¿Duelo? (Segunda parte)

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MTF. Alfredo Arévalo

En el artículo anterior hablamos sobre la etapa cognitiva del duelo, así como de las fases que la conforman, para cerrar con este tema en esta ocasión hablaremos de las dos últimas etapas que te ayudarán a identificar las emociones estancadas, esas que impiden realizar un cierre definitivo. En ocasiones el duelo lo puedes sentir como una contradicción, pues ante la pérdida sientes felicidad en lugar de tristeza.

Esa contradicción que puedes pensar que existe tiene que ver con esta parte emocional, si bien la vida con otra persona tiene sus complicaciones, hay algunas que se prefiere no decir y al momento de perder eso que se quería aparecen y te muestran que el alivio porque se fue es mayor a la tristeza; si el leer esto te ocasiona algo puede ser porque tienes muy presentes mandatos sociales o familiares que te ordenan sentir tristeza, aun cuando todo tu ser siente alegría.

Esta parte de los mandatos en ocasiones complica la superación del duelo, pues son voces ajenas a nosotros que se metieron muy dentro de nuestra conciencia y nos manipulan para ver una realidad que no es verdad; puede manipular tanto la situación como a la persona que se fue, pero lo importante es saber que es tuyo, que viviste tú, y que esa parte de tu vida es la que vas a cerrar, no tiene nada que ver con lo que otros puedan creer o sentir, este proceso es completamente tuyo.

Etapa Emocional del Duelo

Al contrario de la etapa cognitiva, esta requiere de asimilar más cosas y por ello está compuesta de 4 fases: la primera de ellas es la fase de Protesta; es necesario reconocer que todas las relaciones tienen momentos buenos y malos; en ocasiones estos últimos son los más complicados de asimilar de manera saludable, pues tendremos rabia acumulada a nivel inconsciente que en el momento de la pérdida de la relación puede ser más complicado su acceso.

Estas emociones también están presentes en el fallecimiento de una persona, la rabia surge por el mismo hecho dela pérdida y esta se añadirá a la ya acumulada. Aquí es importante resaltar que evidentemente la persona más perjudicada es la fallecida, pero también es normal y todos tenemos el derecho a sentirnos enfadados por su pérdida, explico esto porque en ocasiones este sentimiento genera culpa y no debe ser así, porque es una respuesta completamente natural.

La siguiente fase es de Tristeza. La tristeza es la emoción más asociada a la pérdida, se pueden presentar otras como en la fase anterior, pero por lo que en todo duelo habrá un espacio para ella, y en ocasiones cuando se extiende es lo que lo hace peligroso. Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de una pérdida, no lo hacemos exclusivamente de la relación o de la persona, sino que también perdemos muchos elementos asociados: objetivos, sueños, los recuerdos pesan más, etc.

Cambiando esta vez de ejemplo, en el caso de un divorcio, donde además de la ruptura de pareja, se tendrá la pérdida de tener que repartir el tiempo a disfrutar de los hijos, o en caso de no tenerlos, los lugares a los que fueron juntos, la casa común si es que tenemos que irnos, las convivencias familiares, etc., la suma de todas esas pérdidas viene a guiarnos a la tristeza, es por ello que esta emoción siempre tendrá su lugar.

La tercera fase es el Miedo, ante toda pérdida se abre una nueva etapa en la que nos preguntaremos ¿Qué será de mí? Esto, por el mero hecho de enfrentarnos a lo desconocido; en esta etapa la intensidad puede ser muy variable según lo que suponga para nosotros la pérdida.Suele ser una emoción muy intensa ante la pérdida de familiares más cercanos, pudiendo llegar a sentir cierta carencia de sentido de nuestra vida. Para esta etapa es muy importante acoger el miedo apoyándonos en el cariño de otros seres queridos.

La última fase de esta etapa es la de Aceptación emocional,pues además de aceptar la pérdida a nivel racional, es necesario expresarnos a nivel emocional. Dentro de la terapia se acompaña en todas las fases anteriores, sin embargo, esta resulta la más importante, nos encontramos en esta fase, donde el siguiente paso será el de decir adiós.

En este punto el hecho de decir adiós, conlleva la necesidad de guiar a la persona que está realizando su proceso de duelo a revisar cuánto ha limpiado a nivel emocional. En caso de tener todavía emociones por salir, es necesario acompañarle nuevamente a expresar tantas veces como lo necesite. Esto será clave para evitar hacer un falso duelo, para ello se requiere tiempo y paciencia, pero sobre todo ver la necesidad del paciente dando el tiempo necesario.

Etapa de cierre

En esta última etapa del Duelo se tomarán en cuenta 3 fases: la primera de ellas es una de las más importantes en el proceso, está es la fase de Perdón,como mencionaba anteriormente, dentro de las relaciones hay momentos buenos y malos, y la tendencia suele ser que tengamos esos conflictos guardados durante años; al momento de la pérdida para seguir adelante será el momento de perdonar todo aquello que creamos haber padecido por estar en la relación que termina (o persona que fallece). Al llegar a este punto, si aún sientes que hay cosas que no puedes perdonar, igual que en la fase de aceptación emocional, es mejor regresar a fases previas para seguir limpiando esas emociones “almacenadas”.

La segunda fase de esta etapa es la de Gratitud. Si nuestro pensamiento ya ha aceptado la pérdida, hemos expresado y sanado emociones y al estar emocionalmente en paz, hemos perdonado aquello que nos hizo daño, podremos ver y agradecer aquello que la relación que termina no aportó. Este parte del proceso nos da la posibilidad de cerrar el duelo y resignificar de una manera positiva, constructiva y agradable para que el recuerdo de la relación (o persona) quede en positivo en la memoria.

Realizado todo esto vamos a la última fase, Nuevos Apegos, es la fase en la que el proceso de despedida del duelo ya ha terminado y la persona se encuentra libre de la relación, lo que le va a permitir internamente, estar abierta a nuevas relaciones.

El ciclo no es lineal

Es confuso, lo sé, la intención de poner ese título es cubrir las dos ideas que se tienen en cuanto a un cierre, en ocasiones se manejan como ciclos, ya sea abiertos o cerrados, y cada uno tiene su proceso y duración. Las personas pueden creer que un ciclo cerrado ya se terminó, sin embargo, puede abrirse de nuevo, lo cual demuestra que no es definitivo. Mientras que un proceso lineal se lleva conforme a objetivos, metas superadas, es un procedimiento un poco más metódico; no obstante, tiene el mismo problema que el circular,  aunque se haya tenido un avance se puede perder.

La idea de adaptar el duelo a una estructura es algo muy subjetivo, como mencionaba en el texto anterior el duelo se puede llevar de forma natural y se puede cubrir satisfactoriamente; en ocasiones el incluirlo dentro de esas estructuras cumple más una necesidad del terapeuta que del paciente, pues es más sencillo tener un camino que seguir, que ir sanando las emociones que surgen conforme a las necesidades del paciente. La palabra retroceso no tiene un sentido, pues el duelo tiene un tiempo y un camino que únicamente define la persona que lo está viviendo.

No existe nada más fuerte que el corazón. Puede resistir golpes físicos, pero la tristeza lo puede aniquilar en un segundo.”. Armando Lucas Correa.

Sobreviviremos al próximo lunes… si reconocemos nuestras emociones. 

Si tu vida está en un momento complicado y sientes que necesitas ayuda, puedes escribirme al 618-152-79-65, con gusto te acompañaré y buscaremos una solución.