Celebra Iglesia Miércoles de Ceniza con protocolo sanitario

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  • El arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz, ofició la misa en Catedral como parte de la celebración que marca el inicio de la Semana Santa.

Rosy Gaucín/La Voz de Durango

En la Catedral Basílica Menor de Durango se llevó a cabo la misa con motivo de la Miércoles de Ceniza, bajo un estricto protocolo sanitario, celebración que marca el inicio de la Semana Santa y que fue oficiada por el arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz Jiménez.

Previo a la misa que comenzó a las 12:00 horas, fueron ingresando al recinto decenas de personas, todas con cubrebocas y a las que se proporcionó gel antibacterial.

En el recinto católico, cada una de las bancas contaba con señalización en color verde para que la gente se pudiera sentar, dar cumplimiento a la sana distancia y de esta forma evitar el contacto.

Al llegar al 50 por ciento de cupo permitido por las autoridades y de acuerdo al semáforo epidemiológico, se cerraron las puertas del templo, y dio inicio el rito religioso a cargo de monseñor Armendáriz, quien vistió sotana de color morado.

En la homilía el jerarca católico, llamó a los feligreses a acercarse al sacramento de la penitencia para recibir el perdón de los pecados y que sea mejor la relación con Dios, para llegar bien preparados a la celebración de la Pascua, así como dejar de lado el odio y divisiones que no suman a la relación con la familia y con los demás, “es el tiempo de la salvación y de conversión”, indicó.

Al concluir la celebración, el arzobispo recorrió cada uno de los pasillos de la Catedral, en su andar realizó una señal en forma de cruz que dirigió a los asistentes, pues no hubo imposición de ceniza en la frente como habitualmente ocurre, por el tema de la pandemia.

Posteriormente en la Sacristía de Catedral, se hizo una fila para que las personas que así lo desearan pudieran llevar a sus casas un poco de ceniza en un recipiente de plástico y con ello cumplir con una de las tradiciones enmarcadas como parte de la Semana Santa.

Un grupo de religiosas tuvieron a su cargo la tarea la distribución de la ceniza, las que amablemente hacían el llamado a hacer fila de manera ordenada y rápida, por lo que no hubo algún contratiempo, todos alcanzaron para imponerla más tarde a sus familiares que no pueden salir de casa por la contingencia sanitaria.

En el transcurso del día, en los diferentes templos, a todos los feligreses que asistieron, les fueron esparcidas las cenizas en la cabeza o bien, a través de bolsitas o recipientes para llevar a familiares que no pudieron asistir.