Palabra Dominical por el arzobispo Faustino Armendáriz

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IV Domingo Pascua

Yo soy la Puerta de la Ovejas

Jn 10, 1-10

El Evangelio de este Domingo nos presenta una bella imagen de Jesús, Él es la puerta.

Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido.

Jesús comienza una comparación alegórica cuyo significado, en el contexto es clara: Los dirigentes del pueblo se han arrogado puestos de poder por medio de la violencia y el miedo, generado explotación y miseria. Esta declaración es fuerte e hiriente, pues un ladrón, un bandido es quien se apropia de lo que pertenece a todos (cf 12,6), es quien usa la violencia (18, 40) es quien utiliza la confusión y oscuridad para arrebatar el derecho de otro.

Los ladrones y bandidos que saltan el muro se oponen al Pastor, a Mensaje que Jesús ha venido a comunicar.

Ante la situación extraordinaria ocasionada por el COVID-19, han surgido muchas voces, distintos protagonismos, innumerables iniciativas, basta con mencionar el inmenso mar de materiales, subsidios, videos, comunicados, etc. Todos ellos buenos y útiles. Pero a la luz de la Palabra de Dios, debemos preguntarnos: ¿Cuál es el espíritu que esta de tras de todo esto?

Recordemos que los bandidos y ladrones, también utilizan la confusión para saciar sus intereses, para apoderarse del bien ajeno y ponerlo al servicio de sus intereses y gustos. El ladrón solo viene a robar, a matar y a destruir.

A la Luz de la Palabra Divina, es bueno que iluminemos nuestra reflexión en este momento de adversidad, y tener en cuenta qué hay hombres y mujeres de buena voluntad que ante la emergencia sanitaria que estamos viviendo, han querido aportar un pequeño grano de arena, desde sus posibilidades, para que siempre estén atentos y que nuestro deseo de ayudar a las ovejas sea el mismo de Cristo, y que el criterio para ayudar desde cualquier ámbito, siempre será el ejemplo del Señor Resucitado, que da la vida por las ovejas. Él es la Puerta, cualquier otra motivación es vana y daña.

El Señor, como nuestro Pastor, sabe lo que necesitamos y suscita hombres y mujeres que, presentes en hospitales, hogares y comunidades sean puerta, con Cristo, de sanación y solidaridad. Hermanos que han dado la vida y que siguen corriendo riesgos para servir a los demás. Nuestra oración por todos ellos y que Jesús Buen Pastor sea su inspiración y fuerza para continuar.

+ Faustino Armendáriz Jiménez

Arzobispo de Durango