- Alcohol, drogas, culpa y arrepentimiento.
- En la fase terminal de un cáncer maldito, habla de sus excesos.
Graciela Rosales/Voz de Durango
Con un diagnóstico de cáncer en fase terminal, entre lágrimas, culpas y arrepentimiento, Gabriel pide a la Virgen de Guadalupe, le dé salud, tiempo para reivindicarse ante el daño severo que causó a sus hijas, a su esposa y a su hermana menor; fueron el alcohol, las drogas y los excesos que lo llevaron a ejercer violencia física y emocional en contra de quienes ahora en un gesto de amor lo han perdonado.
Tendido en su cama, con poca movilidad, pero con muchas ganas de vivir, Gabriel, de 51 años, con serios problemas económicos, da muestra de fe y ante la proximidad de la festividad guadalupana, pide un oncólogo que lo ayude, que le opere el tumor ubicado en el riñón, con metástasis en la vena cava, columna vertebral y pulmón… no acepta la cercanía de la despedida; “yo quiero vivir y voy a seguir luchando por la vida”.
Pero todo parece indicar que es tarde, hace apenas unos días lo dieron de alta en la Clínica No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) porque al parecer ya no se puede hacer nada; la cercanía del tumor con la vena cava hace imposible extirpar el tumor, los riesgos son altos, pero la esperanza es inmensa.
Hace un año, Gabriel comenzó a sentirse mal, le dolía la espalda, había perdido mucho peso en poco tiempo, por lo que fue al consultorio que le correspondía de la Clínica 44 del IMSS y la profesional negligentemente dio un diagnóstico equivocado, le comentó que padecía colitis y desgaste en la columna vertebral, así que la galena del consultorio 5 del turno matutino le recetó en reiteradas ocasiones únicamente paracetamol y ranitidina, además de decirle que la pérdida de peso era normal y que era conveniente que bajara dos kilos más, no percatándose jamás de la presencia del cáncer, que es la enfermedad que padece desde entonces; fue hasta el 21 de octubre del año en curso cuando ya no pudo más y de nueva cuenta fue a la misma clínica con la misma galena, pero al recibir el mismo diagnóstico -colitis y espolones en la columna- Gabriel decidió ir con la directora de la institución, siendo ella quien luego de practicarle un ultrasonido lo diagnosticó con cáncer renal y lo envió de inmediato a la Clínica No. 1 para ser internado. Lamentablemente, el cáncer ya había hecho metástasis y el paciente presenta un alto grado de desnutrición y anemia.
Las lágrimas aparecen como queriendo lavar la culpa atorada en su corazón, se cubre la cara, solloza y María, su esposa, se aproxima rápidamente a brindarle consuelo; Gabriel reconoce haber golpeado a su mujer y a su hija mayor que como podía se interponía para evitar que la violencia llegara a su hermana menor.
Y ahora son ellas, a las que golpeó, las que lo cuidan, las que lo han perdonado de corazón, pero el perdón no borra los recuerdos y estos se escurren por sus mejillas, le avergüenza su pasado “ya les pedí perdón”, incluso cuando conoció el adverso diagnóstico, pidió a María de quien se había divorciado hace años, que volvieran a casarse.
SE CASA POR SEGUNDA OCASIÓN CON LA MADRE DE SUS HIJAS
Hace unos días, La Voz de Durango, el Registro Civil y su hermana menor, hicieron posible uno de los últimos deseos de Gabriel, casarse por segunda ocasión con la madre de sus tres hijas y acepta que todavía la ama; “siempre nos quisimos, pero el alcoholismo, las drogas y la violencia” los separaron. Y recuerda con emoción cómo conoció a María, su esposa. “la conocí aquí en la esquina, en la parada del autobús… me gustaba todo de ella y sí, fui romántico en la conquista”.
“Quiero vivir, voy a luchar” y afirma que si Dios le da la oportunidad de sanar, dedicará su tiempo y esfuerzo a cuidar de su familia, y dará testimonio de su vida de excesos para que quienes ahora se hunden en los vicios, reflexionen y valoren la importancia de la vida, que hagan conciencia de que no solo destruyen su vida, sino la de toda la familia, de hecho estas líneas son su primer testimonio. Contar su experiencia es difícil porque trae a su mente recuerdos, momentos terribles que le entristecen.
“Nunca me gustó drogarme, pero fui borrego, me dejé llevar, consumí alcohol, cocaína, a veces sentía unas taquicardias horribles, la resaca”, pero aunque una y otra vez su hija le repetía que los excesos le pasarían factura en la salud, él se negó a escuchar esas palabras que ahora tristemente entiende.
Los excesos lo llevaron a dormir en las banquetas, a amanecer en bandarilla una y otra y muchas veces. “Era muy peleonero, ya cuete me peleaba” y sonríe al decir que “fue bueno para los golpes”.
“Si volviera a nacer, si pudiera volver el tiempo atrás, viviría diferente, no consumiría vino, ni drogas, mucho menos atentaría contra la familia”, y recuerda a su hermana menor con quien se reencontró hace poco, “también a ella le hice le daño”, pero me perdonó, y de nueva cuenta sus ojos se llenan de lágrimas.
Y así con la esperanza de un milagro guadalupano, Gabriel espera la salud, la oportunidad de resarcir el daño a sus seres queridos; “me preocupa dejar desprotegidas a mis hijas, a mi esposa, a la familia, pero no tengo miedo de morir, estoy listo”.
Su estado de salud no le permite trabajar y en consecuencia, no tiene ingresos para enfrentar las necesidades médicas que suelen ser bastante costosas, debido a que ya se encuentra en cuidados paliativos, por lo que se solicita la colaboración de personas de buen corazón que tengan a bien apoyarlo en especie con pañales desechables para adulto talla chica, toallitas húmedas, Lysol desinfectante, pañales cubre cama, jeringas para insulina, guantes, cubre bocas y una faja lumbar fija de talla chica para disminuir el fuerte dolor que padece y lo mantiene postrado en la cama. Cualquier ayuda será bien recibida y agradecida, por lo que pueden comunicarse al número de celular 6182068274.
