción porque, por un lado, los dolores no van a desaparecer porque su causa es emocional y, en segundo lugar, porque puede que quien consuma los fármacos se pase con las cantidades y la duración del tratamiento.

Por muchas pastillas que tomemos, si nuestro problema tiene que ver con reprimir nuestras emociones está claro que lo que lo va a arreglar es liberarlas, además de aprender a gestionar adecuadamente nuestro estado emocional. Por este motivo es tan importante acudir a psicoterapia de vez en cuando, aprendiendo las herramientas emocionales adecuadas para evitar que las emociones se queden atrapadas en nuestro interior.

“El problema no es que sólo usemos el diez por ciento de nuestro cerebro, sino que no utilizamos ni el dos por ciento de las emociones de nuestro corazón”.  Albert Espinosa.

Si quieres iniciar un proceso terapéutico personal, de pareja o familiar, puedes contactarme al 618-152-79-65; estaré encantado de atenderte.