Cuando tenga 64 años, ¿me seguirás cuidando y queriendo? (The Beatles)

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La Voz de Durango nació en un taller de imprenta comercial y el primer número fue impreso en una prensa Chandler y armado en una “rama” de acero con letras de tipografía de madera. Si mi memoria no falla, en la vetusta “imprenta Nava” había tres tipógrafos: Enrique de la Rosa, luego director de la banda de música del gobierno del estado; don Ranulfo y Raymundo, cuyos apellidos desaparecieron en la historia o en la memoria y regresan a ella un día para permanecer efímeros como héroes de tu vida en un mundo que fue hermoso, a plenitud, en una vida sencilla; como si el “El camino de Swann” se viniera a buscar el ”tiempo perdido” al estilo de Marcel Proust, en una idea que se repite en tus días “los tiempos pasados siempre fueron mejores”.

Hoy evoco esos tiempos maravillosos de los años sesenta y setenta, (aunque LA VOZ DE DURANGO nació un 16 de agosto de 1956), cuando me preguntaba cómo iba a ser la vida a los 64 años, y escuchaba el disco del Sargento Pimienta de Los Beatles, quizá el grupo más famoso de la historia porque su música identificó toda una época de esperanza, de amor, reflejando costumbres de familia y de la sociedad, cuando miraba y quizá no comprendía el esfuerzo de mis padres por mantener abierto su negocio ante tanta dificultad económica y social. Hay un momento de la canción “When I’m Sixty Four” cuando pregunta la famosa canción si a los 64 años, “¿me vas a cuidar como siempre, me vas a querer, me vas a cuidar?”. Pienso que los 64 es una edad maravillosa, compleja, pero hermosa, si aún hay placer por vivir la vida, sentirla y quererla desde luego. Yo a La Voz de Durango, la sigo queriendo como desde el primer día y más, desde que llegó a mi responsabilidad. Porque es un compromiso personal con la vida.

Es un ideal. Vetusta, adolorida, con un bastón en la mano, coja, enferma, LA VOZ DE DURANGO camina por la vida tan campante y llena de retos. Es una viejilla simpática y jacarandosa, amable y girita.

No es negocio ya, no importan las utilidades. LA VOZ DE DURANGO es un compromiso personal y familiar, es un periódico de principios, porque nos mueve nuestra durangueñidad y su historia. ¡Cuánto dinero se ha ganado en esta empresa, cuánto dinero se ha quedado en Durango!

Lo digo con orgullo, porque mientras más difícil es publicarla y mantenerla viva, más la disfruto. Me gusta abrir el edificio viejo, recorrer los pasillos, abrir las bodegas, ver las portadas, escribir. Quizá LA VOZ DE DURANGO YA NO VA CON LA MODERNIDAD, no va con los nuevos tiempos, como la música de Los Beatles para la que a las generaciones de hoy, les parecerá sencilla y dulzona. Así nos gusta a sus dueños y a quienes hemos hecho periodismo en ella: sencilla, agradable, barata, ¡linda!… Los periódicos no son como otros negocios o empresas. Los periódicos parecen tener alma. Pasan muchas vidas por ellos, miles de historias que se escriben diariamente. Aquí se ganan y se pierden amigos, todos parecemos familia y en 64 años, se han conocido muchos buenos hombres y mujeres que han participado y muchos más han dado su vida por este periódico.

El tiempo pasó como un suspiro. Se fue y pasaron 64 años en la historia de este periódico.

Narramos en su tiempo, el nacimiento de la carretera Durango-Mazatlán y Durango-Parral, la llegada de la televisión, tuvimos desde 1956 el teléfono 30-70 hasta nuestros días, el movimiento del cerro en 1966, la aparición del Ford Mustang 1965, cuando México derrotó a Checoslovaquia en el mundial de Chile, los golpes militares en Sudamérica, la hambruna en Bangladesh, la llegada del hombre a la Luna, el mundial de 1970 con Pelé, la matanza de estudiantes en 1968 por los halcones militares, The Beatles y el Sargento Pimienta, la guerra de Vietnam, Durango en el béisbol de la liga central, el nacimiento del Club Campestre, del Rotario, de los Leones.

Mónica Rosas Miss México, la Mesa Redonda Panamericana, la visita a Durango del papa Juan Pablo II, la tierra amarga, pero bondadosa en la producción de nuez, chile rojo, manzana, maíz, trigo, sorgo, la expansión de la ganadería, la minería y del poderío económico lagunero. De la llegada y muerte del cine y también de los infortunios, como la llegada de aquél que prometió traer un Disneyland a Durango… ¡y le creímos!, La Voz de Durango, de su gente, de sus familias, de sus costumbres, puede escribir millones de anécdotas. Quizá lo hagamos algún día, quizá más pronto que demasiado tarde.

La canción de Los Beatles pregunta si a los 64 años “¿me seguirás cuidando y queriendo?”…

¡Nuestro matrimonio sigue fiel!