Graciela Rosales / La Voz de Durango
A los duranguenses que amamos nuestra tierra, nos lastima que sus edificios históricos no estén recibiendo el mantenimiento que necesitan, el deterioro crece y la posibilidad de restaurarlos se aleja cada vez más, ante el poco interés de las autoridades competentes y la falta de recursos económicos para hacerlo.
Con preocupación nos enteramos que el templo de Analco, está sufriendo los estragos de múltiples filtraciones de humedad y que ya presenta daño en las bóvedas, lo que demanda una atención rápida y profesional.
Seguramente, este no es el único edificio histórico que requiere mantenimiento, por lo que urge que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), las autoridades municipales y estatales, pongan el tema en su agenda y hagan algo para el rescatar estas edificaciones que además de la belleza arquitectónica y el valor histórico son lugares entrañables para los duranguenses.
Al parecer hay un recurso federal destinado a la restauración del templo de Analco, pero el INAH no ha podido bajarlo y mientras la burocracia paraliza los proyectos, las autoridades se duermen en sus laureles.
Qué lástima que no tengamos expertos en gestoría para atender estos temas, de esos que saben mover cielo, mar y tierra para conseguir recursos; de esos que aman a Durango y lo saben demostrar con acciones.
Si usted conoce a alguien con estas características, dígale que en Durango nos hace falta alguien con carácter, con coraje y con ganas, muchas ganas de preservar el patrimonio histórico de esta ciudad.