Vincent Van Gogh

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Por Úrsulo Hernández Camargo

Cuando la poeta argentina Cristina Domenech les preguntó a los internos de un penal porqué querían aprender a escribir y éstos le contestaron que, porque solo así podrían hablar de las cosas que no pueden decir (Domenech, C. 2014), me pareció que, con esa respuesta, los reclusos tocaban la cuestión esencial del arte como un medio que nace precisamente para resolver las dificultades de comunicación que eventualmente enfrenta el ser humano.

Este lenguaje, sin embargo, no es un recurso que funcione para todos. La antigua Babel de la leyenda, creadora de la división entre los seres humano, sigue estando presente, por lo qué, sin importar los esfuerzos que se hagan la comunicación a veces no se logra, sino que sigue triunfando la soledad que parece herir con más saña al alma del artista.

Es, desde esta perspectiva, como se puede comprender mejor la vida de algunos personajes que no tuvieron la suerte de hacerse escuchar mientras vivían, como la del pintor neerlandés Vincent Van Gogh, uno de los máximos exponentes del posimpresionismo.

Vincent Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zundert, Países Bajos. Fue el segundo de seis hijos de un pastor protestante. Después de hacer sus primeros estudios en un internado, trabajó, desde 1869 a 1876, en las sucursales de La Haya, Londres y París de la Casa Goupil, una compañía internacional de comercio de arte. Como no lograba entusiasmarse con esa ocupación terminó por ser despedido. Durante su estancia en Londres se enamoró por primera vez y fue rechazado.

Estos acontecimientos empiezan a configurar el futuro de Vincent, cuyo difícil carácter, será una de las marcas dominantes de su personalidad. Como contraparte, el pintor mantendrá una estrecha relación con su hermano menor, Theo, que durará toda la vida y será de gran trascendencia por el apoyo que siempre le brinda para el desarrollo de su vocación, además de ser una de las fuentes más confiables para conocer la vida del artista por la correspondencia que mantuvieron desde 1872.

Entre 1877 y 1878 Vincent intenta convertirse en pastor protestante, para lo cual estudia en forma irregular tanto en Ámsterdam como en Bruselas. Finalmente se va por su propia voluntad a Borinage, una región minera de Bélgica, donde a la postre recibe el nombramiento por seis meses. Allí empieza a dibujar con gran intensidad por lo que podemos afirmar que es en ese lugar donde encuentra su vocación.

Los siguientes extractos de sus cartas nos dan cuenta de sus principales intereses, así como del hecho de que empieza a pesarle la soledad, puesto qué, habiendo sufrido el rechazo de la gente que lo considera como un loco, no le es refrendado el nombramiento como pastor. 

“Bruselas 15 de noviembre de 1878

Cuántas bellezas en el arte, con tal de poder retener lo que se ha visto. No se está nunca entonces sin trabajo ni verdaderamente solitario. Jamás solo.”   (Van Gogh, 2018, p. 33).

Pero Vincent va más allá de este lindero al asignarle al arte un estatus superior al de la naturaleza de la realidad como todos la percibimos.

Wasmes, junio de 1879.

No conozco mejor definición de la palabra arte que ésta: «El arte es el hombre agregado a la naturaleza»; la naturaleza, la realidad, la verdad, pero con un significado, con una concepción, con un carácter, que el artista hace resaltar, y a los cuales da expresión, que redime, que desenreda, libera, ilumina.

Un cuadro de Mauve o de Maris o de Israels dice más y habla más claramente que la misma naturaleza. (Van Gogh, 2018. p. 35)

En 1880 se inscribe en la Academia de Arte de Bruselas donde hace sus primeros estudios formales, pero pronto abandona y sigue aprendiendo por su cuenta. Más tarde reconoce que no puede avanzar sin un maestro y entonces se acoge a la dirección de Anton Mauve, un pintor con cierto reconocimiento con el que está emparentado. Con él se introduce en la pintura al óleo, se convierte en maestro en la acuarela y sigue pintando la pobreza.

Los pasajes de sus cartas que se citan enseguida nos muestran a un ser humano que está dispuesto a afrontar las consecuencias de no seguir al rebaño:

En todo caso, si la gente encuentra bien o no lo que hago y cómo lo hago, por mi parte no veo otro camino que el de luchar con la naturaleza todo el tiempo que sea preciso para que ella me confíe su secreto. (Van Gogh, 2018. p.129.)

Dile que mi gran anhelo es aprender a hacer tales inexactitudes, tales anomalías, tales modificaciones, tales cambios, tales cambios en la realidad para que salgan, ¡pues claro! … mentiras si se quiere, pero más verdaderas que la verdad literal. (Van Gogh, 2018. p.143.)

Durante este periodo Vincent Van Gogh tendrá otras dos experiencias amorosas desafortunadas, la primera de ellas con una prima llamada Kee y la otra con una mujer a la que recoge y a la que llama Sien.

