Posadas, bella tradición ahora desvirtuada

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  • Preparación navideña.
  • Una manera de evangelizar a las culturas del nuevo mundo por frailes jesuitas, siglos después aún perdura en barrios, colonias y algunas parroquias donde se dan aguinaldos o bolos a los asistentes, principalmente niños.

Josélo Fuentes Delgado/La Voz de Durango

“En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar, mi esposa amada…”, así inicia el cántico para pedir posada que recuerda la travesía de Nazaret a Belém de José y María, ella a punto de dar a luz al niño Jesús, ya que durante el trayecto fueron rechazados de mesones y algunos hogares, hasta que lograron refugiarse en un establo que almas caritativas les brindaron.

Tradición que logra sobrevivir a la modernidad y alcanzó arraigo en las familias mexicanas, tanto del norte y del sur del país, con sus muy particulares distinciones y características de las diferentes regiones y apegadas a lo señalado en los evangelios de la Biblia relatando los nueve días previos a la Navidad.

Niños y adultos cantando los coros de la posada, acordando quien serán de adentro y de afuera, portando velitas y luces de bengala, mientras que los mejor portados cargan a los peregrinos en tanto esperan la invitación a pasar a la casa que les dará abrigo por una noche.

Pero ahora, son fiestas, pachangas, bailes, salón, borracheras, carnes asadas, celebraciones, convivios decembrinos, festejos navideños, de cualquier nombre se le ha llamado ahora a las tradicionales posadas, para convertirlas en todo menos en la conmemoración cristiana de la espera al Nacimiento del Niño Jesús y el peregrinar de la Sagrada Familia.

Líderes religiosos y representantes de la Iglesia católica, reconocen la total ausencia de prácticas de reflexión, fomento de valores, unión familiar, las buenas costumbres y la tradición en estos nuevos festejos donde predomina la música a todo volumen, excesos en la ingesta de bebidas alcohólicas y hasta drogas para justificar la alegría “artificial” y desmedida de una fiesta, sin la presencia de Dios como centro de la celebración.

Actualmente, a todo festejo en el mes de diciembre, antes del 16, se le denomina “preposada”, cuando la denominación real son festejos decembrinos, convivios navideños, pero no las tradicionales posadas, quedando solo en algunos barrios y colonias personas que de buena fe y con mucha voluntad mantienen vivas las tradiciones por décadas.

Recientemente aún existen familias en el tradicional  Barrio de Analco, la colonia Maderera, El Huizache I y II, así como el Barrio del Tepeyac, en calle Guadalupe, entre Prolongación Felipe Pescador y bulevar Armando del Castillo Franco, en las inmediaciones del desaparecido Mercadito o Mercado Independencia, son de los pocos lugares, a excepción de templos y parroquias, donde encuentran aún arraigo las populares posadas en la capital donde participan chicos y grandes evitando que muera la tradición.

MÁS DE 50 AÑOS DE TRADICIÓN

Es en el Barrio del Tepeyac, en calle Guadalupe donde hace más de 50 años la tradición sobrevive y varias familias no la dejan morir para organizar las posadas en cada año con la participación de vecinos del lugar, incluso con la participación de personas y niños de otras colonias y barrios de la capital.

Una maestra jubilada, de nombre Aurelita (+), tenía muy arraigada la tradición al punto de promoverla con los niños de la calle y preservarla con cantos y la práctica tradicional del pedir posada, rezar en cada domicilio y entregar un modesto aguinaldo, o alguna fruta como las naranjas o cañas a los niños que acudían a rezar. Hay generaciones recientes que la recuerdan con afecto y refieren cantar con algún pandero metálico de figuras infantiles, latas forradas con papel de china o pintura de colores y dentro con piedritas o frijoles a manera de improvisadas sonajas.

A principios de la década de los ’70, doña Raquel Delgado Juárez (+), retomó la tradición para realizarla entre vecinos de la calle y su familia. Fue hasta la noche del 18 de diciembre de 2013 cuando falleció, después de rezar por la tarde su posada “rosario en mano”, para continuar a la fecha sus hijas, Sandra Cecilia, Guadalupe Raquel y Dulce Patricia y sus nietos, con la organización y preservación de las posadas. El 25 de diciembre de ese año cumpliría los 74 años, pero su memoria sigue en la costumbre de una tradición que se resiste a desaparecer.

POSADA DURANGUENSE

Conforme a las costumbres de Durango, la posada inicia en alguna de las nueve casas de los participantes, previa distribución, y se inicia con el rezo del Santo Rosario, y entre cada estación según el día que toquen los misterios, se acompañan con cantos de la temporada que gustan a chicos y grandes, acompañados de algún pandero, sonaja o instrumento musical.

Al término, se reparten los acostumbrados bolos (así se les denomina en la Comarca Lagunera de Durango), aguinaldos o fruta de la temporada, incluso atole, ponche, tamales o buñuelos, dependiendo del presupuesto del anfitrión, que puede incluirse también con quebrar alguna piñata al final de los rezos.

Posteriormente, dos niños, generalmente los mejor portados, cargan a los peregrinos que pueden ir en una tarima pequeña de madera, para salir y caminar al siguiente domicilio seguidos de los participantes de la posada, interpretando algunos cánticos -Ya van caminando los esposos santos, vamos, vamos, todos siguiendo sus pasos…-.

Ocasionalmente puede ser una pareja de niños, que representen a los santos esposos y en la caracterización pueden caminar adelante del contingente, emulando la travesía.

