Ideario

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Por Azu Macías

El mejor momento… ¿Cuál es el mejor momento para tener hijos? Tenía la duda clavada en el vientre, la cosa es que la misma duda tenía la mujer de 23 con una prueba de embarazo  en la mano y la de 36 tras la pregunta de su madre que inquieta quiere saber cuándo le darán nietos.

¿Cuál es el mejor momento? Se pregunta el que quiere emprender un nuevo negocio cuando le han enseñado que lo mejor es tener un patrón que le pague seguro, lo mismo se pregunta el joven de 17 años que no quiere tener patrón y desea seguir su sueño con una gran idea en mente.

¿Cuál es el mejor momento? Se pregunta el joven que quiere casarse pero apenas tiene 6 meses de noviazgo aunque está seguro de haber encontrado a la mujer de su vida. Se pregunta del otro lado él, tras 20 años de matrimonio, 3 hijos, una solicitud de divorcio y una mujer que le dice que no está segura de querer continuar.

Ante estás dudas está el miedo, la incertidumbre, la duda, el temor a equivocarse: ¿Y si no me sale bien el negocio? ¿Y si no tengo suficiente experiencia? ¿Y si no es la mujer de mi vida? ¿Y si debí luchar más por mi matrimonio? Quizá la vida no nos ofrezca ese tipo de certezas y eso es justamente parte del vivir. Ir descubriendo en el camino de la conciencia quienes somos, cuáles son nuestros anhelos y escuchar más atentamente a nuestras voces, esas que residen en nuestro interior y que apagamos o incluso dejamos que se peleen entre ellas.

¿En dónde está la respuesta sobre el tiempo justo? Justo en ti y solo en ti. En lo que aún puedes ofrecer, lo que puedes ofrecer en ese emprendimiento surge del centro luminoso de tu creatividad y tú pasión, enfócala y dirígela. ¿Ese hombre te hace dar lo mejor de ti? Mantenlo en tu vida, pero si la peor versión, la más cansada, deprimida, preocupada, violenta o violentada es la que estás dando, será tu indicativo de que es momento de dejar ir.

El momento quizá esté involucrado con lo que podemos dar al mundo laboral, familiar y relacional de nosotros, pues es que cuando damos eso sentimos que fluimos con el trabajo, los proyectos, la pareja o la vida aún y sus avatares.

Quedarnos cuando damos lo peor nos hace renegar, violentar, nos deprime o nos pone ansiosos, faltos de sentido, de ganas, de emoción para colaborar, no emprender cuando tenemos toda la energía y la pasión nos hace sentir igual de desconectados. Tal vez una de las respuestas que se me ocurren, así de ocurrente como soy, es que para saber cuándo es momento podamos dejar que nuestro corazón y nuestro cerebro platiquen y se den la mano, con el acuerdo de que resulte lo que resulte estarán juntos para seguir adelante.