En 1885 se presenta otro hito importante en la vida del pintor ya que muere su padre y las relaciones con su familia se hacen irreconciliables. Ese rompimiento también significará un alejamiento de su país, puesto que considera que Holanda no tiene ya nada que enseñarle y como consecuencia sale para Amberes, una ciudad de Bélgica. Allí descubre a Rubens, el color, los crespones japoneses, la luz y el movimiento. Allí también, desafortunadamente, adquiere la sífilis. El año siguiente se inscribe en la academia de bellas artes. Sin embargo, no se detiene en ese sitio, sino que a principios de marzo de 1886 llega de pronto a París donde se acoge a la generosidad de su hermano Theo.

Vincent, que desde sus primeros estudios se había convertido en francófilo, encuentra en París su inspiración y su estilo inimitable. Este será el lugar ideal para el pintor autodidacta porque tendrá a su alcance muchas pinturas, tanto en el lugar donde se hospeda con su hermano Theo, como en los museos en los que pasa la mayor parte de su tiempo, principalmente en Louvre. En París, también, se encontrará con el impresionismo y con el puntillismo, además de que tendrá la oportunidad de estudiar con más profundidad el estampado japonés que ya le había entusiasmado desde su paso por Amberes.

Los Van Gogh habían adquirido más de 600 obras de este tipo que se convertirían en una suerte de macromural del piso parisino en el que vivían. Vincent -ya había colgado en Amberes de esta manera su primera selección-, decoró las paredes con ellas y las estudió con ahínco hasta empaparse de su poder e intensidad.

En 1886, el año en que van Gogh llega a París, el impresionismo acaba de triunfar después de su octava y última exposición en Nueva York. Desde sus inicios, en 1974, este movimiento renovador de la pintura, originado en Francia, había experimentado el rechazo del público, no obstante, siguió evolucionando en sus formas de expresión hasta alcanzar el éxito que pretendía. Entre sus principales exponentes están los pintores Monet, Renoir, Sisley, Cézane, Boudin, Guillaumin, Pissarro, Degas, Berthe Morisot y George Seurat, creador del puntillismo.

Es a través de una combinación de estas técnicas como Vincent van Gogh alcanza su madurez como pintor mediante un procedimiento que se conoce como sampleo. En París utiliza algunos motivos locales como Montmartre y el Sena, así como la propia ciudad en su conjunto. Otros de los temas que emplea el artista señalan un punto de inflexión o se van a convertir en una tendencia como los retratos y autorretratos, los girasoles, y la serie japonesa. Me explico:

 

A Vincent se le atribuye la pintura de 30 autorretratos, 25 de los cuales fueron pintados en París. Y si el artista nos habla siempre de sí mismo desde la perspectiva de sus obras, en van Gogh los autorretratos son una forma más específica de mostrarse a los demás. En ellos podemos advertir la evolución que tiene como pintor, pero también podemos percibir el avance de la locura y de la muerte.

Por otra parte, Vincent pintó tres retratos de Pere Tanguy, un personaje cercano a la mayoría de los pintores de ese tiempo, que nos muestran su evolución como pintor durante su estancia en París. Dueño de una tienda de pinturas proveía de material a los pintores, y, a veces, les aceptaba como pago algunos de sus cuadros que colgaba en su tienda, de modo que era una especie de mecenas. En el último retrato de esta serie aparecen como fondo varias pinturas o grabados japoneses que revelan la influencia del estampado en Van Gogh igual que se evidencia en la serie de cuadros que pertenecen a la serie japonesa en la que se contienen copias de estampas japonesas ya que el artista comenzó a explorar el japonismo realizando copias e interpretaciones bastante fieles de los grabadores japoneses, como se puede observar en los siguientes casos: «Puente en la lluvia»; «Ciruelo en flor»; y «Oiran».

Los girasoles, por su parte, se consideran una de las obsesiones del artista holandés, que se asocia a una especie de culto al sol, pero que además ha dado lugar a otras interpretaciones como la xantopsia (Roque, 1997), una enfermedad de la vista que hace ver todo en amarillo, o incluso el recuerdo del coche amarillo en el que sus padres se alejan cuando lo llevan a un internado a la edad de 11 años.

Compartimos enseguida el extracto de una de sus cartas en el que nos muestra su opinión respecto al arte y la vida, una idea que nos hace recordar El lobo estepario de Herman Hesse y algunas expresiones de Óscar Wilde.

París, verano de 1887

Yo siento pasar el anhelo de casamiento y de niños y en ciertos momentos estoy bastante melacólico de estar como estoy a los 35 años, cuando me debería sentir completamente distinto

Y algunas veces se lo reprocho a esta sucia pintura.

Richepin dijo alguna vez:

«el amor al arte hace perder el amor verdadero.»

Me parece terriblemente exacto, pero en contra de esto, al amor verdadero hace perder el gusto por el arte. (Van Gogh, 2018. Pp. 183, 184).

En 1887, es decir, el año siguiente, el pintor se cansa de París. Varios factores le conducen hacia ese estado de ánimo: la decepción que le causan las rivalidades de los pintores, la indiferencia con que se le acoge, y, la falta de color. Piensa en los lugares donde el sol es más luminoso y el color brilla en todo su esplendor y decide irse a la Provenza, específicamente a Arlés.

