Elementos que debe llevar el altar de muertos

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AGENCIAS

La parte más conocida de esta celebración es el altar de muertos que se pone en casa y que es el centro del convivio con nuestros difuntos. Es, además, lo que más representa la fusión del mundo indígena y del católico integrando símbolos de ambos y dándoles a veces significados nuevos.

Aquí te presentamos cómo es en general un altar de muertos para que pongas el tuyo con tu familia en memoria de quienes ya fallecieron. (Dependiendo de donde vivas, puedes encontrar variaciones). Eso sí: si hay niños difuntos deben tener un altar para ellos y no junto con el de los difuntos mayores.

Cada elemento del altar tiene un significado e invita a los espíritus a viajar desde el mundo de los muertos para convivir con su familia y hacerles llevadero el viaje de regreso.

ARCO: Representa la entrada al mundo de los muertos. Se adorna con flor de cempasúchil.

 

 

 

AGUA: Refleja la pureza del alma y el ciclo continuo de la regeneración de la vida (que tiene que ver con la cosecha) Además, calma la sed del espíritu.

NIVELES: Los altares tienen por lo menos dos niveles (la tierra y el cielo). Algunos disponen de tres (incluyen el purgatorio para unos, o el inframundo para otros), y el más tradicional, siete (los pasos para llegar al cielo).

COPAL O INCIENSO: Desde la época prehispánica se le atribuía al copal el poder de purificar el ambiente.

 

 

FOTOGRAFÍAS: Imágenes de quienes fallecieron y a quienes se dedica el altar. Se colocan en el nivel más alto.

ALIMENTOS, FRUTAS Y BEBIDAS: Las favoritas de los difuntos, aunque tradicionalmente: mole con pollo o guajolote, tortillas, frutas (mandarina, caña, limas y tejocotes) y dulce de calabaza, además de maíz, frijol y chile. Entre las bebidas, que no falte el chocolate preparado con agua.

PAN: Alimento para las ánimas.

MINIATURAS: En muchos lugares se colocan en el altar miniaturas en barro o papel maché de calaveritas bailando, tocando instrumentos musicales, jugando y disfrutando la vida de diferentes maneras. Es un modo alegre de adornarlos.

SAL: Simboliza la purificación de los espíritus en el purgatorio.

FLORES: El cempasúchil (o zempoalxóchitl) es la flor tradicional que se usa en los altares porque su aroma guía a los espíritus al mundo de los vivos. A los niños se les ponen alhelí y nube, que representan pureza y ternura. Es común poner caminos de pétalos para guiar a los difuntos al altar.

CALAVERITAS: Están distribuidas por todo el altar y pueden ser de azúcar o de barro. Generalmente son muy coloridas. Lo ideal es que cada difunto tenga una con su nombre.

 

PAN DE MUERTOS: Tiene forma de domo, está adornado con huesos que forman una cruz y una bolita arriba —el cráneo—. Hay que ponerlo en el altar y, además, disfrutarlo con la familia.

 

VELAS CIRIOS O VELADORAS: La luz simboliza la esperanza y es una guía para que las ánimas lleguen a nuestros hogares y para alumbrar su camino de regreso a su morada. Generalmente, hay una vela por cada difunto. Pueden ser blancas (pureza) o moradas (duelo).

 

PAPEL PICADO: Representa la alegría por la visita de los fallecidos y simboliza el viento (¿recuerdas lo de “volar como banderas”?).

OBJETOS PERSONALES: Los más preciados de los difuntos. A los niños se les deja un perrito izcuintle (xoloitzcuintle) de juguete para que se sientan contentos al volver.

EXTRAS

DULCES: Para los muertos chiquitos, los altares llevan dulces de alfeñique de diferentes formas, como animalitos o flores.

ASEO: En algunos altares es frecuente encontrar jabón, espejo, toalla y peine para que los muertos se limpien al volver.

CRUZ: De sal o de ceniza, a un lado de la imagen del difunto.

PETATE: Puede ser pequeño o grande. Es importante porque sirve para dormir, como mantel para poner en él los alimentos y como mortaja.

GOLLETES Y CAÑAS: Los golletes son panes en forma circular y se colocan sostenidos por una caña. Simbolizan el tzompantli, la empalizada donde se dejaban los cráneos de los enemigos en épocas prehispánicas.