PSICObienestar: ¿Qué está pasando con nuestros niños?

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Por María Teresa Aguirre

Actualmente llevan estos pequeños diez meses en casa, acompañados 24/7 de un adulto o su familia, sin poder ir a la escuela, pasear, salir a comer, al parque, al cine, están encerrados en casa con limitadas salidas y tomando todas las clases posibles de manera virtual.

Hay niños que están todo el tiempo acompañados y sus padres trabajando desde casa, por lo que están felices, ya que antes de la pandemia por cuestiones del trabajo de ellos, apenas veían a sus hijos, estaban al cuidado de la escuela y de alguien en casa o de los abuelos, además de estar saturados de actividades y carreras a las clases vespertinas, que apenas y les daba tiempo de hacer tareas y convivir como verdadera familia. Ahora, ha sido diferente, mamá o papá están en el hogar y al pendiente de sus hijos, las prisas acabaron, ahora es todo desde casa y solo hay que encender un dispositivo y conectarse por las mañanas para recibir la clase y actividades deportivas, artísticas o académicas por la tarde de la misma manera, virtual.  En este tiempo se ha desarrollado un gran apego entre padres e hijos, que realmente ha sido en beneficio de los hijos que casi no convivían con sus padres por la situación antes mencionada, el trabajo. Y, por otro lado, los padres sin culpa por tener que abandonar a sus hijos, ahora se acompañan y apoyan mutuamente.  Ha sido complicada la organización de espacios, tiempos, respetar silencios, al no poder hacer ruido mientras el papá está trabajando o el hijo está en clase, pero se ha logrado tener armonía en el hogar y trabajar de manera simultánea, con el apoyo de todos en casa.

Por otro lado, ¿qué pasa con los niños que son violentados en el hogar, estos pequeños que su escape era ir a la escuela y pasar varias horas con sus maestros y compañeros de clases? Lamentablemente para ellos, es seguir en un ambiente tenso, con miedo, quizá sin el cariño que necesitan y que antes recibían en su entorno escolar.  Es muy triste saber y ver a estos niños en un ambiente familiar donde hay violencia psicológica e incluso física.  Se enfrentan a insultos como: “eres tonto”, “tú no sabes”, “tú no entiendes” y, por otro lado, a empujones, jalones de cabellos, pellizcos y hasta golpes.  Estos pequeños se sentían seguros, ahora no y sufren por no tener un apoyo externo. Y, aunque no se pueda hacer algo directamente por ellos, sus maestros en el aula virtual, pueden darles ese cariño, ese amor que ellos necesitan, con palabras de aliento, decirles un “sí puedes”, “vas muy bien”, “sigue echándole ganas”, hacerles su tiempo y espacio de clases, un lugar y ambiente seguro para ellos, a pesar de tener a las mamás junto a ellos, quienes a veces los sientan de un jalón, o los regañan y gritan, pero sus maestros hacen que ese momento que acaba de pasar ese alumno al darse cuenta, sea más ligero.  Es muy importante “maestros” poner especial atención para identificar estos casos.  De igual manera a aquellos niños que son presionados para ser el mejor alumno y no pueden disfrutar la clase o el momento, porque tienen a la mamá a un lado contestándoles todo y presionando para que respondan antes que los demás y regañando si no lo hacen bien, Tampoco esto es sano para los niños en estos momentos por más acompañados que estén.

También tenemos a los niños que, como sus papás se tienen que ir a trabajar, son cuidados por los abuelos, tíos o contrataron a una persona para estar con ellos tomando clases.  Esos niños que se tienen que levantar más temprano para irse al lugar donde los cuidan y organizar sus materiales y libros para no olvidarlos, llevar quizás su lunch para comer en el receso.  Para ellos son días diferentes que, para los demás niños, pero aquí nos enfrentamos a una situación diferente, tal vez no están acompañados como se necesita con el apoyo en las clases. Estos cuidadores solamente están para eso, para estar al pendiente de los niños y no en las clases, a veces por no saber cómo ayudar o por tener actividades por hacer en casa mientras el niño está en clase.  Hay niños que trabajan por sí mismos, pero hay quienes se quedan dormidos en clase, se ponen a jugar o simplemente no trabajan. Entonces, estos pequeños se encuentran en desventaja y quizá vayan a tener un rezago escolar, por lo que, de la misma manera, el docente debe estar al pendiente de estos niños en riesgo y brindarles apoyo académico o platicar con los papás acerca de la situación.

Sabemos que este año escolar en línea, ha sido difícil para todos, pero lo más bello de todo, es que los niños se adaptaron perfectamente, aprendieron de tecnología, ellos son quienes les enseñan a los papás en muchas ocasiones, se están haciendo más responsables al presentarse a tiempo a sus clases y con sus trabajos y tareas, más maduros, más conscientes de la situación a la que estamos viviendo, valoran ahora más las cosas y el esfuerzo y sobre todo son más empáticos.  Son niños llenos de fe y esperanza en que todo volverá a estar bien y no como antes, sino mejor, ya que todo esto que les ha tocado vivir, los ha hecho niños más fuertes, más agradecidos, más felices y resilientes.

Somos conscientes que pocos de estos niños mencionados son llevados a terapia, pero se pueden ayudar de cierta manera dándoles una parte de lo que necesitan a través de la pantalla y como papás, podemos crearles un ambiente y un hogar más acogedor. Sin embargo, si la situación en cuanto a tristeza, conducta, ansiedad persiste, siempre hay maneras de pedir ayuda para atender a sus hijos.

Si estás pasando por una situación similar y necesitas ayuda, no olvides buscarla.

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