¿La “cura” está afuera?

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MTF. Alfredo Arévalo

Lo que somos es un reflejo de las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida, la carrera que elegimos en lugar de otra, el ejercicio que realizamos, las películas que vemos, los libros que nos gustan, la religión que profesamos, etc., pero también en cuestiones emocionales vemos ese reflejo, qué emociones decido mostrar, qué figura falsa creo para que me acepten, cómo manejo el rechazo, qué mandatos familiares tengo, qué mandatos sociales he aceptado, a quién le echo la culpa de lo que me pasa, etc.

Sin embargo, puede que no sea así, pues no porque lo digo es verdad, tenemos la decisión de lo que aceptamos o rechazamos como verdad, de igual manera que decidimos que ciertas personas pertenezcan a nuestro círculo de amistades, o si permanecemos o no en un trabajo. Lo que sucede es que decidimos no aceptar ese poder y lo cedemos a la familia, la pareja, el jefe, etc.

Entonces viene la dificultad de conocernos como lo mencionaba en el artículo anterior, tenemos miedo de eso porque al final lo que está ahí es quienes somos, nadie mas ha dejado arrumbadas emociones o pensamientos en ese lugar, las culpas, los enojos, los “hubiera” que se mueven por el piso de ese cuarto oscuro dentro de nosotros están ahí por una razón, nosotros decidimos que estuvieran ahí.

He escuchado y yo mismo he dicho en algún momento que las carreras que elegimos vienen a buscar solucionar aspectos personales, quienes buscan expresar sus emociones sin hablar buscan el arte, quien busca conocer lo que hay dentro de las personas y de sí mismo la psicología, los que prefieren comunicarse escribiendo periodismo, algo que les ayude a dar forma a mensajes ciencias de la comunicación. En ese aspecto algunos deciden que encontraron lo que buscaron y siguen en ese camino, otros deciden que aun pueden buscar más y buscan otro.

Pues nos han enseñado que de eso se trata la vida, ¿no? Búsqueda y decisión, quieres dinero, busca ser alguien exitoso y decide dejarlo todo por ello; quieres encontrar a Dios, pues busca dentro de las religiones, pero decídete por una, por la correcta; quieres sentir amor, pues busca a alguien con tal o cual característica y decide estar con el/ella; quieres expresarte mejor, busca algo que te dé las herramientas, la carrera perfecta para ti y tus necesidades.

El problema está en que no nos enseñaron a mirar dentro de nosotros, por eso buscamos permanecer en un trabajo en el que no estamos cómodos, pero hay buena paga, tenemos éxito, nos envidian por eso; pero estamos enfermos, tenemos un estrés de la chingada, estamos enojados cuando deberíamos disfrutar con la pareja o los hijos, estamos cansados y nos cuesta ir a esa oficina a hacer eso que en el fondo sabemos que nos va desgastando poco a poco, pero hay buena paga. Y estamos dentro de la definición de persona exitosa, qué importa si dentro de nosotros sabemos que eso que hacemos cada día nos va apagando. Búsqueda y decisión.

Pero se nos complica decir que ya no lo haremos, la ganancia está presente, no solo la económica, el reconocimiento por haber conseguido el éxito, la admiración de los amigos y familiares que quisieran ser así, todo eso nos alimenta y es difícil dejarlo. Igual pasa con alguien que se victimiza, el “pobre” o el “aguanta mucho, es fuerte”, viene a ser el equivalente de ganancia, y por ello no decidimos al 100% cambiar la situación.

¿Entonces qué hacemos? Pues buscamos en quien depositar lo que nos pasa y decidimos que es su culpa. No puedo dejar este trabajo que no me gusta porque mi familia vive bien, mi esposa tiene muchas cosas y cambiamos de coche o casa. No puedo dejar a mi pareja aunque ya no soy feliz porque ella va a sufrir y yo no podría vivir con la idea de que ella sufre por mi culpa. No puedo dejar de sentirme mal porque tengo todas estas cargas y tengo que aguantar porque mis amigos y mi familia verán en mí un ejemplo y serán fuertes.

Creemos que todo lo que pasa en nuestras vidas viene de afuera, de situaciones o personas, que en realidad no controlamos, pero tenemos la certeza que lo hacemos, por ello culpamos afuera, buscamos afuera, decidimos cosas de afuera, aguantamos y nos sacrificamos por lo que viene o vendrá de afuera. Pero con esta imagen lo que estamos haciendo es que nuestro cuerpo sea un enorme contenedor, a veces de basura, a veces de emociones (culpa, tristeza, decepción, fracaso), a veces de personas que idealizamos, de situaciones que no nos gustaría vivir y que tenemos como un referente para no volver a pasar por ello.

Y como se llena el contenedor, nos sentimos mal y creemos que como todo eso vino de afuera, la cura también vendrá de afuera, por ello la buscamos en libros, en películas, en pláticas con amigos, en objetos que adquirimos, en un estatus social, y si no, en el alcoholismo, las adicciones, depresión, ansiedad, etc.

Pero si hemos llenado nuestro interior de todo eso, la cura está adentro, no buscando un cambio sin cambiar, queriendo comprar una píldora mágica que sane todo, pero nos deje exactamente iguales. Tenemos el poder de modificar nuestro entorno, ¿cómo?, reconociendo qué no nos gusta y aceptando que somos responsables de lo que hemos construido, al igual de que si queremos, podemos cambiarlo. Con ello va el soltar la idea de que cargamos a otras personas, si bien somos un apoyo y en ocasiones un ejemplo, pero no solo somos eso, si decidimos ser solo una imagen pública y olvidamos cuidar lo de adentro, solo tendremos un contenedor bonito y eso no nos beneficia para tener un cambio significativo y encontrarnos a nosotros mismos.

“Nos fijamos en lo que tenemos delante y detrás, pero no nos fijamos en lo que hay en nuestro interior… que es mucho más importante”. Anónimo.

Sobreviviremos al próximo lunes… si cuidamos de nosotros y nuestra familia.

Nuevamente los invito a escribir a mi correo alfredo.adj@gmail.com, en caso de necesitar un apoyo extra.