Los pacientes se atienden con el corazón, no solo con las manos: enfermeras

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  • Diariamente se lucha contra la muerte; es importante entender y practicar el juramento que se hace.

Graciela Rosales/La Voz de Durango

La enfermera del Hospital Materno Infantil (HMI), Genoveva Pizaña Vázquez, mantiene vivo el juramento que hiciera hace 35 años al recibirse, “El Paso a la Luz”, no es otra cosa que la representación del amor con el que deben tratarse los pacientes y sus familias.

Con un visible amor a su trabajo, señala que diariamente junto a los pacientes, se enfrentan a la muerte y su deber es apoyarlos hasta el último momento, incluso después de que fallecen, porque todavía los preparan para entregarlos a los familiares.

En muchas de las ocasiones, también se asiste a los familiares, que generalmente muestran preocupación por el estado de salud de sus pacientes.

Genoveva, mujer mayor de cara afable y voz entusiasta, dice que hay pacientes que a veces se enojan, sin embargo, es su obligación mantener la calma y entender que pueden estar molestos o inquietos como consecuencia de la misma enfermedad, en esos casos hay que mantener la calma y tratar de tranquilizarlos.

Con 34 años de servicio, esta enfermera, agradece a Dios el haberle permitido escoger esta noble carrera de enfermería y darle el don necesario para luchar junto con sus pacientes contra la muerte, y reconoce que es Dios quien decide hasta dónde llega la vida.

La falta de medicamentos sí es un problema, pero cuando eso sucede, las familias recurren al DIF Estatal y el DIF Municipal y sí les ayudan.

Hermandad entre compañeros

La enfermera Linda Patricia Quintana Silva, con 45 años de servicio en el Hospital Materno Infantil, nos platica acerca de la convivencia que se da con los compañeros de trabajo, “es una hermandad, ahí todos necesitamos de todos y el paciente lo que más necesita es ver una cara amable en quien lo está atendiendo”.

Comprometida con su trabajo y luego de tantos años como enfermera, son innumerables las anécdotas de su vida profesional y aunque no todas han sido agradables, ella las recuerda como “gajes del oficio”.

Platica que, en una ocasión, una persona la quiso agredir porque pensaba que no se estaba atendiendo adecuadamente a su paciente; la realidad es que se trataba de una persona con un piquete de alacrán y en esos casos primero es la observación, salvo los casos en que la persona ya viene mal, entonces se atiende rápidamente, pero cuando no, solo hay que observarlos.

Linda Patricia estaba siguiendo el protocolo médico para este caso, no obstante, el familiar del paciente insistía en agredirla, por lo que se vio en la necesidad de llamar a jefatura y ellos sacaron a la persona del área de servicio médico.

Finalmente, reconoce que, a lo largo de su carrera, los médicos son aliados, son parte de esa familia que convive con muchas horas para enfrentar la carga de trabajo que es mucha y permanente en los hospitales.