Por: Juan Nava Stenner
Bueno, ¿y ahora?, López -Gatell, ese monolito de la salud y del bienestar, ese infalible de la 4T por su manejo de la crisis pandémica, se derrumba a pedazos. Y con el mismísimo derrumbe de la 4T y del Sr. presidente López Obrador por su mal manejo de la salud, la economía y la polarización con excesos, la confianza en el sistema de salud federal cae a un abismo de incertidumbre. Ya pasamos a Italia, a España y a Francia en cifras y aquí, nomas la curva no solo no se aplanó, sino que sepultó la confianza ya, en un sistema sanitario obsoleto, ineficiente y carente. Faltan médicos, faltan enfermeras, faltan medicinas, bueno, ¿y luego?
¡Plaff!
Vamos volando a convertirnos en un país de contagiados de coronavirus donde solo nos consuela lo improbable que es alcanzar a Estados Unidos. El primero del mundo o centro de la pandemia originada -dicen- en China.
¿Y Durango?
Pues mal… moviéndose peor que una gelatina sin cuaje. Si todo el país está remal y va a requetepeor, pues nuestra tierra no está exenta de contagios, pese a los esfuerzos que aquí se han hecho, de pueblo y gobierno, para apaciguar la crisis. Y… ¡nomás no!
Somos número 1 en movilidad a nivel nacional y con ello, los contagios empiezan a dispararse. De 12 pasamos a 20 y de 20 a 60 por día. ¿Y muertos?, de uno o dos a doce. Luego siete, luego… No sabemos cómo nos irá cada noche en que aparece hablando Sergio González Romero. Llegan las 7 de la tarde y parece hora fatídica, el país tiembla en cuanto aparecen López-Gatell y sus médicos, cuyas cifras retumban en Sonora y Sinaloa, Tamaulipas, Puebla, Oaxaca y… ¡Durango! Y ya, porque nadie quiere volver a encerrarse, porque no hay confianza y sí mucha incertidumbre. No se sabe qué es mejor, si morir de Covid-19 o de hambre.
Creo que los duranguenses ya nos sabemos de memoria lo que está ocurriendo, pero ni por asomo, hacemos caso. ¿Qué hacen los bares y antros abiertos?, ¿para qué abrieron Paseo Durango y la calle Constitución? Abrieron la economía porque tronaron los restaurantes, les dieron chance a las maquiladoras y ahora, hay contagiados por cientos. Creció el desempleo a causa de la pandemia, y creo que ese, es el mal mayor.
Es como decir, “si camino me duele, si me paro se me revienta”. Hay que detener la movilidad sin afectar la economía. Hay que prevenir contagios concientizándonos de los riesgos y ayudándole a las autoridades para no saturar los hospitales.
Nos consta que el gobernador Aispuro ha trabajado horas extra con su equipo de salud, va a los municipios y vuelve, lleva insumos, recorre poblados, viene y va, y la pandemia, la infernal pandemia, no ha azotado a Durango con toda su fuerza como al resto del país, porque aquí se actuó a tiempo, se previno a la gente que temerosa acudió al encierro y tomó todo tipo de precauciones hasta que la misma economía familiar tronó y a regresar a labores, sin importar los riesgos… En esas estamos… Durango se mueve mucho y se insta todos los días a quedarse en casa, pero la gente ya no entiende, no quiere encerrarse y protesta, se queja y desafía las invitaciones de las autoridades de salud…
No vamos más allá, hay que tener cuidado y quienes puedan volver a confinarse que lo hagan, que se cuiden y nos cuiden, porque no es posible que luego de cuatro meses de encierro, el virus que parece una maldición apocalíptica sin fin, que amenaza con saturar hospitales y sistemas sanitarios, cobre bríos, fuerza, apogeo, ante los esfuerzos ya inútiles del sistema sanitario. No hay médicos ni especialistas, ni enfermeras… hay dinero e instalaciones, pero no hay médicos suficientes para atender a los enfermos.
Quien pueda guardarse que pueda cuidar su salud y la de los suyos, que lo haga. Así también nos cuida a todos. Los que tengan que salir, que adopten todas las medidas preventivas: cubrebocas, sana distancia, lavarse las manos, usar careta y rezar mucho.
¿Escribo con escándalo…?, ¿exagero…? Las cifras indican que en Durango empezamos a perder la batalla con los hospitales a punto de saturación y sin médicos. Aunque nuestra entidad no esté tan afectada como otras, hay que recordar que Durango es extenso y poca la población y el número de infectados es mucho. Si Durango sigue con la movilidad de los últimos días, en no más de 20 días estaremos lamentando una emergencia, que sin duda, ya tiene sus primeros rasgos.