Cristal, la droga barata y la más consumida

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AGENCIAS

Dado que de las drogas ilegales es la más consumida en México, el gobierno federal ha puesto especial atención en el combate al cristal, una variedad de la metanfetamina que resulta sumamente adictiva y de fácil producción, por lo que ya inunda el mercado del narcomenudeo con consecuencias desastrosas en lo social y en la salud de los adictos.

En la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del gobierno federal se asienta que el combate a su comercio y consumo “tendrá la mayor prioridad” en tanto que problema social, de salud pública y de seguridad, ya que su adicción genera alzas en la violencia y en delitos del fuero común y los de alto impacto.

En tanto que problema de salud pública, el gobierno de la República ha centrado su campaña contra las adicciones en el combate al cristal, al considerar que la lucha contra el narco debe empezar por luchar contra la drogadicción.

Actualmente este enervante es el que más se produce en México, ya que se puede procesar a partir de activos de medicamentos y sustancias industriales cuyo acceso no es tan complicado para los grupos de la delincuencia organizada que han visto en esta metanfetamina un jugoso negocio, dada la alta dependencia que genera, con todo y las secuelas que deja en el organismo de los consumidores, además de ser motivo de muchas de las disputas entre grupos criminales.

En ese sentido, José Javier Mendoza Velásquez, coordinador de la Capacitación Nacional en el Programa de Acción para Superar las Brechas de Salud Mental, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha señalado que hasta hace años la cocaína era una droga muy importante en el mercado, pero la llegada del cristal cambió por completo el panorama al ser de más fácil acceso y mucho más barata.

Según datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, en ese periodo acudieron a centros de rehabilitación no gubernamentales un total de 60 mil 582 personas. Las adicciones que reportaron fueron, al alcohol, 39.3 por ciento; cristal, 22.9 por ciento; marihuana, 14.3 por ciento, y a la cocaína, 2.6 puntos porcentuales.

VENENO AL ALCANCE DE CUALQUIERA

Según testimonios de consumidores, una dosis, en 2017, podía costar de 50 a 120 pesos, dependiendo de la calidad y el narcomenudista, y la distinguen por color: blanco, azul y rosa. La azul es la más diluida, y el más puro es el blanco, y entre más transparente, más puro.

La facilidad para conseguirla y la rapidez con que se genera la dependencia hacen que, en los últimos años, el número de pacientes que ingresan a rehabilitación se haya triplicado. Los estados con más consumidores son Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Durango, Nayarit, Jalisco, Guanajuato y Colima; siendo Michoacán, Sinaloa y Jalisco los estados de la República donde más se produce.

No obstante, no todo el cristal que se consume en México es de manufactura nacional, ya que un porcentaje de esta metanfetamina proviene de China y otro tanto llega de Centroamérica para luego ser enviada a Estados Unidos; sin embargo, la droga mexicana está llegando a mercados como Japón, Australia, España y Alemania.

Pero no solo para los cárteles es fácil y barato “cocinar” cristal, ya que en Internet hay un sinfín de tutoriales para elaborar esta droga a partir de ingredientes a los que casi cualquiera tiene acceso y se puede preparar en cualquier lugar donde haya un tanque de gas, con todo y que por la volatilidad de los componentes siempre habrá el peligro de una explosión.

Entre los ingredientes que se usan para elaborar metanfetamina están cabezas de fósforos, yodo, destapa-caños compuesto por hidróxido de sodio, nitrato de sodio y clorhidrato de sodio, combinado con aluminio; líquido para frenos, efedrina, sosa caustica y en algunos casos, raticida. Todo eso hace de la metanfetamina veneno puro.

SENTIRSE INVENCIBLE, TERMINAR COMO ZOMBI

El consumo de esta droga, como otras adicciones, no discrimina, ya que lo mismo hay adultos que jóvenes y hasta niños que han caído en la adicción al cristal, en parte por el bajo costo que tiene, pero también por la sensación que brinda.

Desde el primer consumo, este enervante tiene un efecto estimulante, intensifica las emociones, aumenta la capacidad para permanecer despierto durante más tiempo, da energía para hacer actividad física, aumenta la resistencia y disminuye la sensación de apetito, pero para recuperar esas sensaciones es preciso consumir más y en mayor cantidad.

Al paso del tiempo las consecuencias empiezan a ser más evidentes.

Según el Departamento de Salud de la UNAM, uno de los mayores riesgos de esta droga es que tiene menos riesgo de sufrir una intoxicación inmediata, lo que puede prolongar el consumo a largo plazo, que es cuando se generan cambios negativos en la capacidad motriz, se pierde capacidad de retención, afecta el aprendizaje y debilita el control de las emociones, además de causar paranoia, alucinaciones y psicosis, lo que sumado al síndrome de abstinencia, lleva a los consumidores a cometer delitos que pueden ir desde el robo hasta el homicidio.

En pocos meses, un adicto puede presentar severos cambios físicos: dado que se pierde el apetito, la baja de peso puede ser considerable, lo que con la desnutrición provoca que el tono de la piel cambie a uno más pálido, pero además puede producir efectos similares al acné, y dados los desórdenes mentales, el adicto puede rascarse una y otra vez en diferentes partes del cuerpo hasta provocarse llagas, eso sin contar que quienes se la suministran mediante inyección suelen presentar severas lesiones en la piel, con el riesgo que compartir jeringas implica.

Después de meses o años, dependiendo de la intensidad del consumo, un adicto al cristal asemejará más a un zombi por los daños tanto físicos como mentales.