Pese a pandemia, construcción del muro no se detiene

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La preocupación se centra en que el nuevo coronavirus pueda abrirse paso en los campamentos temporales y los trabajadores puedan propagarlo a comunidades cercanas.

bulletTambién se llevan a cambio obras en la frontera con Canadá.

El Financiero

Estados Unidos. – Importantes proyectos de construcción que se llevan a cabo a lo largo de las fronteras con Canadá y México avivan los temores de que el nuevo coronavirus pueda abrirse paso en los campamentos temporales y los trabajadores puedan propagarlo a las comunidades rurales cercanas, que podrían no contener una pandemia.

Pese a las limitaciones de actividades en muchas partes del país, grupos de empleados viajan diariamente de los campamentos en Nuevo México para construir el muro fronterizo propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump.

A lo largo de la frontera norte, una compañía canadiense informó que empezará este mes a trabajar en el polémico oleoducto Keystone XL, lo que podría generar la llegada de miles de trabajadores a las comunidades rurales de Montana, Dakota del Sur y Nebraska.

Residentes, líderes tribales y funcionarios estatales han advertido que el arribo de gente de afuera podría empeorar la situación en zonas rurales con poca o nula infraestructura capaz de lidiar con un aumento de contagios. Tanto el muro fronterizo como el oleoducto están exceptuados de las órdenes de permanecer en casa que pretenden reducir la propagación del COVID-19.

Faith Spotted Eagle, una activista ambiental e integrante de la tribu Yankton Sioux en Dakota del Sur, dijo que la situación evoca los relatos de su abuela sobre las dificultades de la tribu para contener brotes de viruela y de gripe española.

“Estamos de vuelta en la década de 1800, el calvario está por llegar y ellos van a alzar su fuerte, esté o no justificado”, lamentó.

Las ciudades se han llevado la peor parte del virus hasta ahora en Estados Unidos, pero se espera que las zonas rurales también sean afectadas.

Eso se teme en la pequeña comunidad de Columbus, Nuevo México, donde los habitantes se sienten preocupados por la llegada de los trabajadores que erigen el muro fronterizo y que generalmente permanecen afuera de los pocos restaurantes del pueblo mientras que el resto de la población ha recibido la orden de permanecer en casa y guardar cierta distancia unos de otros.

“Mi conclusión es que nada vale que miles o cientos o decenas de personas contraigan el COVID-19”, explicó July McClure, que administra un estacionamiento local de casas rodantes y que trabaja como voluntaria en el Departamento de Bomberos.

En el poblado de menos de mil 500 habitantes, unos 30 trabajadores de la construcción están armando un campamento con camiones ajustadamente cargados, de acuerdo con los residentes del lugar. Otros se hospedan en dos pequeños hoteles.