Al llegar al siguiente domicilio se dividen en dos grupos, quienes cantarán dentro representando a los dueños de la vivienda o el mesón, los de afuera serán los peregrinos solicitando posada por una noche. Al ingresar los Santos Peregrinos son colocados en un lugar especial donde al día siguiente se va a rezar de nuevo y así durante los nueve días previos a la Navidad.

FUSIÓN CULTURAL

El “Panquetzaliztli”, es el décimo quinto mes del calendario Azteca, del 17 diciembre – 5 enero y tiene que ver con el nacimiento del dios de la guerra, Huitzilopochtli. Durante este mes que se festeja la transición al invierno, ya que las celebraciones comienzan desde nueve noches antes de la entrada del invierno que correspondiente al 12 de diciembre, después de esta fecha se realizan nueve noches con procesiones o marchas nocturnas que terminan aproximadamente por el día Coatl (21-22 de diciembre). Este periodo es muy similar y coincide con los festejos navideños en Europa.

De acuerdo a los textos de historia, durante la Conquista española, para facilitar la Evangelización cristiana de las culturas y pueblos indígenas dicha festividad fue reemplazada, como otras figuras, cultos y creencias prehispánicas.

Se habla que, gracias a fray Diego de Soria, surgen las primeras posadas en el México colonial cuando en 1587 solicita autorización (bula) al Papa Sixto V para realizar en todas las iglesias de la Nueva España misas de aguinaldo entre el 16 y el 23 de diciembre y en las que también se representaría la llegada de la Navidad.

Estas celebraciones cobraron tal fuerza que ya en el siglo XVIII se realizaban tanto en las iglesias como en muchas calles del país y cobraron arraigo en barrios y colonias, hasta llegar a las familias donde actualmente se practican, pero amenazan con extinguirse.

Actualmente en las posadas actuales los invitados se dividen en dos grupos, el primero se quedará en el interior de la casa y representará al posadero; mientras que afuera de la casa estará el segundo grupo representando a los peregrinos pidiendo posada. Entre ambos grupos cantan “villancicos”, donde unos piden posada, mientras otros la niegan; al cabo de unos cuantos versos los posaderos son convencidos de dar posada y dejan entrar a los peregrinos.

CELEBRACIONES SIN DIOS

Opinan autoridades eclesiásticas entrevistadas por La Voz de Durango que, en estas fechas, toda celebración con motivo de la Navidad, su centro debe ser Dios, prepararse para la llegada del Salvador y dejar que entre en nuestros corazones, en nuestro hogar, en el trabajo, naciendo con Él de nuevo y entregando lo mejor de nosotros mismos.

En la reflexión que hace la Iglesia católica con relación a las posadas, es que si bien han perdido sentido las celebraciones para derivar en supuestas posadas, donde hay de todo menos el amor a Dios, debe retomarse y ver el sentido real y verdadero de la evangelización con los actos de un buen cristiano, en el amor a los demás, la tolerancia, el fomento de valores y las tradiciones.

Lo máximo para este periodo de espera, de consolidar el amor a Dios y a los demás es el compartir. Compartir nuestro tiempo, nuestras pertenencias, lo que tengamos y no lo de sobra, sino el dar además de lo material lo espiritual. Visitar al preso, al enfermo, al abandonado, reconciliarnos con quien tuvimos alguna discusión, practicar la misericordia en este año dedicado a ella.

Para el párroco de Catedral, Francisco del Campo Galindo, esta riqueza de tradición es un ejercicio de preparación para el nacimiento de Jesús, con la participación de toda la familia y con ese fin se fomenta la unión y los valores de la convivencia.

“En México y a nivel internacional se busca la forma y la manera de realizar un proyecto integral de Pastoral para rescatar esos valores dentro de la familia y sobre todo la comunión con Dios de todos sus integrantes y sean personas de bien. A veces os dejamos llevar por las realidades mundanas olvidándonos de lo esencial, lo que importa y nunca morirá”.

Recordó el sacerdote que la situación mundial requiere de seres humanos preocupados por el bienestar de otros, sembradores de paz, que llevan la palabra de un Cristo que nació y busca la reconciliación de los corazones de toda la humanidad, alejando el rencor, la guerra y el sufrimiento de los que menos tienen.

TRADICIÓN CATÓLICO-CRISTIANA

*Representan también la travesía que realizó la Sagrada Familia para participar, en un inicio, en un censo y que terminó con la huida de María y José cuando se enteraron de las oscuras intenciones del rey Herodes; asimismo estos nueve días de posadas representan los nueve meses del embarazo de María.

*De acuerdo a la práctica de la religión católica, las posadas son las nueve festividades que tradicionalmente se organizan del 16 al 24 de diciembre, es decir, previas a la Navidad. La pareja, esperaba encontrar algún lugar donde pasar la noche ante los peligros del camino, por ello el término “Pedir Posada”.

*Debido a la inseguridad de aquellos caminos y lo prolongado del viaje, algunas regiones entre Nazaret y Belém, estaban plagadas de salteadores que asolaban el lugar y asediaban las caravanas de mercaderías para asaltarlas y apoderarse de materias de gran valor, entre ellas la seda, el oro, especias, hasta joyas y artículos exóticos.

*De ahí que en varias viviendas donde solicitaron posada les fuera negada la hospitalidad, al creer que se trataba de un engaño, una treta para hacer que el propietario de la vivienda abriera la puerta y los malhechores entraran para someterlo y apoderarse de sus pertenencias, ya que era muy remota la posibilidad de una pareja viajando solos y durante la noche.