- Ingresan al ISSSTE, 3 o 4 contagiados al día, pero de igual manera fallecen.
- Enfermera aguanta 12 horas con imponente equipo de protección; permanece así pese al calor.
Perla Rodríguez / La Voz de Durango
Trabaja 12 horas el sábado y 12 horas el domingo en un complicado escenario que no muchos conocen. Sale de casa con ropa normal, para en breve transformarse. Sigue siendo ella, pero debajo de un imponente equipo de protección, guantes, cubrebocas, careta, mascarilla, gorro; lo que la mantiene alejada del Covid-19, pero a la vez muy cerca.
Es una joven enfermera del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), se llama Eva Carolina Robles Rentería, de 26 años, y ante la pandemia por el Covid-19 fue destinada precisamente al área de atención de pacientes contagiados por este virus que tantas muertes ha causado a lo largo del mundo.
Le dieron oportunidad de decir “no”, sin embargo, tomó esta situación como un reto y como una manera de aportar mucho a la sociedad; “me gusta, tengo miedo todos los días, pero es muy satisfactorio”.
Ha visto cómo sus compañeros médicos o enfermeros resultan positivos al coronavirus, e incluso ella misma ha estado bajo la tensión, nervios y estrés por un posible contagio.
Recientemente presentó varios de los síntomas propios del Covid-19, afortunadamente después de practicarse los estudios necesarios, obtuvo una respuesta favorable, dio negativo.
Esto representó un respiro para su salud y su familia, pero también fue un impulso para seguir dando todo de sí frente a personas que su destino se tornó diferente, quienes luchan por salir avantes del virus.
“Lamentablemente en estas semanas se ha visto en el ISSSTE, donde yo estoy, de tres a cuatro ingresos por día y dices ‘no tienen tantas camas, ¿cómo pueden seguir ingresando?’, pues porque las personas están falleciendo, se está complicando la situación muy rápido, de un día para otro todo puede cambiar”.
Platicó que a veces las familias se niegan a entender cómo es que su paciente murió tan rápido si aparentemente no iba tan mal, a lo que explica que todo se ha complicado, y de un día a otro la persona puede empeorar al grado de perder la vida a causa del Covid-19. Y en un mejor panorama, puede mostrar mejoría notoriamente.
“Las personas no creen, entran al área y es bien difícil. Ahí los vemos hasta que se recuperan o lamentablemente hasta que fallecen”.
Aunque recordó que cuando apenas la pandemia comenzó había muchos recuperados, varios salían del hospital caminando, pero, ahora está todo más complicado. Hay pacientes con enfermedades crónicas, en quienes no se ha visto como tal una recuperación.
PACIENTES
Eva asegura que el trato sigue siendo igual al paciente, con amabilidad, vocación y la ética que esta profesión reclama.
No hay distinción al tratarse de una persona contagiada. El personal médico presta el servicio de manera regular, en busca que sean más los que logren vencer al Covid-19.
Afortunadamente, dijo, al portar el equipo de protección personal pueden mantener contacto directo con los pacientes, algo que está totalmente fuera del alcance de los familiares.
En virtud de ello, expresó que también les ha tocado animarlos, “es muy triste verlos solos, pues no están con sus familiares, más que nada es un trato digno”.
Cuando la situación se presta para ello, han practicado videollamadas con los familiares, quienes pueden verse a lo lejos.
“Me pongo a pensar si yo estuviera en esa situación, si yo fuera el paciente, cómo me sentiría. Entonces trato en lo personal de darles ánimo, que ellos se sientan cómodos. En esta situación no ven a sus familiares en ninguna ocasión. Hemos podido empatar una videollamada con algunos familiares, pero los pacientes están con tubo, no pueden hablar, ellos no saben”.
Se les avisa previamente que las imágenes que verá son difíciles de asimilar, pero asegura que al final de cuentas es una forma que las familias estén tranquilas.
PROTECCIÓN
Para la mayoría resulta complicado y hasta enfadoso el portar un cubrebocas a fin de evitar una propagación del virus.
Ahora imaginen la batalla que enfrenta una enfermera de pacientes Covid-19. Eva explicó que se requiere de un equipo de protección personal para entrar al área de contagiados.
“Se tiene que utilizar un overol para derrames, una bata desechable, botas, dobles guantes, gorro y la mascarilla N95 junto con unos goggles”.
Narró que al momento en que uno a uno se viste como lo amerita la pandemia, queda un compañero que no se viste aún, con la finalidad de cuidar ciertos detalles que pueden resultar un foco de infección.
Además se debe mantener un cuidado preciso, dijo, sobre todo al regresar a casa, con su familia.
Al volver, ya está lista en la entrada de su hogar una toalla, sandalias, toallitas desinfectantes y un tapete desinfectante.
“Llego, me quito los zapatos, lavado de manos, y si puedo en ese momento quitarme toda la ropa y directo al baño. La ropa directo a la lavadora”.
CREARON PLANTILLA PARA COMUNICACIÓN ENTRE PACIENTE Y PERSONAL MÉDICO
Al haber pacientes contagiados que se ven imposibilitados a expresar sus necesidades, sentimientos, al momento de estar internados, Eva expuso que se generó una plantilla que facilitó esa comunicación.
Surgió con el señor Eduardo, en quien no veían esperanzas, “varías veces se intubo, ya estaba acostumbrado al tubo, por lo tanto ya no lo sedábamos, él podía ver lo que hacíamos, pero ya no se podía comunicar con nosotros. Nos hacía señas”.
Ante ello, un compañero generó esa plantilla, y enseguida hubo quien la mejoró. Le agregaron leyendas de “Sí, “No”, “Necesito”, que eran las principales.
“Con eso nos pudimos comunicar, él con una pluma iba señalando cada una de las letras. Podía decirnos ‘me siento mal’, ‘me falta el aire’, ‘necesito que me cambien’, todo nos podía decir”.
Afortunadamente Eduardo salió dado de alta luego de 40 días hospitalizado.
AGRESIONES A PERSONAL MÉDICO
Si bien de manera personal afortunadamente no le ha tocado resultar agredida por ser personal de la salud. Ante el desconocimiento, pues la ciudadanía piensa que por ser médico o enfermeros los van a contagiar.
La joven enfermera compartió una situación que sí le sucedió mientras iba camino a su trabajo.
Y es que de manera normal toma el autobús en una de las paradas cercanas a casa. Sin embargo, comenzó a notar que nadie se sentaba del mismo lado, todos los pasajeros tomaban asiento del otro extremo, lo más lejanos a ella.
Cuando pidió su bajada, notó cómo es que todos con miedo se retiraban aún más para no tener contacto con ella.
Lamentó entonces que haya este tipo de acciones e incluso otras más graves contra quienes día a día entregan todo para dar atención médica a los contagiados.
Asimismo, hizo el llamado a la ciudadanía para acatar todas las medidas sanitarias y evitar mayor cantidad de contagios.
“Para los que no creen en el Covid-19, les puedo cambiar una guardia de su trabajo por una del mío”, sentenció Eva Carolina.
