Por Omar García Rosales
El cine western durante mucho tiempo dotó de una pésima fama a la tribu comanche, al presentarlos como individuos crueles y sanguinarios. Aunque en 1990 la película Danza con Lobos, nos dejó en claro que no había buenos ni malos, solamente diferentes maneras de ver y vivir la vida.
Dirigida y protagonizada por el propio Kevin Costner, la película Dance with Wolvers (Danza con lobos) nos transporta a la Guerra de Secesión estadounidense transcurrida de 1861 a 1865. Aquí conocemos al teniente John J. Dunbar el cual se gana la condecoración heroica al salvar a sus hombres de una muerte segura. Esta hazaña lo convierte en un héroe y es enviado a cuidar un puesto en la frontera del territorio indio, en donde tendrá que esperar por refuerzos. El tiempo transcurre y Dunbar se mantiene aislado sin recibir noticias del ejército, siendo su única compañía un lobo a quien apoda “Calcetines” quien le ayuda a sobrellevar la soledad en la que vive.
Lejos de estar solo, Dunbar olvidó que se encontraba en territorio indio, por lo que tras un par de encuentros con estos, decide intentar entablar amistad con el líder Sioux. Esto es un choque para ambas culturas, ya que para la tribu Sioux el hombre blanco es el enemigo y para Dunbar los indios eran solo salvajes sin inteligencia. Aunque la curiosidad mutua termina por entablar una gran amistad entre ellos, ganándose el apodo de Danza con lobos. El gran problema es que el ejército americano llega al puesto fronterizo, solo para enterarse que Dunbar los ha traicionado, causando así una guerra entre ambos bandos.
La película fue sumamente cuestionada debido a que el género western tenía más de dos décadas ausente de la pantalla grande.
Sumado a esto los descalabros de Kevin Costner en anteriores producciones, obligaron a la productora a cuestionarse si era prudente o no estrenarla en cines. En su primera semana la cinta se estrenó en solo 8 cines, y a solo semana y media ya se encontraba presente en más de mil. Convirtiéndose inmediatamente en una obra relevante del cine estadounidense del siglo XX, así como en uno de los últimos grandes filmes del género western.
Basada en la obra homónima escrita por Michael Blake, la cinta nos presentó la forma de pensar, lidiar con la naturaleza, de las tribus nativas americanas. Cambiando la perspectiva de que los indígenas eran los malos y el hombre blanco el bueno, reduciéndolos a solo personas, que pueden conectarse entre sí y crear empatía por encima de los clichés clásicos del cine.
A treinta años de su estreno en cines Dance with Wolves no solo es la mejor película de Kevin Costner, sino que nos brindó un acercamiento a la vida, modo de actuar y la filosofía de los Sioux y el cómo mediante una producción se puede aprender mucho de otras culturas, y que concretamente los pueblos originarios, tienen mucho que mostrarle al mundo.