¿No puedes dar lo que no tienes?

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MTF. Alfredo Arévalo

Hace tiempo en una clase donde se hablaba de los límites de la familia, específicamente de padres a hijos, la maestra utilizo la frase “no puedes dar lo que no tienes”, explico que este problema se podría presentar a causa de que los padres tampoco recibieron límites, y esto se repite en la crianza de los hijos.

Tiempo después cuando estaba en un proceso terapéutico con una madre soltera la cual entre los objetivos terapéuticos estaba que no podía abrirse a una nueva relación, ella uso la misma frase refiriéndose a que no podía dar amor porque ella no lo había sentido de sus padres.

Finalmente hace unos meses atendiendo a una familia la madre hace referencia a esa misma frase, pero ella refiriéndose a que ella no tenía paciencia a sus hijos porque sus padres no se la tuvieron. Luego de escucharla recordé las dos ocasiones anteriores y el contexto en que fueron utilizadas.

Al pensar en la frase “no puedes dar lo que no tienes”, el uso es hasta cierto punto muy obvio, te habla de una carencia y una petición al mismo tiempo. Normalmente cuando atiendo familias donde el conflicto principal es un niño tengo que mirar a los padres, pues ellos son los que educaron, marcaron límites, y depositaron mandatos consientes e inconscientes en el niño.

En este sentido si los padres se quejan de que el niño no tiene tolerancia a la frustración, podría ser porque ellos en su afán de “dar lo que ellos no tuvieron” quisieron llenar de obsequios para evitar eso que ellos consideraron sufrimiento, y que en realidad fue un aprendizaje.

Podríamos cuestionar si en realidad fue un aprendizaje o cómo podríamos catalogar si fue sufrimiento o no. Si bien desde la perspectiva de quien lo vivió fue un hecho traumático no debemos olvidar que cada acontecimiento en nuestra vida deja un aprendizaje, ya sea para no volverlo a hacer o para hacerlo de diferente manera.

Ahora bien, esos padres que se quejan del comportamiento de su hijo podríamos cuestionarles que han hecho para evitarlo, la mayoría habla de las carencias tanto económicas como afectivas que tuvieron y como esto los marco, y para evitar que sus hijos pasen por lo mismo se desbordan en afectos y obsequios, sin darse cuenta que tratando de dar una solución inician un problema.

No tiene nada de malo que los padres den afectos y obsequios, pero dentro de la comunicación de la familia hay límites, si estos son difusos, casi imperceptibles este comportamiento se ve como un premio permanente, el mensaje es “no tengo que hacer nada, igual tendré el premio”; por otro lado, hay límites rígidos, que en este mismo ejemplo se aplicarían a que el hijo debería tener un comportamiento y calificaciones de 10 para obtener el premio.

En ambos casos el hijo es marcado por el comportamiento de los padres, ya sea por una idea de que todo lo que hace está bien o por el contrario donde todo lo que hace está mal. El ideal en estos límites son los flexibles, que se adaptan a las necesidades de los miembros de la familia, en ocasiones son rígidos, en otros casos son difusos, pero lo importante es que cambian constantemente, dando libertad de aprendizaje y otorgando su lugar a cada miembro.

Explicarlo completamente llevaría más tiempo, no obstante, esta sería una explicación rápida, que nos sirve para volver a la frase “no puedes dar lo que no tienes”. Para saber qué es lo que no tienes volvemos a la recomendación que hago en la mayoría de mis textos, conócete, analízate, acepta lo que tienes, y si no lo tienes, busca la manera de encontrarlo y que tenga tu esencia.

A que me refiero con esto, pues a que eso que no tienes no sea impuesto por algo o alguien más, todo tiene que llevar tu esencia de vida para que se pueda integrar sino será algo forzado que en algún momento rechazaras, pues si bien es obvio lo que trata de decir la frase, también puede ser tomado como una excusa para no cambiar.

En este punto te pregunto, ¿Si no tienes dinero para comprar algo lo buscas? ¿si no sabes algo lo investigas? ¿si necesitas trabajo lo consigues? ¿si estas enfermo buscas medicina para sanar? En algún punto de nuestras vidas hemos necesitado algo y lo hemos conseguido, porque en el caso de emociones o ideas que desde nuestra perspectiva nos hicieron daño no deseamos cambiarlas.

La mayoría de estos casos es porque no estamos dispuestos a aceptar una responsabilidad, o porque tenemos una ganancia al seguir con esa actitud; en el ejemplo de la madre soltera ella prefiere seguir sufriendo a causa del amor porque es probable que alguien le reconozca que ha conseguido todo sin pareja; y en el caso de la madre, quiere evitar la responsabilidad de aceptar que no se dio el tiempo de educar a sus hijos.

Si bien todo es cuestión de perspectiva, y esta cambia constantemente, recuerden que no hay una verdad absoluta, y la explicación que se da en estos textos se reduce a unos cuantos párrafos para dar un poco de sentido, pero no aplica a todos de la misma manera, si sientes que estas dentro de esta dinámica y te está causando un conflicto, lo ideal es iniciar un proceso terapéutico.

“Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta”. San Agustín

Sobreviviremos al próximo lunes… si aceptamos nuestra realidad.

Si quieres iniciar un proceso terapéutico personal, de pareja o familiar, puedes contactarme al 618-152-79-65.