Éste será su lugar preferido, en sus propias palabras dirá que encuentra su Japón en Francia, como referencia a la afición que le había tomado a la cultura japonesa.

Allí se convierte en una máquina de pintar y hace sus mejores obras. Hay días que hace hasta tres pinturas y las tres son obras maestras. Su velocidad de creación me hace recordar a Evariste Galois, el matemático francés, que una noche antes de sostener un duelo escribe un libro de matemáticas genial, y lo hace de una manera febril como si supiera que iba a morir en el duelo, como realmente ocurrió. Con esa misma urgencia actúa van Gogh puesto que también se siente condenado a muerte.

Sigue pintando los temas a los que ya se ha habituado como los autorretratos y los girasoles, o utiliza motivos locales como en «Casa de Vincent en Arlés» (la casa amarilla); «Noche estrellada sobre el Ródano»; y «El patio del hospital en Arles». Además, explora otros tópicos como en «Campo de trigo» y «El Sembrador». En este último van Gogh hizo algunas aplicaciones de la teoría del color ya que tomó cuadros de otros artistas como referencia y les hizo mejoras o cambios, tanto a los de los japoneses como a los de otros pintores.

Ahora Vincent está convencido de haber llegado a su meta, pero se siente solo y entonces invita a los pintores más conocidos de su tiempo para que vayan a vivir a Arlés donde piensa establecer un taller de pintura. Pero sus invitaciones caen en el vacío, solo Paul Gauguin acepta. Así que viven juntos unos meses en la casa amarilla, pero tienen caracteres muy disímbolos y modos diferentes de ver e interpretar el universo, entonces chocan y terminan por separarse. A esta etapa corresponde, precisamente, el inicio de la locura de Van Gogh. El incidente que marca el punto de inflexión es cuando se corta una oreja después de una disputa con Gauguin. El hecho marca la separación de ambos pintores, de aquí en adelante Vincent Van Gogh pasara por varios periodos de internamiento.

Primero se interna en el hospital de Arlés, pero luego pasa su tiempo en diversos, hospitales, cerca de Saint-Remy y en Auvers-sur-Oise. Durante los periodos de lucidez sigue creando, desarrollando sus temas preferidos como los campos de trigo, los retratos y autorretratos, y el sembrador. En este periodo destacan las siguientes pinturas: «Lirios»; «La noche estrellada»; «Campo trigo con cuervos»; y «Almendro en flor».

A la edad de 37 años Vincent van Gogh muere a causa de una herida de bala. Al día de hoy aún no se sabe si fue un suicidio o un homicidio involuntario (Chaparro, S. 2013).

La calidad de su trabajo no fue reconocida hasta después de su muerte. Aunque sus cuadros se comenzaron a exhibir desde 1884 en el Salón de los Independientes, solo vendió un cuadro durante su vida, «La vid roja». No fue sino hasta 1946 cuando una exposición circulante de 172 cuadros de Van Gogh recorre Europa, suscitando en todas partes un enorme entusiasmo. Y doce años después, en octubre de 1958, en Londres, «El jardín público de Arlés» es vendido en la galería Goldschmidt en 132,000 libras esterlinas.

Esa falta de aceptación de su obra pictórica, lo mismo que la soledad de muchos otros hombres que pueblan la historia humana, señala el alto precio que ha de pagarse por ser diferentes, por no poder o no querer marchar con el rebaño. Aislado de su familia de origen (a excepción de su hermano Theo); sin pareja ni familia propia; sin ninguna relación estable dentro de su vida profesional, no le quedaban otros recursos que la locura o la muerte.

 

Hoy día se le considera uno de los grandes maestros de la historia de la pintura, ya que influyó a enormes artistas del siglo XX. De entre ellos destacamos a los expresionistas alemanes, a los fauvistas como Matisse, Derain, Vlaminck o Kees Van Dong. El estilo que crea Van Gogh será conocido en el futuro como Postimpresionismo, formando parte de él Gauguín, Cézzane, Picasso y otro más.

  1. Domenech, C. (2014). No todo es puro verso. Buenos Aires, Argentina. TEDxRiodela Plata. Recuperado de youtube.com
  2. Cathala P., Valode, N. (productores). Samama, LD. (director). BEHIND THE ARTIST. VAN GOGH, THE ABSOLUTE PAINTER. (Serie documental). LET´S PIX. PARIS PREMIERE. CNC.
  3. Van Gogh, V., (2018). Cartas a Theo. México. Editorial Fontamara.
  4. Galería de Van Gogh. Recuperado de https://www.vangoghgallery.com
  5. Roque, G. (1997). Van Gogh, teórico del color. Anales Del Instituto De Investigaciones Estéticas, 19(70), pp. 77-96. https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.1997.70.1789
  6. Chaparro M., S. (2013). Vincent van Gogh. Razón y Fe. Recuperado de: revistas.comillas.edu.