¿En el mismo barco? No, en el mismo mar

0
166

MTF. Alfredo Arévalo

La frase “estamos en el mismo barco” ha sido empleada desde el principio de esta pandemia, y ha cambiado conforme observamos la realidad de la situación, actualmente se dice que estamos en el mismo mar, unos en yates de lujo, otros en barcos comunes, otros en lanchas, y muchos otros tratando de mantenerse a flote sujetándose de lo que pueda. Sin duda el enfrentarnos a situaciones que no son previstas causan una emoción, ya sea frustración, enojo, ansiedad, tristeza, o miedo. Pero el estar dentro de está por tanto tiempo ocasiona un desgaste emocional que se puede observar hoy a poco más de un año que inicio esta enfermedad.

Ahora la desesperación por recuperar lo que alguna vez tuvimos y veíamos de manera tan cotidiana ha pasado a ser un anhelo que se pospone cada vez más tiempo, algunos esperaban que durara meses, tal vez un año, ahora el 2020 se ha convertido para muchos en un año perdido; se han perdido trabajos, planes o proyectos, dinero, pero principalmente salud; ya sea a causa del Covid-19, o por la parición de ansiedad o depresión, a causa del miedo que se vive constantemente, pues si bien la idea de contagiarse al principio de esta pandemia era mala, ahora automáticamente se relaciona con la muerte.

Esta situación también ha puesto en evidencia que no tenemos las herramientas para estar aislados, pues los docentes tuvieron la complicación de dar sus clases de manera virtual, mientras que los padres que antes solo apoyaban con un mínimo de actividades, ahora se molestan por tener que pasar la mayor parte del día en las tareas de sus hijos. Eso a lo que antes no era común ha ocasionado un rechazo y molestia, que terminan en desacreditar el trabajo de los docentes; este mismo ejemplo se puede aplicar a otros ámbitos, las personas han desarrollado un pensamiento polarizado donde el otro no hace lo suficiente, o no hace bien su trabajo.

A estas alturas de la cuarentena podemos ver a empresas donde quienes están a cargo creen que sus subordinados no hacen suficiente trabajo desde casa, por lo que se ampliaron casi a 24 horas los horarios de trabajo, las exigencias son mayores y la comunicación se ha eliminado casi por completo. Eso es un reflejo de esta nueva normalidad que estamos viviendo, el ritmo de vida se ha truncado, y la frustración que vivimos y que no decimos está latente para proyectarse en otros.

Quienes están del otro lado, y consiguen sentir mayor empatía por lo que sucede alrededor, no solo viendo lo que perdimos, sino lo que otros antes no tenían y ahora es más difícil de conseguir, quienes están en este mar sin comodidades, sobreviviendo con lo que pueden, a ellos mas que frustración les genera angustia por ver que esta pandemia resalta las clases socioeconómicas, las separa, y obliga a mirar por uno mismo.

Esto aun no termina, y a lo largo de este tiempo nos hemos enfocado en una introyección que antes por falta de tiempo no hacíamos, buscando un lado bueno; hacer ejercicio para cuidar la salud, tratar de hacer algún pasatiempo, pero cuando todo eso falla viene esos sobresaltos de miedo donde nos creemos contagiados, donde vemos a personas cercanas enfermas, y no queremos que enfermen seres queridos.

Todo lo que estamos viviendo en este momento dejara huella en nuestra forma de relacionarnos en un futuro, hay muchos otros comportamientos que se han elevado: la violencia familiar, situaciones de abuso y acoso, la agresividad, etc., pero estos comportamientos son nuestros, siempre han estado ahí, lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de aceptarlas para que no lastimen a nadie más, y mientras esto pasa, podemos ampliar nuestra conciencia, conocer nuestras cargas para poder empatizar con los demás, y dejar de polarizar una situación que ya es complicada por sí misma.

 “Es curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza.” ERNESTO SÁBATO.

Sobreviviremos al próximo lunes… si aceptamos nuestra realidad. 

Si tu vida está en un momento complicado y sientes que necesitas ayuda, puedes contactarme al 618-152-79-65, con gusto te acompañaré y buscaremos una solución.