- Se estremece el gremio periodístico.
- La periodista colaboró en varios medios de comunicación y oficinas públicas.
Graciela Rosales/La Voz de Durango
El sensible fallecimiento de María Ana Hernández de los Ríos, estremeció al gremio periodístico quien rápidamente dispersó la lamentable noticia que para muchos fue sorpresiva, porque coinciden en que la última vez que la vieron, estaba trabajando, sonriente, amable, con ese don de gente que siempre la caracterizó y sí…”la vamos a extrañar”.
Yo la conocí hace muchos años, era una jovencita que trabajaba en el periódico Cima, la recuerdo entregada y responsable en los distintos cargos que ocupó a lo largo de su vida, estuvo al frente de varias oficinas de Comunicación Social, la del Partido Acción Nacional (PAN), de la Contraloría del Estado, en donde fue una buena colaboradora de María del Rosario Castro Lozano, a quien siguió apoyando hasta sus últimos días en el área de comunicación social de la Coordinación de Gabinete del Gobierno del Estado… ese fue su último trabajo.
También incursionó en la política y su pasión por servir a los demás la llevó a ocupar el cargo de regidora, pero lo mejor de su vida, indudablemente fueron sus hijos a los que formó con todo el amor que había en su ser: Ana Victoria y Raúl Eduardo siempre fueron su luz, su fuerza, su todo.
Desde que nos conocimos hicimos amistad, pero la relación fue más estrecha cuando fuimos vecinas, en el fraccionamiento 20 de Noviembre, ahí tuve la oportunidad de conocer a la otra María Ana, la madre, la hija, la amiga servicial y solidaria, esa forma de ser debe haberla heredado de su madre, una mujer bondadosa que siempre estaba lista para echar la mano y que seguramente ha recibido a María Ana en el cielo, con mucho amor.
En la redacción de este periódico La Voz de Durango, lamentamos este sensible fallecimiento por la calidad humana de María Ana Hernández de los Ríos, descanse en paz.