Ideario

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Por Azu Macías

Borrón y cuenta nueva… sentados a ambos lados del sofá con la mirada nostálgica tras años recorridos en el camino mientras intentaban (otra vez) hacer que su relación funcionara, escuché casi en murmullo decir: “Lo intento, pero no puedo olvidar”, dijo ella mientras corría una lágrima por su mejilla y en su mirada yo podía ver cómo repasaba el camino de imágenes de todos los dolores sentidos en esa vida en pareja de los que no podía deshacerse, volteó y me preguntó: “¿Cómo le hago para que se me olvide todo?”.

El borrón y cuenta nueva es una expresión que he escuchado muchas veces incluso la he dicho en ocasiones y es que suena tan esperanzadora la idea de que nuestra mente funcione como los dispositivos electrónicos: es tan fácil borrar una conversación del móvil, el archivo ese en el que cometimos un error, la fotografía donde no nos gustó como salimos.

En nuestra mente, sin embargo, día a día nuestros sentidos captan miles de estímulos entre los que debe elegir los que resulten más relevantes para organizarlos en cajones; encontramos de forma más inmediata las cosas de mayor relevancia en nuestra vida o las más recurrentes, el resto parece ser que se diluye como cuando vamos pasando el dedo por encima de la pantalla del móvil mientras revisamos el Face y damos like solo a lo que creemos que va de acuerdo con nosotros.

Los recuerdos están casi siempre teñidos por las emociones que sentimos en el momento, es por ello que aunque relatamos la misma experiencia con alguien, esa persona recuerda detalles que para ella resultaron relevantes mientras que nosotros recordamos otros; con ello podemos comprender que la mayoría de nuestros recuerdos son parciales y además matizados de forma especial con  un color distinto dependiendo de la emoción que experimentamos en esa situación.

Lo cierto es, que no existe aún la aplicación que nos permita ir a una carpeta de la mente y borrar todo lo que no nos gusta a voluntad, nuestra mente parece funcionar más bien como la nube del internet: lo que se sube se puede borrar del dispositivo (móvil, PC, tablet), pero no se puede borrar, una vez subido ahí queda guardado en algún lugar del ciberespacio al que podemos no tener acceso, pero parece que forma parte de nuestro historial.

¿Qué se puede hacer si no se pueden borrar los eventos dolorosos de nuestra vida, los errores, las dificultades? Algunos toman la decisión de cargarlos, otras de reprimirlos, para mí la opción más viable sería integrarlos a nuestro ser: permitirnos  construir versiones más completas de nosotros mismos en las que logramos aprender de los errores, descubrirnos más fuertes y más sabios tras los dolores para no hacer una maraña de acciones con el afán de querer borrar lo que no puede ser borrado mediante el alcohol, las drogas, el exceso de trabajo, etc. Dicen que para ser feliz se requiere tener mala memoria, yo diría que más bien que requiere liberar los recuerdos quitándoles la carga de dolor asociada a ellos, sanándolos.